Software

Movilidad: un enfoque estratégico

 En muchas organizaciones, la movilidad ha ido surgiendo con poca o ninguna planificación, a merced de la iniciativa de los propios usuarios. Un error que se puede pagar caro. Optimizar las ventajas propias de la movilidad, asegurándose el éxito del proyecto, exige adoptar un enfoque estratégico global.
La penuria económica y financiera que empaña los tiempos que corren está esquilmando la mayor parte de los presupuestos TI de las organizaciones. Pero un área donde menos se está recortando inversiones es la de movilidad, puesto que este tipo de proyectos fácilmente se traducen en incrementos de la productividad, ahorros de costes e incluso, en muchas ocasiones, más ingresos. Si esto es fácilmente constatable en actividades de tipo administrativo o de gestión, en las tareas relacionadas con las ventas y el soporte de clientes es más que obvio. Sin embargo, optimizar estas ventajas y tener realmente éxito con un proyecto de este tipo exige abandonar el enfoque meramente táctico con que muchas empresas se acercan a la movilidad para adoptar un enfoque estratégico que comprenda todos los aspectos de despliegue, gestión y seguridad. Una visión que, según Burton Group, no abunda hoy entre las organizaciones.
Para la firma consultora, la falta de políticas bien diseñadas y reforzadas deja a las empresas en medio de un océano de dispositivos y smartphones de todo tipo y marca, con sus diferentes características y funcionalidades, y con múltiples sistemas operativos y tecnologías de red. Su proliferación en los entornos corporativos complica –si no impide– su gestión, securización e integración con el resto de recursos TI de la empresa. Sin un enfoque estratégico que ponga orden en este caos, la movilidad puede acabar por ser más un problema que una solución al suponer un enorme riesgo para el negocio.
IDC coincide en el diagnóstico del problema y en el consejo. En la presentación del estudio “Movilidad corporativa 2008: el reto de la gestión”, Jaime García Cantero, analista de la firma consultora, aseguraba hace algunos meses que la proliferación de dispositivos móviles, junto con la tendencia creciente a su personalización, ha convertido la gestión de la movilidad en una tarea “tremendamente complicada y crítica para el responsable de sistemas”. Según Jaime García, hasta la fecha, la movilidad se ha venido abordando de una forma táctica, siguiendo una estrecha y miope política de parches que ha dado como resultado que “las empresas cuenten con multitud de productos pero no dispongan de una solución de movilidad global; ahora es el momento de que empiecen a pensar en la movilidad desde un punto de vista estratégico”.

Estandarización de dispositivos
La clave inicial de cualquier estrategia de movilidad consiste en establecer una política sobre dispositivos móviles a partir de la definición de perfiles de usuarios y de las necesidades empresariales y tecnológicas asociadas a cada uno de ellos. En esta clasificación de perfiles, como primer paso estratégico, IDC aconseja tener en cuenta cuatro factores: grado de movilidad, definido por la distancia y el tiempo que el trabajador pasa fuera de la oficina; confidencialidad de la información a la que se accede o que se almacena y sus implicaciones de seguridad; acceso a la información en tiempo real o acceso asíncrono; y las aplicaciones a las que se precisa acceder.
A partir de los perfiles de usuario será más sencilla la elección de dispositivos móviles como opciones estándar corporativas. Un proceso en que lo verdaderamente importante son las características y funcionalidades que resulten útiles para la actividad de los empleados. Todos querrán lo último y lo mejor, los nuevos modelos se suceden rápidamente y el atractivo de terminales como el iPhone o los Macbooks es innegable, pero siempre habrá que asegurarse que el equipo elegido es el más adecuado para el uso laboral que se le va a dar.

Gestión y seguridad
Uno de los criterios fundamentales a seguir en el proceso de selección es el de conseguir el mayor nivel de seguridad. Cada vez más, los dispositivos móviles se están convirtiendo en una réplica –cuando no un sustituto– de los equipos de sobremesa, ya que pueden cumplir la mayor parte de las tareas que antes dependían de una conexión cableada, como email, telefonía, navegación Web, edición de textos e incluso, cada vez más, acceso a aplicaciones de negocio. Y tales capacidades implican un gran riesgo en caso de pérdida o robo del dispositivo. Cualquier extraño que se haga con un terminal de la empresa tendrá, como mínimo, acceso a la libreta de contactos y podrá recibir y enviar mensajes. Cuando el dispositivo pertenece a algún directivo o contiene información comercial o sobre clientes, los riesgos se multiplican.
Para mitigar estos inconvenientes, la encriptación es un medio excepcionalmente útil, al igual que el bloqueo del terminal en caso de pérdida o robo, la descarga remota o el empleo de contraseñas mediante la combinación obligatoria y periódica de caracteres alfanuméricos, mayúsculas y minúsculas. Todas estas características son fundamentales en el caso de empresas sometidas al cumplimiento normativo y como prevención contra la fuga de datos, aún cuando el usuario sólo utilice voz y correo. Los mensajes pueden contener información confidencial y deben ser protegidos al mismo nivel que el correo de sobremesa. Según datos de IDC, las empresas que han sufrido una fuga de datos lo achacan en un 50% a la pérdida o la sustracción de un portátil y en un 33% de un dispositivo móvil.
En su mayor parte, los nuevos dispositivos 3G cumplen bien con los requisitos de seguridad, pero muchos fallan en lo que se refiere a la gestión. De hecho, no todos los fabricantes consiguen ofrecer una gestión a nivel empresarial como lo hace BlackBerry, con su modelo Enterprise Server (BES), y Microsoft, con System Center Mobile Device Manager. En este sentido, las funcionalidades de borrado y bloqueo son fundamentales en cualquier solución de gestión de dispositivos móviles (MDM), así como la actualización centralizada de parches de seguridad y el propio control del terminal. Es cierto que puede resultar caro adquirir y administrar estas herramientas de gestión centralizada, pero se pueden contratar como servicios hospedados por unos cuantos euros por usuario al mes.
Otro aspecto a tener en cuenta a la hora de seleccionar terminales móviles de empresa es la facilidad de uso, un factor aparentemente banal pero de trascendencia en cuestiones como la sincronización o el paso al modo Wi-Fi. El uso de Windows Mobile, por ejemplo, se complica en dispositivos de pequeño formato y exige un esfuerzo de formación. Utilizar Word, Excel o PowerPoint en los dispositivos móviles no es sencillo. Las nuevas pantallas táctiles son otro inconveniente porque no todos los usuarios se adaptan bien a ellas, tras años de trabajar con el teclado tradicion

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Fernando Rubio Román, CTO de Microsoft España. TECNOLOGÍA
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