La Lotería del Niño
No son pocos los nombres que se barajan para sustituir a César Alierta al frente de Telefónica. Entre ellos los de Carlos Solchaga y Óscar Fanjul. Y no son pocos los que desearían sustituirle, o los que mantienen con él viejas rencillas que desearían dejar zanjadas. Alierta mantiene un complicado equilibrio. Aunque su gestión de Telefónica está cumpliendo con el guión que le han reclamado los inversores (reducción de deuda y nuevos proyectos de adquisiciones), sigue rodeado de lagunas que el día menos pensado se podrían convertir en pantanos cenagosos. El caso por presunto uso de información privilegiada cuando estaba al frente de la antigua Tabacalera sigue abierto. Es una especie de mala hierba que nunca termina de morir. Cada cierto tiempo lo recuerda la prensa. Por otra parte, el núcleo duro de Telefónica (BBVA y La Caixa) –hace años unido como una piña-, mantiene ahora una guerra soterrada por determinar quién abandera la preponderancia en el capital social de la empresa. Para muchos, BBVA sintoniza más con Alierta que La Caixa. Todo dependerá de cuál de las dos entidades gana la batalla del protagonismo en el capital de Telefónica.
No sólo en Telefónica
En el sector de telecomunicaciones se da por hecho que cualquier cambio que tenga que producirse en los grandes grupos se realizará sin prisa pero sin pausa. Nunca antes de que acabe este año pero siempre antes de que termine la presente legislatura. En cualquier caso, las quinielas no se circunscriben exclusivamente al ámbito de Telefónica. También se considera que Auna tendrá que revisar en algún momento su modelo. Máxime si pretende salir a bolsa. Luis Alberto Salazar Simpson, presidente del grupo y hombre ligado a Rodrigo Rato, ministro de Economía con la anterior legislatura del PP, tendrá que redefinir su papel en una Auna cotizando en un país con un Gobierno de signo contrario y en que Joan David Grimá, el hombre de Santander, ha asumido un bien merecido protagonismo.
Como enseña la historia, las batallas de sucesión nunca son fáciles. No tanto porque las personas que están arriba no quieran ser derrocadas, sino por los codazos que hay entre los de abajo para usurparles el puesto. Un buen escenario de este tipo de luchas por llegar a lo más alto será la que, sin ninguna duda, supondrá una gran batalla: hacerse con la presidencia del futuro Consejo Superior de Medios Audiovisuales, anunciado por José Montilla a mediados de mayo como órgano independiente para regular el sector audiovisual. Falta mucho, pero no pronto empezarán a sonar nombres.