(Opinión) Amores que matan

El espectáculo que están ofreciendo Orange (antes Amena) y Euskaltel en el mercado de telecomunicaciones es una tragicomedia.


El otrora matrimonio comercial había logrado, mientras duró su idilio, convertirse en un modelo de éxito dentro del sector de telefonía celular. En apenas unos años habían logrado una posición destacada en el País Vasco, frente a las apisonadoras de Telefónica Móviles y Vodafone.

Ahora, ese enlace está en pleno proceso de divorcio, y como en la vida misma, situaciones así sacan lo peor de cada uno. Hay amores que matan. Y el de Orange y Euskaltel es un ejemplo de cómo entre un romance pasional y el odio visceral sólo hay finas barreras.

1) No hay amor que mil años dure, y menos si es por teléfono. La experiencia de los dos operadores demuestra que las alianzas, en telecomunicaciones, están sometidas a tantas circunstancias cambiantes que casi son un milagro las que consiguen celebrar las bodas de plata, por no decir las de oro. ¿Cómo es posible que estando los mismos gestores al frente de Orange España y de Euskaltel ahora estén a la greña donde antes todo eran parabienes? Sencillo. Los accionistas han cambiado, la situación del mercado también y han aparecido amantes inesperados, como Vodafone, que han propiciado la infidelidad. Los directivos del sector telefónico deberían tener muy presente la insoportable levedad de las relaciones amorosas en el sector para evitar poner toda la carne en el asador en ellas.

2) REY(naldo) Salomón, mejor con más poderes: Reinaldo Rodríguez, el presidente de la CMT, ha hecho las veces de Rey Salomón en el desencuentro de las dos operadoras. Hace semanas decidió no pronunciarse a favor de una u otra, sino a favor del consumidor. Que sea éste el que decida con cual se queda, dijo la CMT. Es como si el juez pide al hijo que elija entre los padres con quién quiere quedarse en caso de divorcio. Sobre el papel queda bien. Lo difícil es llevarlo a la práctica, porque los dos progenitores echarán mano de cualquier argucia para quedarse con el retoño, engatusándole con cualquier juguetito y aun a costa de la malacrianza y la salud mental de niño. La decisión de la CMT, aunque acertada, debería haber ido más lejos, y aislar, durante un tiempo, al retoño para evitar que sus padres lo despiecen. Aunque sólo sea para demostrar que en España existe un regulador fuerte al que no se le puede ningunear con argucias comerciales de todo tipo. Precisamente la debilidad del regulador, por muy acertadas que hayan sido sus decisiones, ha constituido uno de los defectos sistemáticos de la liberalización del mercado.

3) Móviles, la joya de la corona: Orange y Euskaltel se pelean por 450.000 clientes, que apenas suponen el 1% de toda la base de usuarios en España. Las dos empresas echarán los restos para quedarse con ellos, a costa de gastarse sumas multimillonarias en minutas de abogados y ofertas comerciales de ensueño. ¿Estarían dispuestas las operadoras a pelearse con igual pasión si en lugar de clientes celulares fueran clientes de telefonía fija con facturas mensuales raquíticas? La conclusión es que los móviles siguen siendo un negocio con amplios márgenes, atractivo para que entren nuevos operadores virtuales. Sería aconsejable que el caso Orange-Euskaltel (al fin y al cabo la primera experiencia de operador virtual en España) sirviera de ejemplo de lo que no debe ocurrir para que, en el futuro, este nuevo mercado funcione con fluidez.


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