¿Acabará 802.11n con las redes cableadas?

¿La llegada del nuevo estándar wireless supondrá la muerte definitiva del cable como medio de acceso a la LAN?

En muchas empresas, la visión del networking inalámbrico ha estado limitada a una interpretación de la tecnología como recurso de nicho, sólo de utilidad como solución temporal en áreas en construcción o para zonas muy específicas, como salas de juntas o comedores. La escasez de despliegues más ambiciosos de WLAN es comprensible, dado que Wi-Fi proporciona menores niveles de fiabilidad y velocidad que la Ethernet cableada. Además, Ethernet es una tecnología conmutada, mientras que las propuestas wireless se basan hasta ahora en la compartición del ancho de banda. Pero el nuevo estándar 802.11n resolverá este problema de rendimiento, abriendo la puerta a nuevas aplicaciones inalámbricas, como la voz sobre IP y la videoconferencia. De hecho, hay quienes ven a la próxima generación de Wi-Fi como el sustituto de Ethernet.
Algunas empresas ya se preguntan si ha llegado el momento de abandonar las redes locales cableadas como medio de conectar a sus usuarios a la red corporativa.¿Acabará 11n con los viejos conocidos conectores RJ45? Bourton Group ha asumido el reto de responder a la cuestión. Recientemente, la consultora publicaba un informe en el que se aborda la posibilidad de que la generalización de la tecnología Wi-Fi de alta velocidad, basada en el nuevo estándar 802.11n, suponga la agonía de las LAN cableadas. Aparentemente, la cuestión tiene fácil respuesta. Por principio, las empresas siempre han estado interesadas en dotar a las conexiones cableadas de sus empleados de la mayor capacidad posible, y hoy ya es habitual la presencia de Gigabit Ethernet en los entornos laborales. Sin embargo, los primeros productos WLAN que están apareciendo en el mercado siguiendo la versión 2 del borrador del estándar 802.11n operan a velocidades de entre 150 y 180 Mbps, capacidad que ha de ser compartida por todos los usuarios conectados a un determinado punto de acceso. El informe de Bourton Group recuerda además los problemas que introducen las WLAN en aspectos como gestión de radiofrecuencias y nuevos retos de gestión y seguridad. Entonces, ¿por qué Wi-Fi?
Para la firma consultora, sólo hay una respuesta: la movilidad que aporta. Se trata de una tendencia que tiene sus bases en la propia experiencia de los usuarios. Entre las nuevas generaciones hay una gran mayoría de gente que como usuario particular nunca ha utilizado una conexión por cable. Y estos usuarios esperan poder disponer de un Wi-Fi ubicuo. “Es una fuerza imparable”, afirma la consultora. La movilidad se ha convertido en una prioridad para muchas empresas. Cada vez hay más empleados que pasan parte de su jornada fuera de sus mesas de trabajo, accediendo a la red desde cualquier lugar para correr aplicaciones de negocio y de colaboración desde cualquier lugar y en cualquier momento.
Por otra parte, los retos adicionales que introduce el despliegue de WLAN están siendo cubiertos por un número creciente de nuevas herramientas especialmente orientadas a estos entornos. Y en un futuro no muy lejano, “los conmutadores LAN incorporarán soporte de clientes wireless como característica básica, lo que dificultará la compra de productos cableados y wireless por separado”.

La cuestión del rendimiento
El informe también aborda la gran diferencia de rendimiento entre Gigabit Ethernet y 11n, aunque reconociendo que para muchas empresas no es tan importante disponer de tanta capacidad de proceso porque sus usuarios no suelen trabajar con tan grandes ficheros como para justificar su utilización. Además, según el estudio, si bien 802.11n es más lento que Gigabit Ethernet, las diferencias en los tiempos de descarga en ambos entornos son insignificantes. En las pruebas realizadas por la consultora, incluso con una densidad de 20 usuarios por punto de acceso, “los tiempos de descarga de archivos se movieron entre dos y ocho segundos, un rango satisfactorio para muchos usuarios”. Bourton Group espera que, además, 802.11n acabe acercándose a los niveles de rendimiento ofrecidos por Fast Ethernet, “más que suficientes para un gran número de empresas”.
Trabajando con 11n a 150 Mbps y 20 usuarios compartiendo el punto de acceso, cada uno de ellos obtiene una media de 7 Mbps de capacidad de proceso, una velocidad de la que todavía casi nadie puede disfrutar en los accesos domésticos con DSL o cablemódem. Esto justifica lo que la consultora llama “un cambio de mentalidad”, necesario para empezar a evaluar los rendimientos de diferente manera a cómo se suele hacer ahora. Como parte de ese cambio de chip, el informe se refiere en concreto a los distintos rendimientos de las aplicaciones de VoIP que se consiguen con Gigabit Ethernet y 11n, respectivamente, en cuanto a latencia y jitter. En ambos casos, 11n ofrece resultados considerablemente peores: la latencia es aproximadamente 20 veces mayor que la correspondiente a Gigabit Ethernet, y el jitter puede llegar a ser hasta 150 veces superior. “Pero ¿a quién le importa?”, pregunta el estudio. El valor absoluto de los resultados de 11n sólo representa una pequeña fracción de las expectativas de los despliegues de VoIP wireless. Tanto la latencia como el jitter en estas redes inalámbricas puede ser lo “suficientemente bueno” como para trabajar sin problemas, argumenta la consultora.
Y muchas empresas están de acuerdo. Para algunos usuarios, en determinados entornos, más importante que el ancho de banda de que se disponga es la posibilidad de conectarse desde cualquier lugar. Esa es la clave. Para este sector de opinión, 150 ó 180 Mbps es una velocidad aceptable, teniendo en cuenta que todavía la gran mayoría de las empresas siguen trabajando con conmutadores de 100 Mbps.

Preparando el futuro
Otros usuarios, sim embargo, defienden lo contrario, admitiendo que en algún momento tendrán que trabajar con capacidades superiores a los 180 Mbps para cada empleado. Además, en grandes superficies o con elevadas densidades de usuario será necesario instalar un gran número de puntos de acceso. En cualquier caso, las aplicaciones están cambiando, uniendo voz, vídeo y datos para mejorar la colaboración y, en consecuencia, demandando mayores anchos de banda. Cambios que forzarán a los estándares wireless a soportar mayores velocidades o quedarse rezagados en el mundo de los negocios. Nadie querrá renunciar a usar en modo inalámbrico las aplicaciones y servicios con los que trabajan habitualmente en sus PC fijos. Para algunas necesidades específicas, como los entornos científicos, esto ya es una realidad y 11n no es suficiente.
Mientras tanto, los proyectos WLAN de empresa a gran escala que se vayan a realizar dentro de 12 ó 18 meses deberían tener muy en cuenta 11n, recomienda Bourton Group. Conformarse con 11g y velocidades de entre 20 y 25 Mbps no tendrá sentido, cuando para el otoño de 2008 se espera que muchos portátiles lleguen al mercado con soporte del nuevo estándar integrado. “¿Quién se contentará con un laptop 11n que sólo pueda correr como cliente 11g?”. Los ciclos de actualización de laptops y los despliegues de WLAN se han de planificar conjuntamente, teniendo en cuenta que la adopción de una infraestructura 11n siempre podrá ser utilizada por los clientes 11g mientras se actualizan a la nueva norma.
El estándar de mayor velocidad actualmente en uso, 802.11g, fue ratificado hace tiempo, en 2003, y resulta ya claramente insuficiente para soportar las

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