Arquitecturas de telefonía IP: Optimización de costes

El ahorro de costes ha dejado de ser el principal argumento de venta de la telefonía IP. De hecho, disfrutar de sus ventajas, que abren la empresa al nuevo mundo de las aplicaciones IP, no sale gratis. Elegir la arquitectura adecuada contribuirá a entrar en la era de la convergencia del modo más efectivo en costes.

Los responsables de TI que invierten en telefonía IP lo hacen con la esperanza de conseguir rápidos ahorros. El marketing y la publicidad de la industria asociada a estas tecnologías, con la caja de resonancia de algunos medios, así lo prometen desde hace mucho tiempo. Pero lo cierto es que, en la práctica, la adopción de telefonía IP supone en muchos casos gastos añadidos y, en algunas áreas, no sólo de entrada sino constantes. Al fin y al cabo, la implementación de redes y servicios convergentes implica siempre al menos dos frentes de inversión: la necesidad de abordar las cuestiones de seguridad, networking de datos y gestión de aplicaciones en el proceso de despliegue; y la utilización de servicios profesionales en el diseño y puesta en marcha del proyecto. Gastos a los que hay que añadir otro potencial: el aumento de los costes del personal TI, tanto en formación como en contratación de expertos.

Estos costes crecientes contrarrestan e incluso, en determinadas ocasiones, eliminan los ahorros que prometen la simplificación de la infraestructura y la reducción de las tareas de gestión que aporta la convergencia, así como las ventajas obtenidas de las nuevas aplicaciones de comunicaciones. Por ello, las empresas han de acercarse a la telefonía IP con el enfoque que mejor les permita reducir los gastos totales de gestión y de implementación. Una medida es revisar las premisas subyacentes al propio proceso de selección del sistema a implantar. Para muchas empresas, desplegar telefonía IP significa reemplazar una mezcla dispareja de sistemas telefónicos convencionales gestionados independientemente por un servicio de telefonía a escala corporativa.


Una decisión clave es la arquitectura de la solución. ¿Debe estar centralizada, siguiendo el modelo de centro de datos, con unos pocos clusters de servidores de control de telefonía (IP PBX) con gateways de respaldo? ¿O ha de seguir un modelo distribuido, en el que la inteligencia del sistema se reparta entre todas las localizaciones formando una arquitectura redundante con poca o ninguna infraestructura centralizada? ¿Existen otras alternativas viables, como adoptar la telefonía IP como servicio gestionado o seguir un modelo peer-to-peer? Todos estos enfoques tienen sus propias ventajas y desventajas, en función de las características de la organización, el modo en que se gestionan sus servicios TI y el valor que otorgue a sus aplicaciones de telefonía IP. Un análisis de la consultora Nemertes Research ayuda a profundizar en esta problemática.

Modelo centralizado: economías de escala
Por lo general, una arquitectura de telefonía IP centralizada se basa en el despliegue de servidores de telefonía en los centros de datos, así como en grandes instalaciones, junto con gateways de sucursales de bajo coste en las delegaciones y sucursales. Las empresas pueden optar por crear una sola infraestructura de servidor centralizada para toda la empresa (quizá junto con un servidor de backup) o por seguir un despliegue regional con clusters de servidores de telefonía en las principales grandes áreas geográficas. Tal sería el caso de una compañía con presencia mundial que instalase clusters en Europa, Asia y Norteamérica para dar servicio a los empleados de estas zonas. No obstante, aun siguiendo este modelo regional, la funcionalidad de control de llamadas permanece centralizada en la sede central o los grandes centros de datos corporativos.

Los gateways de sucursal cumplen dos papeles principales: como acceso a la red telefónica convencional para las llamadas entrantes y salientes de la delegación, y como sistema de telefonía de respaldo en caso de pérdida de conectividad o de fallo en los servidores de voz centralizados. Como prestaciones adicionales, estos gateways sirven también para gestionar el rendimiento, controlar los accesos y securizar los sistemas de telefonía.

Aplicados a una gran empresa, los modelos centralizados aportan considerables economías de escala, ya que con un número limitado de servidores llegan a soportar a decenas de miles de usuarios, como lo hacen Avaya S8700, Cisco Unified CallManager 5.x, Nortel CS2100 y Siemens HiPath 8000.

Junto a la reducción de las inversiones en infraestructura, un enfoque centralizado también contribuye a disminuir los costes de gestión, al limitar el número de dispositivos y reunir la mayoría de los servidores en los centros de datos, que ya cuentan con personal y recursos dedicados para ocuparse de las tareas relacionadas con la administración de estos equipos. Es posible, además, emplazar en estos centros de datos, junto a los servidores de telefonía IP, los servidores de correo de voz, mensajería unificada y conferencia, reduciendo una vez más los costes y la complejidad. De hecho, estas son las razones básicas más citadas por los responsables de TI que se decantan por un enfoque centralizado para justificar su decisión. Las empresas ahora pueden reducir aún más la complejidad integrando los gateways de las sedes remotas con routers gateway, como hace Cisco con sus Integrated Services Router y CallManager, o uniendo, por ejemplo, los routers de sucursal Series J de Juniper con un gateway de Avaya.

Enfoque distribuido: resilencia y reducción de costes
Una alternativa al enfoque centralizado son las arquitecturas distribuidas, en las que todas las sedes cuentan con sus propios switches o servidores de llamadas, integrados entre sí en régimen de igualdad. Este enfoque sigue el modelo de arquitectura peer-to-peer popularizado por aplicaciones como Skype o BitTorrent, según la cual la inteligencia de la aplicación se halla distribuida por toda la red de peers, en vez de residir en un conjunto centralizado de servidores o conmutadores centrales. Un modelo que, entre otras ventajas, elimina los puntos únicos de fallos: la pérdida de conectividad de una determinada sede con el centro de datos no tiene consecuencias en el resto de sedes.

Las arquitecturas distribuidas de sistemas de telefonía IP como el Internet-Tel Axxess, NEC SV7000 o ShoreGear de ShoreTel son altamente escalables. Sólo hay que añadir otra IP PBX y configurarla para que sea capaz de encontrar a sus peers y compartir con ellos toda la carga de procesamiento. Las aplicaciones de correo de voz, mensajería unificada y conferencia, entre otras, también se encuentran distribuidas entre los distintos servidores, eliminando así, de nuevo, la existencia de un único punto de fallo para el sistema en su totalidad y reduciendo globalmente su complejidad. Y como cada localización tiene una o más PBX totalmente funcional, se minimiza el consumo de ancho de banda WAN, ya que sólo la cursan el tráfico generado por la sede. La PBX local establece todas las llamadas que comienzan y terminan en la misma instalación, sin necesidad alguna de viajar por la red de área amplia. Es decir, el modelo distribuido, en principio, requiere menos ancho de banda y disminuye la necesidad de disponer de una arquitectura WAN de alta disponibilidad.

Los sistemas distribuidos están especialmente indicados para organizaciones que carecen de grandes recursos –tecnológicos y de personal– centralizados. Y así lo manifiestan los responsables de TI que han elegido este tipo de arquitectura en función de la conf

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