¿La IA mató al 'blockchain'? El interés mundial por esta tecnología cae un 63% en tres años

Hasta hace unos años, la tecnología disruptiva por excelencia que traería drásticos cambios en la forma en que se trabaja en diversas industrias era el blockchain. No sólo es la tecnología detrás de las criptomonedas, un activo hacia el cual los inversores jóvenes han corrido en masa, sino que también prometía revolucionar las bases de las finanzas, la cadena de suministro y la sanidad, entre muchas otras. Estas promesas se mantienen hasta el día de hoy –el potencial del blockchain no ha cambiado-, pero la tardanza en su despliegue masivo y las dificultades en su aplicación real y escalabilidad han hecho decaer el entusiasmo por esta tecnología. 

Según Stocklytics.com, el interés por el blockchain a nivel mundial se ha desplomado un 63% en los últimos tres años. La analista financiera de Stocklytics, Edith Reads, comentó que el bombo publicitario que rodea al blockchain suele eclipsar sus limitaciones prácticas. De hecho, los pioneros en intentar adoptar esta tecnología en sus organizaciones se enfrentaron a dificultades de integración con sus infraestructuras existentes, apuntando a problemas de velocidad, escalabilidad y cumplimiento normativo.  

Esta desilusión de los inversores de no obtener el retorno esperado de sus inversiones de blockchain se sumó a otra tendencia en alza que vino a quitarle protagonismo a la tecnología de cadena de bloques: el auge de la inteligencia artificial (IA) que, tras la llegada de ChatGPT y los asistentes basados en IA generativa, ha acaparado los esfuerzos y recursos destinados a la investigación y desarrollo tecnológico. 

En efecto, la inversión en IA aumentó 60.000 millones de dólares entre 2022 y 2023, alcanzando los 196.630 millones a fines del año pasado. Y es que los rápidos avances que ha tenido esta tecnología en los últimos 18 meses, y su favorable adopción por parte de grandes, medianas y pequeñas organizaciones, ha sido notable. 

¿Ha llegado el fin del blockchain? No. Su potencial subyacente para revolucionar las industrias y remodelar la economía digital sigue siendo innegable. Sin embargo, es una tecnología que aún tiene que madurar en su aplicación real para las empresas, para otorgar un verdadero retorno de de la inversión.