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La GSMA advierte sobre posibles problemas en las subastas 5G

La organización ha lanzado un informe en el que analiza varios factores que pueden impactar negativamente en la distribución del espectro, como un diseño incorrecto.

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Tras años de promesas no concretadas, el despliegue del 5G es ya un hecho —si bien dista mucho de ser masivo o de estar en disposición de aprovechar su potencial al completo—. La nueva generación de red podría tener un impacto socioeconómico de 2,2 billones de dólares en los próximos 15 años, según datos de GSMA Intelligence, y representará entre un 30 y un 50% del total de conexiones en los principales mercados en 2025. Pero la misma organización avisa de que puede haber escollos en su llegada, en concreto en el proceso de asignación de frecuencias.

El 5G comercial es una realidad ya en algunos países, como Corea del Sur, Estados Unidos o Suiza. Para esto es necesario, en una primera fase, otorgar nuevas frecuencias a las operadoras con la subasta del 5G, que en España tuvo su primera puja en julio de 2018. En 2019 se espera que se multipliquen las regiones que inicien procesos de distribución de la banda. 

Esto no está exento de riesgos. Un reciente informe de la GSMA advierte que el diseño de algunas subastas de 5G pueden no cumplir con los requerimientos necesarios para garantizar una distribución que beneficie a los consumidores. Las pujas, explica en el documento el organismo, han sido el mecanismo dominante para el reparto del espectro móvil en las últimas tres décadas, pensadas para cumplir con criterios de transparencia e imparcialidad y asegurar una oferta de calidad.

Sin embargo, no es un sistema infalible. "Estamos viendo una tendencia preocupante de adjudicaciones de espectro mal administradas que podrían afectar seriamente el potencial de 5G antes de comenzar", alerta Brett Tarnutzer, Jefe de Spectrum, GSMA. Entre estas prácticas estaría la tendencia de algunas administraciones a inflar los precios del espectro de forma artificial o la restricción de la banda a la que los operadores pueden acceder. 

"Es hora de que los responsables de la formulación de políticas trabajen más estrechamente con las partes interesadas para permitir premios más oportunos, justos y efectivos", apunta Tarnutzer. Para esto, la GSMA señala una serie de aspectos a tener en cuenta por los gobiernos y reguladores, empezando por la recomendación de priorizar en las subastas el apoyo a los servicios móviles asequibles y de alta calidad frente a la maximización de los ingresos. Buscar lograr el máximo de beneficios, dicen, perjudica directamente a los usuarios. Por eso es tan relevante que se realicen bajo un diseño correcto, y los adjudicatarios deberán considerar distintos procesos de asignación, ya que la subasta no es siempre la más adecuada. Si se elige este modelo, deberá garantizarse que no incurra en riesgos adicionales o incertidumbres para los participantes. 

Dentro de estas recomendaciones sobre las pujas, se promueve que se subasten cantidades lo suficientemente amplias de espectro para garantizar servicios de calidad. En esta línea, se advierte que los topes o reservas de espectro para verticales o nuevos actores pueden hacer que suban las cantidades a pagar. El foco de las condiciones de licencia debería ser minimizar el coste de cobertura de áreas no rentables y evitar la alteración del proceso de distribución, apuntan.

Tarnutzer resume todos estos consejos y advertencias en una idea central. "El objetivo más importante de otorgar frecuencias no debe ser ganar más dinero, sino más bien asegurar que los consumidores se beneficien de la mejor conectividad móvil".



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Fernando Rubio Román, CTO de Microsoft España. TECNOLOGÍA
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