Comentario: Microsoft y el círculo vicioso

¿Querrán volvernos locos? Tratar de comprender la evolución que está siguiendo el sector de las nuevas tecnologías y las telecomunicaciones exige no sólo un gran poder de concentración para tratar de asimilar sus constantes y sorprendentes espirales, sino también de serenidad para no dejarse llevar por la "locura" económica que está provocando en la Bolsa, antes con sus incomprensibles subidas, ahora en plena fase de la tantas veces anunciada autocorrección.


Es,según los economistas clásicos, algo inevitable que acabará poniendo las cosas en su sitio justo; para los e-conomistas, tan sólo un fenómeno pasajero y de reajuste de la "nueva economía", que con su "círculo virtuoso" y la información como sabia todo lo está cambiando.

Es lógico que en estos tiempos de reestructuración sectorial no se sepa a ciencia cierta cuál será el paisaje que dibujará dentro de unos cuantos años la industria de las nuevas tecnologías -con Internet y las telecomunicaciones como motores del cambio-, ni el impacto que ejercerá en la sociedad, la economía, la política y, por supuesto, la propia tecnología. Hoy día ya el círculo de retroalimentación tecnológico se está acelerando a ritmos cardíacos. Lo que menos se comprende es la falta de una actitud coherente por parte de las instituciones nacionales e internacionales que tienen poder para influir en su marcha, a fin de que, al menos en la medida de lo posible y respetando los principios de las sociedades libres, ese impacto sea lo más positivo para los ciudadanos y las empresas usuarias. Y es aquí donde se corre el riesgo de perder la brújula.

Por un lado, mientras se avanza en la ruptura de los monopolios, parece que se favorece la creación de grandes oligopolios. En eso ha devenido el proceso de segregación de AT&T y la creación de las Baby Bell, así como la apertura del mercado de telecomunicaciones de la UE, aunque aquí el fenómeno acabe de empezar. La evidencia de que sólo unos cuantos grandes grupos muy fuertes lograrán sobrevivir en el futuro escenario parece justificarlo todo: conseguir el visto bueno de las autoridades antimonopolistas, -tanto de la FCC norteamericana como de la Comisión Europea-, se está convirtiendo en poco más que un simple puro trámite administrativo.

Por otro lado, mientras -siguiendo esa línea de pensamiento- apenas se ponen objeciones a la creación de entidades gigantescas fruto de bimillonarias compras o fusiones, se desata, también en ambos continentes, esa especie de interminable cruzada antimonopolista en que se ha convertido el caso Microsoft. Mientras papeles y analistas -ya veremos la FCC- aplauden la megafusión AOL/Time Warner, jaleando el que las mismas manos posean contenidos y medios (siempre, eso sí, bajo la zanahoria de eso que se ha dado en llamar la Sociedad de la Información), se echan los perros a Bill Gates amenazando con dividir su imperio en lo que ya se llaman múltiples "Baby Bill". ¿Es que no ha servido de nada el ejemplo de AT&T?

Lo más probable es que si Microsoft se divide, como ya dan por seguro muchos medios causando el pánico en Wall Street, las pequeñas firmas especializadas que surjan de la reestructuración estén en una condición inmejorable para desengancharse de Windows y construir aplicaciones para todo tipo de plataformas, Unix y Linux incluidos, ampliando así su potencial enormemente. El siguiente paso viene dado: proceso de compras y fusiones hasta convertirse, de nuevo, en gigantes. No lo decimos nosotros, lo dicen muchas firmas consultoras como IDC y Current Analysis. ¿Quién se pone en el lugar del ciudadano? ¿Quién piensa de verdad en el usuario? El que nos mueve es un circulo más vicioso que virtuoso y todos bailamos, vestidos de verde, al son que toca.

El cerco judicial contra Microsoft puede verse como la aplicación de uno de los mecanismos de las economías de libre mercado para no caer en las garras de los monopolios. Pero también es cierto que las causas abiertas contra la compañía de Gates están dando alas a otras empresas que, incluso con muchos más años en el mercado y con una poderosa maquinaria industrial y comercial a su servicio, no han sabido estar a la altura de las circunstancias ¿Fallos de marketing? ¿Estrategias confusas? ¿Productos inadecuados? Que respondan los expertos y analistas, pero una cosa está clara: hay quien no ejerce el monopolio por la simple razón de que no puede, o ya no puede –cada etapa tiene su imperio. Que nos quieran vender su cruzada anti-Microsoft como una apuesta por una competencia justa y un favor a los mercados, a estas alturas de la historia, es más un argumento de marketing y un ataque a la desesperada para que les despejen el camino que una proclama de juego limpio.










Contenido Patrocinado

Forma parte de nuestra comunidad

 

¿Te interesan nuestras conferencias?

 

 
Cobertura de nuestros encuentros
 
 
 
 
Lee aquí nuestra revista de canal

DealerWorld Digital