Rendimiento, disponibilidad y negocio

Servicios gestionados de aceleración de aplicaciones Web

Las aplicacionesWeb permiten llegar a empleados, socios y clientes donde quiera que se encuentren. Pero sólo si se ofrecen con unos niveles de rendimiento y disponibilidad adecuados estará asegurada su aceptación. Para garantizar una buena experiencia de usuario está surgiendo ahora una nueva oferta de servicios gestionados de aceleración de aplicaciones que asegura la expansión del negocio sin inversiones iniciales ni costes de administración.

Si algo tienen en común hoy las empresas es su interés por adaptar las aplicaciones de misión crítica al mundo Web. Hacer accesibles vía Internet tanto las nuevas aplicaciones como las ya existentes ofrece muchas ventajas, al poner de un modo sencillo la información y los servicios corporativos a disposición de empleados, clientes, proveedores, socios y distribuidores. Para el departamento de TI, esta centralización de las aplicaciones ayuda a reducir los costes de administración y mejora la planificación de continuidad del negocio y la recuperación de desastres. Al permitir alcanzar audiencias más amplias, la “webificación” de las aplicaciones potencia, además, el principio básico que late en las compañías dedicadas al comercio electrónico o cuya actividad fundamental depende, en alguna medida, de Internet.
Las empresas están confiando en las aplicaciones Web para reducir el tiempo de llegada al mercado de sus productos, mejorar la colaboración entre empleados y socios, reducir costes de interacción con los clientes y optimizar los accesos a la información. Según IDC, la adaptación a la Web de las aplicaciones es fácil de desplegar, exige poca formación, optimiza las inversiones existentes y mejora la interfaz de usuario. Sin embargo, como es habitual con las TIC, disfrutar de tales ventajas tiene un precio: los peligrosos retos que conlleva la adopción de las aplicaciones Web podrían ralentizar su difusión entre las empresas. El principal de ellos es la naturaleza impredecible de Internet, que obliga a los departamentos de TI a equilibrar la riqueza funcional de las aplicaciones con la previsible degradación de su rendimiento que tal nivel de características implica. Un problema al que se suma la necesidad de mantener las redes activas 24/7. En definitiva, la degradación de la disponibilidad y el rendimiento en la WAN limita el uso de las aplicaciones Web en la empresa, lo que, a su vez, impide disfrutar de sus beneficios en forma de incrementos de productividad y reducción de costes de administración.
Una nueva generación de servicios gestionados, dirigidos a acelerar el rendimiento y disponibilidad de las aplicaciones Web, evita a las empresas enfrentarse directamente a estos retos, garantizándoles la consecución de las ventajas propias de estas tecnologías, con independencia de las dimensiones y de la distancia a la que se encuentra las audiencias a las que pretenda llegar.

De la LAN a la WAN
Como recuerda Yankee Group, en el proceso de “webificación” las empresas se encuentran con el obstáculo de que sus aplicaciones fueron desarrolladas en un mundo LAN, donde la velocidad no era un problema. Por ello, cuando esas aplicaciones se lanzan a un entorno Internet su rendimiento sufre una drástica caída. Los usuarios localizados geográficamente fuera del servidor de origen de la aplicación experimentan un rendimiento más pobre y un nivel de disponibilidad menos consistente que los físicamente más cercanos a dicho servidor. Y como los usuarios que se ven frustrados por el uso de una aplicación tienden a obviarla, la empresa desaprovechará sus inversiones, viendo como el tiempo y el dinero empleados en adaptarla al mundo Web apenas aportan beneficios cuantificables. Así, una compañía que, por ejemplo, haya invertido miles de euros en adaptar a la Web sus procesos de negocio vinculados al call center corporativo, puede encontrarse con que los clientes, por un mal rendimiento de las aplicaciones, rechazan el nuevo medio de contacto. Si se encuentran con una aplicación lenta y a la que es difícil acceder, volverán a usar el call center.
Con más frecuencia de lo que sería deseable, antes de dar el paso definitivo, las empresas no hacen las pruebas necesarias para detectar potenciales fallos y ver cómo funciona la aplicación en un entorno real. Las aplicaciones que en el área local se comportan eficientemente pueden resultar inaceptables por el usuario cuando se acceden por Internet. Toda su utilidad puede verse desvanecida por tiempos de respuesta muy lentos e incluso por frecuentes cortes de sesión, una situación verdaderamente desastrosa para una compañía que pretenda aprovechar la Web para ampliar su base de clientes. En el mundo del comercio electrónico perder la atención del cliente es perderlo todo.
Son múltiples y muy variadas las aplicaciones que están siendo adaptadas o desarrolladas al mundo online. Se están creando portales interactivos para clientes y suministradores, herramientas de recursos humanos online para conectar a empleados remotos a la sede central e incluso puntos de descarga de software, archivos o vídeo. Pero muchas de estas aplicaciones no están construidas teniendo en cuenta los potenciales problemas de ancho de banda. Según Gartner, por lo general, las aplicaciones que migran de un entorno cliente-servidor a otro basado en la Web consumen aproximadamente un 50% más de ancho de banda e, incluso en algunos casos, esa cifra podría ser superior al 100%. No en vano, el protocolo HTTP está diseñado de origen para suministrar contenido, no aplicaciones dinámicas.
Los problemas de rendimiento de las aplicaciones suelen estar asociados a la latencia del servidor, la congestión del ancho de banda y la latencia de la red, obstáculos que se ven potenciados cuando los contenidos son ricos en gráficos y recursos visuales, y por el overhead que añaden las aplicaciones HTTP y HTTP Secure, la dificultad que supone suministrar aplicaciones a un gran número de usuarios con diferentes tipos de acceso y los cada vez más frecuentes entornos de desarrollo del tipo de Java, XML y servicios Web. Gartner advierte que sólo este último factor puede requerir hasta cinco veces más ancho de banda que otras tecnologías predecesoras.
Otro factor que contribuye a empobrecer en gran medida el rendimiento de las aplicaciones es el tipo de comunicación que imponen las conexiones TCP. Con HTTP, las sesiones TCP establecen numerosos intercambios de información. No es inusual, asegura Gartner, que una transacción típica requiera 100 sesiones TCP. Y un protocolo tan “parlanchín” puede fácilmente degradar la experiencia de las conexiones de baja velocidad, como las establecidas por línea telefónica convencional. Además, también los servidores tienen problemas para tratar estas interacciones de una manera eficiente.
Cualquier cosa que impida una utilización eficiente de una aplicación puede causar el abandono del usuario, haciendo fracasar los planes de los departamentos de TIC. Las empresas que estén creando su negocio alrededor de aplicaciones Web, como las que ofrecen un servicio por Internet, los problemas de rendimiento pueden llevar incluso al cierre de sus operaciones. Si, por ejemplo, se despliega una aplicación de gestión a escala mundial y los empleados de las filiales en el extranjero no la usan porque les resulta muy lenta, las inversiones realizadas tendrán un escaso retorno global.

Los peligros

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