Servicio universal, solución final
Reinaldo Rodríguez, ya hace un año, cuando aún era consejero de la CMT, impulsó, en contra de la idea del entonces presidente Carlos Bustelo, la idea de abrir definitivamente el fondo de cobertura del servicio universal, además de redefinir lo que debería incluirse bajo este concepto. Reinaldo Rodríguez no lo consiguió entonces, pero probablemente lo consiga en esta ocasión; sobre todo porque su presidencia coincidirá con un hecho judicial de inmensa importancia. Telefónica ha ganado en los tribunales –más concretamente en la Audiencia Nacional– sus recursos en contra de las decisiones de la CMT con respecto a las primeras decisiones que tomó este organismo sobre el servicio universal para los años inmediatos a la apertura del mercado, es decir, 1998 y 1999. Con esas sentencias en la mano, ya no hay argumentos para que no se abra el fondo del servicio universal y seguir castigando a Telefónica a asumir en solitario el coste del servicio. Bien es cierto que la compañía, en tanto que sigue manteniendo altas cuotas de mercado, sería el primer financiador de ese fondo. Pero algunos millones de euros sí que puede ahorrar. Según sus últimos datos, los referidos al ejercicio de 2003, Telefónica cifraba para ese año en 198 millones el coste neto del servicio universal. Y a poco que los rivales alcancen una cuota de mercado del 15%, Telefónica se ahorraría un buen pellizco.
El sector de telecomunicaciones en su conjunto, y la CMT en particular, se encontrarán con una grave disyuntiva. Si se confirma que los tribunales más elevados dan la razón a Telefónica con respecto al servicio universal de hace varios años, se sentará precedente para los servicios universales del presente y del futuro, y además surgirá una pregunta inmediata: ¿cómo resolver los del pasado? Telefónica puede utilizar su actual posición para reclamar no ya que se le restablezca el coste que pagó en su día, sino también para obtener otro tipo de compensaciones. Por ejemplo, una liberalización más acelerada de las tarifas, o más flexibilidad por parte del regulador y por parte de la Administración para lanzar todo tipo de ofertas empaquetadas que combinen televisión a través de Imagenio, con ADSL a alta velocidad y telefonía.