La difícil venta de ultracongelados

Xfera, el nonato cuarto operador de móviles, sigue en estado durmiente. Desde que, en marzo de 2000, consiguió una licencia UMTS, no ha salido al mercado, pese a los reiterados avisos del ministerio de turno. La compañía, que decidió someterse a un plan de hibernación hasta que la 3G estuviera a punto, sigue sin embargo, en el congelador. La pregunta es por qué. La tecnología ya no es excusa. Está ampliamente probada. Otros operadores están comercializándola por toda Europa. Entonces, ¿por qué Xfera no sale de una vez al mercado? Irremediablemente, la mirada se gira hacia los accionistas. ACS sigue siendo el principal inversor, con más del 30% del capital. También están Sonera y otros grupos españoles, como Alba, Abertis y Abengoa. Ninguno de ellos quiere embarcarse en la aventura de poner en marcha comercialmente Xfera, un plan que necesitaría de al menos mil millones de euros. Esta cifra será tanto más elevada cuanto más agresiva sea la compañía en sus inicios, algo que es de obligado cumplimiento si realmente quiere abrirse un hueco.
La alternativa que inicialmente barajaron los accionistas para salir airosos era la de esperar a que el Gobierno permitiera la libre transmisión del espectro. De esta manera, Xfera podría venderlo a los otros tres operadores. Esta vía está descartada. Entre otras cosas porque si algún problema tiene el UMTS no es precisamente el de la falta de espectro. Ni Telefónica, ni Vodafone ni Amena correrían tras el de Xfera si ésta quisiera venderlo a precios millonarios.
Otra alternativa es sencillamente renunciar a la licencia. Este tirar la toalla desde luego no encaja con muchos de los accionistas, acostumbrados a meter goles, empresarialmente hablando.
Sólo queda la tercera vía de buscar a un tercero que se encargue de suministrar a Xfera el oxígeno financiero que necesita. En los últimos seis meses, se ha especulado con todo tipo de nombres. Entre ellos, el conglomerado de origen asiático Hutchison Whampoa, perteneciente al magnate Li Ka Shing, y el grupo latinoamericano America Móvil (Carlos Slim). Recientemente, también se ha hablado de Orascom, el grupo propiedad del multimillonario egipcio Naguib Sawiris. Los nombres han ido saliendo como hongos incluso de boca de los accionistas actuales de Xfera, lo cual demuestra su deseo de traspasar el proyecto pero calentando suficientemente esta especie de subasta pública para sacar el máximo partido posible.
Hoy por hoy, ninguno de los socios quiere apostar ni un euro más en la aventura. Pero tampoco quieren una salida prematura o incluso deshonesta que no les permita obtener una rentabilidad significativa, emulando a la que consiguieron otros “ricos” españoles con Airtel-Vodafone. Fue el caso de Juan Abelló, Emilio Botín (Santander) y la familia Entrecanales (Acciona). Cualquier acuerdo con un tercero (desde luego Hutchison es el que más papeletas tiene para terminar siéndolo, y hay bufetes que han trabajado intensamente en hilvanar los contratos en los últimos meses) pasa por un plan en el que los socios actuales no se diluyan totalmente del capital. O que vinculen el precio de la venta al futuro éxito del operador. Sólo de esta manera, dentro de unos años, y llegado el caso y si es que Xfera sale adelante, podrían obtener plusvalías.
Xfera ya está en tiempo de descuento. Los avales que puso cuando consiguió la licencia, después de algunas condonaciones, son ya menos de 500 millones de euros. Pero cada vez el Gobierno amenaza más con retirar la licencia y ejecutarlos; incluso ya hay planes en este sentido. La compañía dijo textualmente a la CMT que empezaría a operar a mediados de 2005. Y esa fecha, obviamente, ya ha pasado.

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