(Análisis) Lo que IMS promete a empresas y operadores

La última palabra de moda en telecomunicaciones no es el nombre de una caja, una aplicación o un servicio. Más bien, es una forma de organizar todo lo anterior, una arquitectura que gestiona como circulan los datos a través de las redes… y algo más.


Internet Protocol Multimedia Subsystem, IMS en siglas, es una nueva arquitectura que define cómo las redes IP deben gestionar las llamadas de voz y la transferencia de datos. En esencia, se puede decir que ocupa el mismo lugar que la infraestructura de control en la telefonía tradicional. Con la diferencia clave de que IMS separa los servicios de las redes subyacentes a través de las que éstos operan. De este modo, servicios como mensajes de texto, correo de voz y ficheros compartidos pueden residir en servidores de aplicaciones de cualquier lugar y ser suministrados por múltiples proveedores de redes cableadas o inalámbricas. La información sobre las preferencias y derechos de acceso de cada usuario podrían ser guardadas en un solo sistema y, estar, al mismo tiempo, disponibles en muchos otros para facilitar el roaming.

En palabras de Joe McGarvey, analista de Current Analisys, “el abonado pasaría a estar en el centro del universo, en lugar de estar todo girando alrededor de la Red. Estén en la oficina, en el hogar o en la carretera, los usuarios siempre tendrán acceso a los mejores recursos y vías de comunicación posibles”. Para McGarvey, IMS ofrece a los usuarios los mejores recursos y vías de comunicación posibles, estén donde estén, incluso en movilidad. También para los proveedores de servicios aporta ventajas, como poder invertir en nuevos servicios con menos costes y riesgos.

IMS es fruto de los desarrollos de Third-generation Partnership Project (3GPP), aunque durante el pasado año ha conseguido el respaldo de otros cuerpos de estandarización. Buena parte de este gran apoyo conseguido se debe a que IMS se basa en SIP, estándar de señalización para estableces y tratar llamadas y sesiones de datos ampliamente soportado por la industria de voz sobre IP. Pero, según mantienen algunos analistas como David Passmore, de la consultora Burton Group, la amplia disponibilidad de SIP (System Initiation Protocol) también podría jugar en contra de IMS. “Utilizando las herramientas de comunicaciones de negocio o el software P2P que ofrece SIP, tanto consumidores como empresas podrían preferir tratar sus propias sesiones de datos de voz y alcanzar la mayoría de las capacidades que se atribuyen a IMS. Esto podría dejar a los operadores como meros vendedores de conexiones IP de alta velocidad”, explica este experto, para quien la complejidad de IMS hace más duro aún su avance y desarrollo. “A largo plazo no estoy convencido de que IMS vaya a tener éxito”, concluye.

Aunque, con respecto a la complejidad de IMS, lo cierto es que esta arquitectura podría ser destilada hasta obtenerse sólo tres partes básicas: el servidor doméstico del abonado, que almacena la información de cada usuario; los servidores de aplicaciones, que regulan los servicios que usa éste; y la función de control de sesión de llamadas que regula cómo trabaja cada sesión y cómo se combina con otras sesiones. SIP sería el “pegamento” que mantendría todos esos elementos unidos. IMS podría, de esta forma, funcionar en armonía con la telefonía tradicional.

Además, según algunos expertos, la implementación de esta arquitectura podría reportar ciertos beneficios casi inesperados para las empresas. Entre estos beneficios “colaterales” se encontraría la convergencia entre fijo y móvil, es decir, la posibilidad de una infraestructura que combine Wi-Fi y telefonía móvil. IMS también podría extender las funciones de push-to-talk a más redes móviles.

En cuanto a las virtudes de IMS para los usuarios, una de ellas es que un mayor número de ellos podría participar de una aplicación dada, por ejemplo, videoconferencia. Según explica Kevin Mitchell, analista de Infonetics Research, al conseguir la interoperatividad con IMS, las empresas podrían utilizar redes de diferentes operadores para correr aplicaciones de colaboración entre empleados, ya sea con texto, voz, intercambio de archivos o videoconferencia, desde un portal de software sobre un solo dispositivo.

Tales prestaciones ya están al alcance de las empresas y los proveedores de servicios gracias a productos como los que Nortel agrupa en su Multimedia Communications Server (MCS). De acuerdo con Mike Doerk, director de marketing de la compañía, MCS jugará el papel de servidor de aplicaciones IMS, cumpliendo las especificaciones de 3GPP, en el cuarto trimestre del año. Llegar más allá de los estándares 3GPP para llevar a IMS a redes de todo tipo llevará más trabajo, pero Doerk cree que los operadores serán capaces de construir esos sistemas en el plazo de un año. “La interoperatividad entre las plataformas IMS de diferentes suministradores supondrá un año o dos más”.

Cisco, rival de Nortel, pretende trabajar con IMS, pero a largo plazo, ya que cree que aún hay aspectos que mejorar. “Esta arquitectura, tal y como está definida hoy, no es ni segura ni lo suficientemente asequible”, mantiene Art Feather, responsable de de Arquitecturas y Estándares de Cisco. De todos modos, otros fabricantes ya están empezando a trabajar con ella. Passmore desvela que se han firmado múltiples contratos con proveedores y los desarrollos iniciales deberían llegar en un plazo de 18 a 24 meses, comenzando en Europa.



Contenido Patrocinado

Forma parte de nuestra comunidad

 

¿Te interesan nuestras conferencias?

 

 
Cobertura de nuestros encuentros
 
 
 
 
Lee aquí nuestra revista de canal

DealerWorld Digital