Redes inalámbricas de nueva generación

Desde que en la década de los 90 nacieran los primeros sistemas inalámbricos con velocidades máximas de 2 Mbps, estos dispositivos han evolucionado enormemente definiéndose un gran número de estándares dentro del 802.11. Las principales mejoras han sido los incrementos en la velocidad y la seguridad. La demanda de servicios de alta velocidad por parte de las compañías para dar soporte al vídeo, la demanda de mayor seguridad o las nuevas aplicaciones en Roberto García, director de Operaciones de Ambartiempo real, requieren que las infraestructuras de comunicaciones sean capaces de adaptarse a las necesidades emergentes. Con los antiguos estándares inalámbricos 802.11a/b/g, las velocidades máximas eran de 54 Mbps, lo que suponía una limitación en el uso de las funcionalidades que las compañías requerían. Con la aprobación del nuevo estándar 802.11n, estos nuevos equipos mejoran significativamente el rendimiento de la red con un incremento significativo en la velocidad máxima de transmisión de 54 Mbps a un máximo teórico de 600 Mbps. Este acceso de alta velocidad permite la creación de una red Wi-Fi multiservicio para aplicaciones en tiempo real de datos, voz y vídeo IP, siendo estas dos últimas las más exigentes en cuanto a capacidad y disponibilidad.
Esta evolución de la velocidad, ha venido acompañada de un incremento en la seguridad del entorno radio, el punto más crítico para los detractores de esta tecnología. Así, el estándar 802.11i elimina muchas de las debilidades de sus predecesores tanto en la autenticación de los usuarios como en la robustez de los métodos de encriptación. Lo consigue en el primer caso gracias a su capacidad para trabajar en colaboración con 802.1X, mientras que en el segundo lo realiza mediante la incorporación de encriptación Advanced Encryption Standard (AES). Además de incrementar de manera más que significativa la seguridad de los entornos WLAN, también reduce la complejidad y el tiempo de roaming de los usuarios de un punto de acceso a otro.
Ambar Telecomunicaciones es un referente de la tecnología inalámbrica en todos los sectores y mercados, adaptándose a los cambios y evoluciones de esta tecnología. Actualmente en el sector público y más concretamente en el campo sanitario, la compañía instala dispositivos inalámbricos en zonas críticas, como urgencias o quirófanos, mejorándose la atención a los pacientes y obteniéndose un mayor aprovechamiento de los sensores médicos de los enfermos. En el entorno educativo, el actual proyecto gubernamental Escuela 2.0 proporciona a los alumnos de Primaria y Secundaria conexiones de banda ancha a contenidos multimedia y navegación a Internet. Ambar Telecomunicaciones trabaja junto con varias Consejerías de Educación en estos proyectos.
En el sector privado, para los departamentos de logística y producción de compañías industriales, las soluciones inalámbricas de nueva generación aportan la movilidad, calidad y fiabilidad requerida para un aumento en la productividad y gestión de los recursos. En otros entornos empresariales, la principal ventaja es la movilidad, ya que se puede prescindir del teléfono fijo y del ordenador de sobremesa para trabajar con el portátil y hablar por el móvil.

Eliminando cables
Los principales fabricantes del mercado, de los que Ambar Telecomunicaciones es partner, consideran que la tecnología inalámbrica desbancará a la tecnología cableada en los próximos años, ya que gracias a los dispositivos de alta capacidad se consigue el mismo rendimiento que con las soluciones de cable. Además, las soluciones inalámbricas resultan interesantes tanto económicamente como por el valor añadido que aportan para los usuarios finales, aunque el retorno de la inversión de esta tecnología no sea fácil de cuantificar. Pero a la hora de valorar los costes, se deben analizar factores de inversión y de operación. En cuanto a los primeros, los gastos se ven reducidos ya que no se requiere un despliegue de infraestructura de red en las todas las instalaciones de la compañía, pues con un punto de acceso se puede garantizar el servicio a un número elevado de usuarios. En lo referente a los costes de operación, estos también se reducen considerablemente ya que la infraestructura a mantener es mucho menor; por ejemplo, podemos pasar de 100 puestos de red a 5 puntos de conexión inalámbrica.
Las redes inalámbricas pueden coexistir con las redes tradicionales de cable. El uso de una solución u otra vendrá determinado por la necesidad del usuario final y de la compañía, que podrán decidir cuál es la más adecuada para conseguir el máximo rendimiento empresarial. Los tres puntos clave para que la tecnología inalámbrica triunfe en una compañía son la velocidad, la seguridad y la fiabilidad.


Roberto García, director de Operaciones de Ambar Telecomunicaciones



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