Móviles: El futuro de la tercera generación

Empiezan a despejarse las nubes que empañaban el idílico cielo del UMTS, ese paraíso a donde quieren ir todos los teléfonos cuando sean mayores. El paisaje que ha quedado tras la tormenta ya no parece sacado de las novelas de ciencia-ficción. Todos -usuarios, operadoras, fabricantes y políticos- se enfrentan ahora a un baño de realidad.

Incluso hoy, los más expertos no se han puesto de acuerdo para explicar las razones del éxito del teléfono celular, un artilugio que en menos de una década ha conseguido pulverizar previsión tras previsión, y que de un mero produidas en cualquier otro producto? ¿O simplemente, el despegue de los móviles ocurrió, sin más?UMTS va a ser una parte imprescindible de la nueva sociedad de la información. La Unión Europea lo vio claro cuando en su día decidió abrir las puertas a la llegada de la telefonía de 3G. Sin embargo, los sucesivos dimes y diretes, y los inevitables retrasos, han provocado un cierto escepticismo con respecto a esta nueva tecnología. Incluso la británica BT, en un documento de consumo interno que acabó filtrándose a los medios, calificaba a UMTS como un “crap” (una porquería). ¿Era un ataque de lucidez o se trataba más bien de la pérdida de nervios de una compañía que no atraviesa sus mejores momentos? ¿Es UMTS el futuro o se trata tan sólo de una colosal campaña de relaciones públicas? Y sobre todo, ¿a qué se debe el retraso?
Según Maribel Ferrero, directora general de Motorola PCS España, el retraso se origina porque “en un momento dado las autoridades europeas decidieron sacar licencias a concurso. Eso desencadena la avidez de los estados, que consiguieron dinero a corto plazo a cambio de que el resto de las inversiones se retrasaran”.
No es sólo el Gobierno español el que se ha visto obligado a negar la mayor y retrasar la entrada en vigor de la 3G por casi un año. Nada hubiera gustado más al Gobierno Aznar que ser el primero del mundo en disfrutar de la nueva telefonía móvil. Pero por desgracia, el mercado manda. Así, British Telecom, tras invertir 14.000 millones de euros, ha pospuesto el lanzamiento comercial, previsto inicialmente para mediados de 2002, hasta el año 2003.
Otros incluso han llegado a renunciar a sus licencias UMTS. El pasado agosto la operadora finlandesa Sonera devolvió al gobierno noruego su licencia debido sobre todo a la difícil situación económica de la compañía.
Pero los gobiernos no serían los únicos culpables del retraso. Casi todos los operadores achacan la tardanza a la falta de terminales apropiados. Es aquí donde de alguna manera comienza la polémica. Para Cristina Alvarez, directora de Nuevas Tecnologías y Desarrollo de Negocio de Airtel Vodafone, “aunque en el despliegue de la red se ha producido un cierto retraso, para el año que viene esperamos tenerla ya a punto. Pero además está el problema de los terminales. Es una situación parecida a la de GPRS; tenemos la red desplegada pero no podemos dar servicio porque no hay terminales disponibles. Los terminales son fundamentales; no sólo se necesitan para el lanzamiento comercial, sino también para probar la red y ver que todo funciona. El problema está fundamentalmente en los terminales”.
Por su parte, los fabricantes no se quedan callados y reclaman mayores y mejores redes en las que probar sus prototipos. “Tenemos maquetas sobre las que se está trabajando, que, como tales, tienen algún fallo. Pero las redes son tan primitivas que no permiten decir donde se producen esos fallos”, afirma Maribel Ferrero de Motorola.
En cualquier caso, se trata sobre todo de una cuestión de estandarización. Aclara José Manuel Huidobro, Marketing Information Manager de Ericsson España, que “los retrasos que se han producido en el proceso de desarrollo de especificaciones técnicas han impedido que los fabricantes dispusieran de productos comerciales en el momento previsto. En consecuencia, los operadores tampoco pueden lanzar los servicios. Básicamente, es un problema de estandarización”. Y añade: “El proceso de estandarización de cualquier tecnología como ésta es largo. No se hace en un año o dos. Sin embargo, aunque el proceso de estandarización sigue y va a seguir todavía durante al menos dos o tres años más, una vez que se alcanza un mínimo de especificaciones estables ya se puede lanzar los servicios comercialmente”.

Lanzamiento comercial
Ante tales circunstancias, el Gobierno retraso hasta el 1 de junio de 2002 el lanzamiento comercial de UMTS en nuestro país, si bien dejó abierta la puerta a nuevos aplazamientos. De hecho, a la redacción de este reportaje, la Ministra Birulés no descartaba otra prórroga. Y en vista de la situación, quizás los usuarios españoles tengan que esperar unos cuantos meses más. “Las fechas que se barajan oscilan mucho. A día de hoy pensamos tener terminales listos para vender a finales de 2002 o principios de 2003. La fecha definitiva depende lógicamente de que los fabricantes cumplan los plazos”, comenta Cristina Álvarez de Airtel Vodafone.
De acuerdo con los fabricantes, cuando los terminales UMTS salgan al mercado a finales del año que viene, alcanzarán un precio que oscilará entre las 60.000 y las 150.000 pesetas, en función de sus prestaciones. Serán más pesados que los actuales y tendrán una
batería de mayor tamaño. Las unidades de 60.000 pesetas serán parecidas a las actuales, aunque con una pantalla ligeramente mayor y estarán destinadas a usuarios con necesidad de manejar determinado tipo de aplicaciones. Los terminales de gama media, que rondarán las 100.000 pesetas, serán ergonómicos, con pantalla en color y capacidades de manejo de agenda. Finalmente, las de gama alta, en torno a las 150.000 pesetas, vendrán con videocámara incorporada.
Todos los terminales incluirán diversas tecnologías inalámbricas para interactuar con otros dispositivos. En una segunda y tercera fases, sus prestaciones dependerán de las necesidades del usuario. Algunos sólo necesitarán voz, mientras que los más avanzados utilizarán todo el paquete de funciones.
Es la pescadilla que se muerde la cola, pero todos tienen razón. Los gobiernos se han dado mucha prisa por sacar a la calle una tecnología que resultaba muy rentable electoralmente en plena efervescencia de la burbuja tecnológica. A nadie se le ocurrió preguntar si iba a ser posible cumplir los plazos de estandarización, desarrollo y fabricación necesarios para poner la tercera generación en los bolsillos de los ciudadanos. La tozuda realidad ha demostrado que la mayoría de los países se precipitaron a la hora de convocar sus respectivos concursos o subastas.
Tampoco los medios de comunicación estamos exentos de culpa. UMTS se ha vendido como la gran esperanza blanca. “Se ha sobrevendido la tecnología, y al principio será más modesta. Veremos muchos UMTS como hemos visto muchos GSM. Habrá uno básico y diversas versiones o añadidos. No va a funcionar al cien por cien desde el primer día”, aclara Javier García, director de Comunicación de Telefónica Móviles. “Al fin y al cabo, los primeros teléfonos y servicios UMTS permitirán telefonía, un poco de WAP y nada más; algo muy parecido a lo que ya da GP

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