El lado oscuro de SOA

Que las arquitecturas orientadas a servicios (SOA por sus siglas en inglés) se encuentran hoy entre las principales tendencias que guían la evolución de las TIC nadie puede discutirlo. Pero delimitar hasta qué punto resulta más complicado. Y es que si hay un factor que aún domina la implementación de estas tecnologías es la confusión.

SOA es todavía un concepto borroso para muchos profesionales de TIC, que lo asocian a un amplísimo rango de enfoques tecnológicos, casi siempre íntimamente relacionados pero frecuentemente con objetivos, sino distintos, al menos de ambiciones diversas. Por ello, decir que, por ejemplo, Gartner vaticina que para 2010 alrededor del 65% de las grandes corporaciones basará en SOA más de un 35% de sus aplicaciones, o que, según Forrester Research, a finales de 2005 el 70% de las grandes corporaciones norteamericanas, el 51% de las empresas de tamaño medio y el 46% de las pequeñas ya habían implementado este tipo de arquitecturas, es decir muy poco. Si estos datos no se acompañan del grado de claridad con que los entrevistados, a partir de cuyas respuestas se llega a las citadas conclusiones, conciben SOA, ni en que fase de su adopción se encuentran, la información que tales estudios aportan pierde valor.
Una encuesta realizada recientemente por IDG Research Services Group en Estados Unidos nos acerca a la verdadera realidad de SOA en estos momentos entre los usuarios, pese a las evidentes diferencias entre nuestro mercado y el de aquel país. Según la encuesta, los profesionales de TI están divididos casi equitativamente entre los que afirman estar familiarizados con esta tecnología (52%) y los que admiten “no tener ni idea” (48%) de ella. Prácticamente la misma polarización vuelve a aparecer cuando se les pregunta por sus expectativas sobre SOA: mientras poco más de la mitad (55%) asegura tener una gran confianza en el potencial a largo plazo de estas arquitecturas de aplicaciones, el resto confía poco o nada (45%) en ellas.
Más significativas aún son las respuestas dadas a la encuesta cuando IDG pide a los entrevistados asociar con SOA cinco conceptos distintos, aunque más o menos relacionados. Curiosamente, el más claramente vinculado a la tecnología -“aplicaciones reutilizables”- aparece como el menos citado, por debajo de “software como servicio”, “integración de aplicaciones de empresa”, “repositorios/registros de servicios Web” y “uso frecuente de servicios Web”, ninguno de ellos directamente asociado al significado central de SOA.
¿Qué factores favorecen tal confusión y, en muchos casos, tanta ignorancia entre los usuarios? Quizá la respuesta se encuentre en la vaguedad con que la industria y los medios suelen referirse a SOA, así como a sus objetivos, sin entrar de lleno en muchas ocasiones en sus cuestiones más oscuras. Los apartados siguientes tienen la intención de clarificar, al menos en parte, los aspectos más escondidos de SOA, que son a los que, tarde o temprano, se habrán de enfrentar las empresas que se decidan a adentrarse en esta tecnología. Sirvan sólo como una pequeña y breve guía para el usuario interesado.

NEGOCIO Y TECNOLOGÍA
Cambio y transformación
Más que una tecnología, SOA es una manera de hacer negocios, incluso puede llegar a ser un medio de transformar los negocios. Y tan ambicioso objetivo requiere dinero, tiempo y esfuerzo. Pero si se aborda y se implementa adecuadamente, a la larga se consiguen ahorros en los costes de desarrollo y aumentar la agilidad de la empresa. Y para ello, todos los implicados en la vida de la organización han de cambiar su visión del negocio. El personal de la vertiente ejecutiva y comercial debe pasar de la visión de las oportunidades del corto plazo a buscar objetivos a largo plazo. Y los desarrolladores de TI han de pensar en términos de niveles de servicio y reutilización. Porque, en realidad, se trata de gestionar los cambios, gestionar la tecnología y gestionar los riesgos; es decir, se trata de ocuparse de la gestión.
Este valor de SOA para el negocio se pone de manifiesto en un reciente estudio de Aberdeen, en el que se concluye que las empresas que ya la han implementado aseguran disfrutar de despliegues más rápidos, de una integración más sencilla y de mayor agilidad a la hora de realizar actualizaciones o de adaptar aplicaciones y servicios a los requerimientos específicos de sus negocios. Según la consultora, el principal motivo por el que los responsables de TIC han tendido a evitar hasta ahora la implementación de SOA es la “limitada visibilidad” de su valor, un obstáculo citado como tal por el 41% de los encuestados. Sin embargo, este hecho, vivido como un problema por los CIO, puede en realidad constituir también una oportunidad de oro para que centren sus esfuerzos en determinar el resultado final de la implementación en beneficios reales para el negocio, en lugar de quedar atrapados en la tecnología en sí misma. Una visión de esta arquitectura integrada en un contexto de negocio es mucho más fácil de “vender” al resto de directivos.
En cualquier caso, la experiencia enseña que implementar SOA con éxito exige huir del fanatismo. Algunos apologetas de este nuevo concepto piensan que su aplicación es ventajosa para todo tipo de áreas de negocio y aplicaciones, pero un enfoque más realista aconseja identificar primero qué proyectos resultan más adecuados desarrollar en un marco de esta clase. Trabajando en equipo, teniendo en cuenta el punto de vista de TI y el del negocio, el sentido común debe prevalecer para crear un equilibrio entre el deseo de los usuarios por conseguir una gratificación inmediata y el de los desarrolladores de software por la perfección.
Un modo de minimizar el riesgo que implica la remodelación de la empresa es comenzar por un área determinada de la ­organización, preferiblemente si es una de las más rentables. De este modo, se logra reducir en cierta medida la complejidad global de la infraestructura TI y es posible conseguir resultados reales en factores como la reducción de costes y la flexibilidad, por ejemplo, que sirvan de referencia para un despliegue posterior de mayor calado. En estos casos, conviene elegir partes que tengan elevados costes e ingresos y en las que, además, los resultados sean fácilmente cuantificables.


El compromiso
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Si la comprensión de los conceptos que implican las arquitecturas orientadas a servicios es confusa, más confuso aún es saber con fiabilidad quién exactamente está implementando SOA, con qué grado de compromiso y a qué nivel de la organización. Según una encuesta realizada por IDG Research en Estados Unidos, el 28% de los entrevistados dicen que sus empresas ya están implementando SOA, frente a casi la mitad que sólo están llevando a cabo proyectos piloto. De los que aseguran que en estos momentos simplemente están considerando la tecnología, sin siquiera tener en desarrollo proyectos piloto, sólo el 22% investigarán activamente SOA durante 2006.


EN BUSCA DEL ROI
Reutilización = Ahorro
Si es difícil desplegar SOA, calcular su ROI quizá lo sea más. Pero, al menos, una premisa está clara: cuanto más reutilizamos, más ahorramos. Fundamentalmente, SOA es una metodología de desarrollo que potencia la compartición de las fun

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