La UE confía en la criptografía cuántica para luchar contra el espionaje

La Unión Europea invertirá 11 millones de euros durante los próximos cuatro años en el desarrollo de un sistema de comunicaciones seguro basado en criptografía cuántica. Tal sistema aplicaría las leyes físicas que gobiernan el Universo para crear a pequeña escala claves de encriptación inviolables, incluso por sistemas de espionaje como Echelon.


El proyecto tiene su origen en el gran impacto que produjo en su día el descubrimiento de las intercepciones de mensajes electrónicos realizadas en el seno de la UE por el sistema Echelon de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda y Australia; impacto que llevó al Parlamento Europeo a fomentar la investigación en criptografía cuántica a fin de preservar la seguridad de las comunicaciones. "El objetivo es hacer una contribución esencial a la independencia económica de Europa", asegura Christian Monyk, director de tecnologías cuánticas de la firma austriaca ARC Seibersdorf Research y coordinador general del proyecto.

Según Sergio Cova, profesor del Milan Polytechnic y uno de los coordinadores del proyecto, lo que se pretende es diseñar un sistema de comunicaciones que no pueda ser interceptado por nada ni por nadie, incluido Echelon. "Estamos hablando de un sistema que requiere significativas innovaciones tecnológicas y que se ha de mostrar operativo en la práctica, algo que hasta ahora no se ha logrado. Antes de que se convierta en una realidad comercial, habrá que avanzar mucho en cuanto a distancias geográficas y velocidades de tansmisión de datos".

La criptografía cuántica aprovecha las propiedades físicas de las partículas de luz o fotones para crear y transmitir mensajes binarios. El ángulo de vibración de un fotón en su viaje por el espacio, es decir, su polarización, puede ser usado para representar un cero o un uno según el sistema ideado por Charles Bennett y Gilles Brassard en 1984. Esta técnica tiene la ventaja de que cualquier intento por interceptar los fotones interferirá en su polarización y, por tanto, será detectado por quienes operan el sistema. Las claves interceptadas son descartadas y sustituidas por otras nuevas.

El nuevo sistema, conocido como SECOQC (Secure Communication based on Quantum Cryptography), será utilizado para generación e intercambio de claves de forma segura, y no para el intercambio de datos, como ahora, asegura Monyk. Así, los datos encriptados podrán ser transmitidos por métodos convencionales.

Pero el proyecto no se basa sólo en criptografía cuántica. "Lo importante de esta iniciativa es que combina la criptografía cuántica con otros componentes para poder conseguir aplicaciones económicas", matiza Monyk. "Estamos dando a la criptografía cuántica un enfoque tan amplio que nunca antes se había hecho algo similar".

En el proyecto participan expertos en física cuántica, criptografía, software y desarrollos de redes de universidades, centros de investigación y compañías privadas de Austria, Bélgica, Reino Unido, Canadá, República Checa, Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Rusia, Suecia y Suiza.

Monyk cree que el nuevo sistema tendrá un mercado mundial de varios millones de usuarios, una vez que se haya desarrollado una solución comercial operativa, lo que, según los expertos, podría no suceder antes de tres o cuatro años después de que finalice el proyecto. En su opinión, tal solución debería poder venderse a todo tipo de usuario, no sólo a la Administración y las instituciones militares. Bancos, firmas de seguros y bufetes de abogados podrían ser clientes potenciales ideales.


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