Microsoft ataca la decisión de la CE relativa a su código servidor

En el marco de la audiencia que se está celebrando esta semana en Bruselas, Microsoft ha arremetido contra la parte más contenciosa de la regulación antitrust emitida por la Comisión Europea contra la compañía en 2004: la decisión de obligarla a comaprtir el código fuente de su plataforma servidor.


En su alegación contra esta exigencia, Microsoft ha advertido a los jueces del Tribunal de Primera Instancia europeo que no anular esta parte de la sentencia sería una “receta para el desastre” en el área de la protección de la protección intelectual en Europa.

En 2004, la Comisión ordenó a la empresa abrir su código fuente para protocolos de comunicaciones de servidor a sus competidores. El objetivo es que éstos puedan construir programas servidor capaces de trabajar con Windows ofreciendo el mismo nivel de interoperatividad que si se tratara del software propio de Microsoft.

Los reguladores pueden forzar a las empresas a revelar propiedad intelectual como patentes, copyrights y secretos comerciales si la información que protegen es indispensable para actuar en el mercado en cuestión. Y, según Microsoft, la Comisión no ha podido demostrar que se trate de una situación tal.

Ian Forrester, abogado principal de Microsoft ha argumentado que la información que otorgaba a Linux un 11% de participación en el mercado de software servidor de grupos de trabajo durante 2004, incluida en la documentación relativa a “la parte servidor” del caso, constituía una prueba de que la información requerida a Microsoft no era indispensable porque Linux no la necesitaba para competir.

David Evans, profesor de Economía de University College (Londres) y uno delos testigos clave de Microsoft, llamó la atención sobre la definición del mercado de servidores utilizada en 2004 por la CE para emitir su dictamen. El mercado de servidores para grupos de trabajo (workgroup) estaba valorado en 5.900 millones de dólares, mientras que el valor del mercado global de servidores, incluidas todo tipo de plataformas, se elevaba a 53.000 millones de dólares, según las cifras citadas por Evans.

<b>Un cálculo de cuota “exagerado”</b>
Microsoft tenía una participación del 72% en el segmento de servidores workgroup, pero sólo un 33% en el mercado global, de acuerdo con los datos presentados por Evans. Atendiendo sólo al segmento de menor valor (plataformas workgroup), la Comisión, en cierta medida, “exageró” la cuta de Microsoft, según Evans.

Por su parte, los portavoces de Microsoft han insistido en que no existe ningún problema de interoperatividad entre el sistema operativo Windows y los servidores de sus competidores. “La interoperatividad es un lugar común. Es muy fácil para un software cliente Windows XP interoperar con servidores no-Windows”, aseguró John Shewchuk, ingeniero de Microsoft.

Shewchuk distinguió entre una interoperatividad en sentido amplio y la posibilidad de unir estrechamente entre sí servidores de diferentes fabricantes en cierto tipo de sistemas de informática distribuida. “No se puede simplemente `soltar´ un servidor de Sun Microsystems en un sistema Novell. Pero el hecho de que no puedan reemplazarse entre sí en una misma unidad servidor no significa que no sean interoperativos”.
Sun, cuyas quejas sobre la interoperatividad en 1998 fueron uno delos detonantes del caso antitrust europeo contra Microsoft, no podía esperar tener acceso a los protocolos que la hubieran dado acceso a sistemas servidor que corrieran Windows, sencillamente porque “hubiera sido lo mismo que facilitar a Sun la información necesaria para construir sistemas Windows”, ha argumentado Tom Bookes, portavoz de Microsoft.

Un abogado de la firma Clifford Chance, que representa al representante del comité europeo para sistemas interoperativos, que actúa de parte de la Comisión en este caso, ha quitado importancia a los argumentos de Microsoft asegurando que “no aportan nada nuevo”.




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