"Lucatel": Tiempos de consolidación

El acuerdo de fusión alcanzado por Lucent y Alcatel muestra la necesidad de concentración de un mercado que busca la suma de recursos, productos y clientes para ganar tamaño y salud financiera con los que hacer frente al nuevo entorno competitivo. Desde París, donde estará su sede central, la nueva “Lucatel” dará respuesta a la presión de los gigantes asiáticos y al propio proceso de concentración de los grandes operadores.

Era sólo cuestión de tiempo. Los analistas coinciden en que el nacimiento de “Lucatel”, –como, en espera de nombre definitivo, ya se denomina informalmente a la nueva compañía que surja de la fusión de Lucent y Alcatel– es una confirmación más de los cambios radicales que el sector está experimentando en sus estrategias y modelos de negocio. La presión de los gigantes asiáticos, los retos comerciales que plantea el periodo de concentración que viven los operadores, las nuevas exigencias que imponen los usuarios y la propia evolución tecnológica están acelerando la consolidación de la industria de redes y telecomunicaciones. El acuerdo alcanzado entre ambos fabricantes el mes pasado es hasta ahora el mayor síntoma de una tendencia que, en pocos años, puede cambiar para siempre el panorama competitivo del sector.
"La fusión dará lugar al primer proveedor de soluciones de comunicaciones verdaderamente global y con un claro liderazgo en convergencia”, proclamaba Patrice Russo, CEO de Lucent y de la nueva “Lucatel”, en el transcurso del webcast con el que se anunciaba la operación el pasado 2 de abril. Y los expertos coinciden. Prácticamente todos están de acuerdo en que las dos compañías han tomado la iniciativa en el momento correcto, y en que la industria en general debería tomar ejemplo.
Al día de hoy, la jugada parece maestra. La unión de Alcatel y Lucent, dos de los mayores y más veteranos fabricantes de telecomunicaciones, mejoraría la situación de la nueva empresa para hacer frente a la creciente competencia en el negocio de operadores, alimentada hoy fundamentalmente por la irrupción en los mercados occidentales de las megacompañías chinas Huawei Technologies y ZTE, que se afanan, y con éxito creciente, por ganar cuota. Su avance está siendo posible gracias, fundamentalmente, a unos precios mucho más atractivos que los de sus rivales europeos y norteamericanos, en muchas ocasiones hasta un 20% más caros. Y no siempre el argumento defensivo de los fabricantes occidentales, en cuanto que sus productos son más evolucionados y de mayor calidad, coinciden con la realidad. Los desarrollos tecnológicos de firmas como Huawei en soluciones de movilidad y multimedia las sitúan como competidores de altura a escala mundial.

Cara a cara con los “megaoperadores”
Pero el nuevo proceso de concentración que vive la industria de equipamiento viene forzado fundamentalmente por la propia consolidación que avanza en el mercado de los operadores. El negocio de servicios de telecomunicación, en comparación con hace unos años, cuenta hoy con menos pero más poderosos jugadores a los que vender. Para Europa, el fenómeno queda suficientemente ilustrado con el solo ejemplo de la política de adquisiciones de Telefónica, que recientemente se hacía con O2 y sigue avanzando en Latinoamérica. O con la toma del control de Amena por France Telecom. En Estados Unidos queda claro con las adquisiciones de AT&T y MCI por SBC y Verizon, respectivamente, y por los planes de AT&T de comprar BellSouth. Se trata de unas megafusiones que se han visto impulsadas por la creciente competencia de las compañías de cable, operadores móviles y proveedores de servicios de VoIP. Tan evidente es el proceso que en Estados Unidos hasta los operadores locales (los conocidos como CLEC) están sintiendo la necesidad urgente de concentrarse. En febrero, CTC y Choice One así lo anunciaron, y hace apenas dos semanas hacían pública su intención de comprar Conversent Communications para crear lo que, según ellos, será el segundo CLEC más grande de aquel mercado.
Al mismo tiempo, la concentración de operadores se produce en un momento en que sus inversiones empiezan a despegar tras años de apatía. En el ámbito de la UE, en concreto, según el último Informe de Implementación publicado por la Comisión Europea, los operadores están volviendo a niveles récord de inversión, con cifras de más del 15% respecto de sus ingresos, como en los mejores tiempos. Y eso sólo en telefonía fija, donde existe menos necesidad de tender redes. En otros tipos de servicios, como los móviles o el cable, las tasas son mucho más elevadas.
Esta recuperación de la inversión se está produciendo, sin embargo, con condicionantes nuevos. La racionalización de costes que impuso a los operadores la reciente crisis del sector y la naturaleza de la propia tecnología actual, como IP, que brinda más capacidades por menos dinero, adelgazan en la actualidad el potencial bruto de generación de ingresos de los fabricantes, con márgenes cada vez más estrechos. Por ello, las economías de escala, la reducciones de costes y el poder en I+D que conseguirá la nueva “Lucatel” jugarán sin duda a su favor para lidiar las nuevas circunstancias.
La consolidación en el frente de los operadores tiene múltiples impactos en los fabricantes. No sólo les hace perder clientes, sino también poder de negociación de precios. Fruto de los procesos de fusión, los megaoperadores consiguen ahorrar costes unificando sus procedimientos de compra a escala internacional tanto para sus actividades en móviles como en telecomunicaciones fijas, integrando sus diferentes redes de origen y eliminando otras redundancias, y reduciendo así la demanda. No en vano, éste es el verdadero valor de la fusión: generar ahorros para seguir siendo viables a largo plazo.

Un nuevo gigante
Ante estas nuevas exigencias del mercado, los máximos responsables de Alcatel y Lucent lo tienen claro. “Tenemos un firme compromiso para avanzar agresivamente una vez concluida la fusión e integrar rápidamente nuestras operaciones y culturas corporativas para que nuestros clientes, accionistas y empleados saquen el máximo partido de esta iniciativa,” aseguraba Serge Tchuruk, CEO de Alcatel en el anuncio de la fusión. “Compartimos la misma visión sobre el futuro de las redes y el modo en que debemos servir a nuestros clientes, y disponemos de un equipo global, con talento y motivado. Esta es una excelente oportunidad para orientarnos juntos hacia el futuro.”
La fusión dará lugar a un nuevo competidor con unos ingresos globales de alrededor de 21.000 millones de euros y una sólida posición tanto en Estados Unidos como en Europa y Asia. Además, se conseguirán significativos ahorros que, según estiman sus protagonistas en una primera evaluación, podrían alcanzar los 1.400 millones de euros en tres años. Ahorros que procederán fundamentalmente de la reducción en un 10% de la plantilla, que en conjunto asciende a 88.000 empleados.
Por otra parte, ambas se beneficiarán de la combinación de sus presupuestos de I+D para lanzar soluciones capaces de impactar con fuerza el mercado en áreas como los móviles y la banda ancha, los verdaderos motores del negocio durante los próximos años. Jun

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