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300.000 kilómetros de cable submarino en tres años: así evolucionarán las redes

El desarrollo de Internet impactará en el diseño del mapa de interconexiones global, que requerirá una inversión de 8.800 millones de dólares en las principales rutas de cable bajo el mar.

DE-CIX cable submarino

El despliegue de cable submarino está en un momento de auge, que se refleja en las previsiones a tres años vista: en este periodo se prevé que se llegue a los 74 sistemas, que tendrán más de 300.000 kilómetros de longitud. Así se apunta en el estudio que la compañía DE-CIX ha encargado a TeleGeography, a través del cual analizan las correlaciones entre el mercado creciente de cable submarino y el global de interconexión de redes.

Según el estudio, los buenos datos a nivel de despliegue de redes submarinas vienen ya de 2017, cuando la longitud de cables de fibra desplegados superaba los 74.000 kilómetros: una cifra que no se había conseguido igualar desde el anterior boom del mercado, en 2001. Un auge que coincide con la fase de crecimiento dinámico que está viviendo el entorno global de interconexión, con los ecosistemas de 'peering' a nivel global alcanzando niveles de tráfico récord. 

Este entorno es el que ha llevado a DE-CIX a cuestionarse si se pueden extraer pautas comunes entre el desarrollo de las nuevas rutas y dónde se están localizando los puntos de intercambio de tráfico de las redes. En este sentido, distingue entre centros tradicionales y nuevos centros. De acuerdo al informe, hay una serie de núcleos principales, como Nueva York, Frankfurt o Hong Kong, que seguirán teniendo un papel estratégico en la interconexión de redes. Las nuevas rutas de cable submarino seguirán conectando estos puntos, gracias a la creación de trayectos diversificados.

Este tipo de rutas diversificadas, sin embargo, contribuirán también a que se varíen, en cierta medida, los nodos de interconexión, creando nuevas rutas físicas para conectar nodos existentes. El informe pone como ejemplos las nuevas redes como MAREA y Dunant, que pueden hacer que la demanda transatlántica se deslocalice de Nueva York a Ashburn. Otros sistemas como BRUSA y Seabras-1 podrían llevar a que se moviese la demanda de interconexión de América Latina desde el centro de Miami a otros centros ubicados más al norte en la costa este de EEUU. 

Pero el estudio también prevé que se dé el caso en el que el despliegue de nuevas rutas submarinas impacte en el desarrollo de nuevos ‘hubs’ de conexión. Destaca los casos de centros situados junto a los puntos de agregación de estos cables, como Lisboa, que podría erigirse como núcleo de intercambio intermediario entre África Occidental y Asia con el norte de Europa. Otros ejemplos son los de las localidades de Marsella, que ya goza de relativo éxito, Mumbai y São Paulo. 

El informe apunta a que se podrían crear nuevos nodos de interconexión de seguir aumentando la demanda, y cita entre las zonas con posibilidades la costa oeste de África. Sin embargo, también advierte que este proceso se podría ralentizar, de favorecerse las inversiones en rutas más largas o ya establecidas. 



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