¿Cómo puede generar innovación la nueva Sociedad Estatal para la Transformación Tecnológica?

Tras instaurarse en Barcelona en 2006, y solo interrumpido en 2020 por la pandemia de coronavirus, el Mobile World Congress (MWC) pasaba su examen más importante en esta edición. Por una parte, pretendía recuperar el trajín de otros tiempos y congregar a cerca de 95.000 asistentes. Por otra, que las empresas y entes públicos anunciaran novedades de relumbrón. Y, en este sentido, el propio Gobierno de España ha sido de los más avezados; si en la cena de inauguración el presidente Pedro Sánchez aportaba los detalles de la construcción de un modelo fundacional de inteligencia artificial (IA) en español y lenguas cooficiales, Red.es hacía lo propio con el lanzamiento de la Oficina Nacional de Emprendimiento.

Sin embargo, el mensaje que ha dado más que hablar lo transmitía José Luis Escrivá, ministro de Transformación Digital y Función Pública, quien ponía en órbita una nueva empresa pública, la Sociedad Española para la Transformación Tecnológica (SETT), con una dotación de 20.000 millones de euros para aunar todas las inversiones digitales y que integrará, tal y como subrayaba, la participación del 10% de Telefónica que el Ejecutivo tenía previsto. Incluso, en algunos lugares ya se especula con que pueda llegar a comprar Minsait, perteneciente a Indra.

Pero dejando atrás rumorologías, este ente, ya popularmente conocido como el SEPI tecnológico, y que será aprobado la semana que viene en el Consejo de Ministros, reunirá bajo su dirección iniciativas ya existentes como el PERTE Chip, el fondo Next Tech, o el fondo del Hub Audiovisual, para desarrollar operaciones con visión a medio y largo plazo.

Para analizar lo que dará de sí el SETT y cómo puede, y debería, influenciar la economía digital local, ComputerWorld se ha puesto en contacto con el experto y director del Máster en Negocio Digital de ESADE, Xavier Busquets, quien, ávido de ver cómo esta compañía pública dirige su idiosincrasia y sus actividades, en una primera aproximación estima que “tiene sentido” que el Estado tenga interés en supervisar una industria “estratégica”, con respecto a su propiedad y accionariado, como lo es la de la tecnología y las telecomunicaciones, más allá de que pueda generar ciertas críticas desde las opiniones más liberales.

"Es imprescindible que el Estado tenga mayor capacidad en sectores de alto valor añadido generando I+D y creando demanda sofisticada"

“Precisamente, hasta los países con el mercado menos regulado se guardan una capacidad de intervención en el ámbito de las nuevas tecnologías”, expresa. Busquets pone como ejemplo al Defense Advanced Research Projects Agency (comúnmente conocido como DARPA) de los Estados Unidos. A este se refiere como un organismo que, sin tomar parte de las empresas, promueve contratos de desarrollo y acciones de I+D. En otras palabras, crea demanda sofisticada. “Un gran activo es que genera problemas y financia a las organizaciones para que los resuelva”, y cita el contrato que salió a concurso para generar una nube pública en el Pentágono. “Plantea proyectos que hace que el talento se movilice y, lo que distingue a las nuevas tecnologías de otros sectores es el tipo de talento con el que cuenta”

Es en este punto clave, en el de la demanda sofisticada, en el que el experto determina el éxito futuro de la SETT. “De la intervención del ministro me queda claro que busca tener una participación en empresas clave, y eso tiene lógica”, reitera. “Pero, si va a financiar este tipo de estrategias de demanda sofisticada, la idea es muy acertada”.

Escrivá indicaba, durante su intervención en el MWC, que el SETT “supondrá un paso más en el ambicioso proceso de transformación tecnológica que está protagonizando España”  y que reforzará la soberanía digital estratégica en un momento de gran competencia internacional. Por su parte, Busquets cree que “equilibrar el juego del mercado con la defensa de los intereses tiene que resolverse con esa promoción de proyectos” antes mencionada. “El país tiene un problema de productividad con respecto a otras geografías europeas y es imprescindible que el Estado tenga mayor capacidad en sectores de alto valor añadido. Y eso solo se hace generando I+D para ganar riqueza, formación y mejores salarios. Nos jugamos el bienestar del país, que tiene que ver con esa demanda sofisticada, que podrá asegurar el futuro del bienestar a largo plazo”. Mientras, concluye, habrá que esperar qué medidas concretas va tomando la nueva Sociedad.