El año de los smartphones

El negocio de los móviles, durante muchos años –y junto a la banda ancha fija– un potente impulsor del mercado de telecomunicaciones, ha acabado por contaminarse de las malas condiciones económicas actuales, especialmente en los países desarrollados, donde las altas tasas de penetración ya empezaban a agotar la tendencia al alza. Sin embargo, por suerte para los suministradores de dispositivos móviles, casi todos los analistas coinciden en que las ventas de smartphones seguirán creciendo a un ritmo enorme. Tan enorme como una tasa de aumento acumulada del 95% hasta 2013, según un reciente informe de Juniper Research, momento en que el 23% de los nuevos móviles suministrados serán inteligentes. Al menos por algo destacarán los próximos años, que tan mal pintan.
Desde hace meses, se acumulan los pronósticos optimistas sobre el futuro de los smartphones, aunque no faltan las excepciones, como la que a finales de 2008 protagonizó Yankee Group. Si esta firma consultora advertía de que el negocio de los dispositivos inteligentes acabaría viéndose salpicado por el decrecimiento general de las ventas de móviles, el resto de prospectivas iban y van en dirección contraria. A la más reciente de Juniper ya comentada, hay que añadir la de IDC en enero y las de J.Gold Associates y Canalys en el pasado noviembre, por citar sólo las más comentadas. Todas confían en que las ventas de smartphones ayudarán a compensar en parte la caída general del mercado de móviles, y todas identifican la progresiva bajada de precios como uno de los factores que jugarán a su favor. Una tendencia que recientemente iniciaba Nokia al anunciar que su E63 tendrá un precio inferior a 200 euros.
La medida no sólo ayudará al fabricante finlandés a apuntalar su progresivo deterioro en ingresos y cuota, sino que además podría empezar una guerra de precios que, en última instancia, ayudará a la adopción de smartphones incluso por el mercado de consumo. De hecho, ya hay quien avisa que los terminales inteligentes acabarán siendo el dispositivo estándar, al menos en los mercados desarrollados. Pero esta guerra de precios no se librará en el entorno competitivo móvil actual, puesto que hay analistas que ya apuntan a una reducción del grupo de suministradores líderes, del que podrían acabar saliendo Motorola y Sony Ericsson para engrosar el pelotón de las cuotas más modestas. También habrá que ver cómo evolucionan las participaciones de mercado de los distintos sistemas operativos, con un Android cada vez con más adeptos, con BlackBerry plantando cara a iPhone y con un Symbian que resiste. Pero todo podría cambiar si la apuesta Windows Mobile 6.5 y 7, y Windows Phone de Microsoft –dos de los grandes protagonistas del pasado mobile show de Barcelona– le sale bien a la compañía, acallando definitivamente las dudas con que hasta ahora se valora su futuro en el negocio de los smartphones.
En cualquier caso, el auge de los móviles inteligentes, la caída de precios y la intensificación de la presión competitiva entre los suministradores –ahora con nuevos jugadores, como Huawei–sólo pueden jugar a favor de la generalización y sofisticación de los planes de movilidad en la empresa, donde, por mucho que se escriba y hable, todavía poco más se hace que acceder al correo electrónico desde el móvil. El próximo paso tendrá que ser el acceso a las aplicaciones Web y de negocio, una demanda creciente que verdaderamente añade valor (y problemas).



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