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Wi-Fi se reinventa para adaptarse a los requisitos de IoT

La industria Wi-Fi tiene la ambición de convertir esta tecnología inalámbrica en la dominante en el área de Internet de las Cosas (IoT). Wi-Fi podría llegar a ser una opción atractiva por una serie de razones, pero, tal como está configurada, la tecnología actual se queda corta en varios aspectos clave. Su evolución resulta prioritaria.

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Para empezar, la tecnología Wi-Fi es más compatible con IP que cualquiera otra alternativa inalámbrica y la industria de los chips la respalda, además, porque sus altos volúmenes de ventas y los bajos precios. Y si las nuevas versiones de Wi-Fi para IoT consiguen integrarse de forma sencilla en los dispositivos y sensores de IoT, con diseños MAC y PHY e interfaces familiares, podría resultar atractiva para los desarrolladores de Internet de las Cosas.

Sin embargo, los sensores inteligentes precisan dos elementos clave de red, cobertura en edificios y buen comportamiento en la nube. Por ahora, estos dos requisitos se quedan cortos, cuando hablamos de Wi-Fi, en comparación con tecnologías inalámbricas alternativas, como Zigbee, Z-Wave, y Bluetooth Low Energy (BLE).

En su contra también está que un sensor Wi-Fi tendría una autonomía de meses, no de años, y los intentos de hacer chips de muy baja potencia, con el protocolo 802.11b/a/ g/n/ac, han tenido un éxito marginal hasta el momento. Y, además, un único punto de acceso Wi-Fi no cubre de forma fiable todas las estancias de una casa moderna y de otros edificios comerciales, con varios pisos, paredes gruesas, sótanos y otras barreras.

No obstante, hay cuatro iniciativas que pretenden remediar estas deficiencias a partir del progreso de las normas, con acuerdos técnicos sobre estándares y nuevas certificaciones.

La primera iniciativa es un Wi-Fi 802.11ah, de “rango extendido" y a una frecuencia más baja de 900 MHz, para reducir los requisitos de potencia de los chips. Parece prometedor, pero además de espectro, se precisa tiempo para su desarrollo. Aunque 802.11ah ya es un estándar IEEE, la Alianza Wi-Fi tardará un tiempo en llevar a cabo las pruebas de interoperabilidad y desarrollar una certificación para la industria.

Otra iniciativa es la que se centra en el "Hogar Conectado" y propone un enfoque basado en un servidor proxy intermedio en el hogar, que comunique con el actual punto de acceso Wi-Fi. Se trata de una solución de corto plazo, para reducir el consumo de energía y poder avanzar con los puntos de acceso existentes.

Otra idea, más reciente, ha sido presentada por la IEEE y propone ampliar Wi-Fi para proporcionar una funcionalidad equivalente a Zigbee, tanto en interiores como en distancias cortas al aire libre. Diseñado para la banda de 2,4 GHz, se acerca al Wi-Fi actual más que 802.11ah. Sus mejoras en alcance llegan de canales RF más estrechos y con tasas más bajas, en lugar de apostar por frecuencias más bajas. Además, supone una opción muy sencilla para el diseño de los chips y podría llegar muy pronto.

Por otro lado, no se deben olvidar las bandas UHF que, aunque IoT no es un objetivo primario para esta tecnología, se adaptaría bien a las redes de sensores.

En todo caso, hay que tener en cuenta que el éxito de Wi-Fi procede, en gran parte, de la simple conexión de una sola aplicación para acceder a Internet desde los teléfonos móviles, tabletas y PC. Esto ha proporcionado un mercado tan rico para Wi-Fi que ha habido poca necesidad de diversificarse. Sin embargo, IoT es una gran ocasión para las tecnologías inalámbricas de corto y medio alcance y la tecnología Wi-Fi puede ofrecer una alternativa viable a Zigbee y BLE.

 



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