(Opinión)Fuenteovejuna fue

El verano invita a la molicie, no a la compraventa de empresas de tecnología, aunque sean unas minucias que no valgan ni un par de cientos de millones de euros. Resulta curioso que, en ausencia de este tipo noticias, hayan sido los duelos y quebrantos que han sufrido los clientes de ciertas empresas tecnológicas los que ocuparan la primera plana de los grandes medios de comunicación. Agosto fue el mes donde Telefónica, ESNIC y Dell tropezaron; no en la misma piedra, pero sí con similar resultado: cientos de miles, cuando no millones de clientes afectados por inusitados errores informáticos. Para muchos las vacaciones se terminaron cuando se apagó Imagenio, se esfumaron los dominios “.es” o se quemaron las baterías de sus portátiles. Hubo gentes de bien que preguntaron, como en la más conocida obra de Lope de Vega, por el asesino del comendador. Y aquí también la respuesta cabal debe ser ‘Fuenteovejuna, señor’ Porque ¿quién apagó la televisión a través de ADSL, bloqueó los dominios españoles o vendió pilas estropeadas? Telefónica, ESNIC y Dell, señor. Fueron esas empresas, en su conjunto, las culpables, y no este o aquel empleado. Por supuesto que una mano levantó el puñal y acabó con la vida del comendador, y que alguien se equivocó al actualizar los servidores de DNS de ESNIC o al configurar el directorio de los servidores de Telefónica, pero ante la opinión pública y ante los clientes afectados la respuesta debe ser la misma: la empresa fue.

Durante la edad de la inocencia de la Red se hizo muy popular Archie, un servicio que ayudaba a encontrar ficheros que se pudieran descargar de los servidores FTP públicos. La lista de servidores Archie y su buen o mal funcionamiento dependía de unos pocos voluntarios que tenían a bien ayudar al resto de usuarios en sus búsquedas por una Internet sin Google ni Yahoo. Aquello era sota, caballo y rey, y si el monarca abandonaba su colaboración en Archie, por fas o por nefas, las búsquedas quedaban maltrechas hasta que otros voluntarios ocupaban el puesto del ausente. Y las quejas, al maestro armero. Pasaron los años y la Red perdió la inocencia y ganó la atención de empresas públicas y privadas, que empezaron a vender dominios, películas y portátiles, entre otras muchas cosas de innegable valor. Algunas de estas entidades, como las que han sufrido su verano caliente, cuentan con miles de trabajadores y cientos de millones de presupuesto y, por tanto, tienen la santa obligación de rendir cuentas por lo ocurrido. Dell afirma que la culpa fue de Sony, el fabricante de las baterías, aunque los japoneses ya han dicho que los portátiles de Dell han sido parte activa de los recalentones. Telefónica, por su parte, ha cerrado el asunto afirmando que sólo el 1% de sus clientes con IP dinámica sufrió corte en su línea ADSL. La Entidad Pública ESNIC, en la línea de Telefónica, estima que sólo entre el 16% y el 20% de las visitas a dominios “.es” se perdieron en la bruma. En definitiva, que el comendador no ha muerto, sólo le han atizado unos cachetes por su mal comportamiento. No pida responsabilidades porque no hay cadáver, apenas unos moratones repartidos entre ese uno por ciento de clientes afectados. Aunque, señor, metieron tanto ruido que Fuenteovejuna apareció en todos los noticiosos.

Jaime Fernández
tnt@idg.es


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