Comentario: La hora del bucle local

Por fin se ha impuesto la lógica y la apertura ha llegado al bucle local. En el tira y afloja de la liberalización -dos pasos adelante, uno atrás; dos atrás, uno adelante-, el desconocimiento de los nuevos escenarios a los que van dando lugar las nuevas medidas obliga a recomponer poco a poco la situación y exige tomar medidas adicionales que eliminen las ineficiencias que afloran. Es un camino desconocido en el que, pese a las previsiones, todo está por descubrir.

Después de la apertura del mercado de telecomunicaciones realizada en diciembre de 1998, se ha ido viendo cada vez más como el nuevo modelo no acababa de despegar sin la liberalización del bucle local. Durante los meses transcurridos, y con una competencia limitada a las llamadas de larga distancia, se ha ido imponiendo la necesidad de llevar la apertura a las llamadas locales como un medio dinamizador del chirriante panorama actual, en el que el operador dominante sigue llevando abrumadoramente la batuta.

En Bruselas, que cuenta además con un año más de experiencia proveniente de aquellos países que abrieron sus mercados en enero de 1998, ya estaban sobre aviso, tal como quedó claro en la Cumbre de Lisboa, donde los estados miembros se comprometieron a desarrollar medidas para liberalizar el bucle local antes de 2001.

Las medidas tomadas por el Consejo de Ministros del pasado 23 de junio avanzan en esa dirección. Por un lado, y a partir del 15 de noviembre, se recoge la posibilidad de hacer llamadas locales con operadores alternativos mediante preselección, introduciendo el prefijo en cada llamada o automáticamente por medio de preasignación 2000. Por otro, a partir de enero de 2001, se incluye la posibilidad de elegir nuevo operador sin cambiar ni de número ni de línea. Será entonces cuando se culmine la apertura del bucle local, abriéndolo al resto de operadores.

En el fondo de la cuestión se encontraba una gran pregunta: ¿construir o alquilar? Es lo que, resumiendo en anglosajón, se ha dado en llamar en el seno de la UE la "unbundling" del bucle local. Y la cuestión no es pequeña, porque puede que el planteamiento seguido por el Gobierno español, sin ningún tipo de contrapartida para los nuevos entrantes, acabe una vez más reforzando la posición de Telefónica. A simple vista parece difícil, pero no imposible si se siguen los razonamientos manejados en Bruselas.

El concepto "unbundling" remite a la posibilidad de que los nuevos operadores utilicen la línea de abonado existente con el compromiso de emprender la construcción de su propia red una vez conseguida la necesaria masa crítica de usuarios. Se trata, de esta forma, de soslayar los elevados riesgos y gastos asociados a la construcción de una red de acceso cuando existe incertidumbre sobre el número de clientes que se puede conseguir.

La preocupación de la Comisión Europea por el "unbundling" del bucle local se recoge en varios documentos, como Access Notice de la DG IV, la Directiva de interconexión y el 1999 Review. En realidad, se trata de una cuestión controvertida, por cuanto, como se ha dicho, puede contribuir a fortalecer aún más la posición de los operadores dominantes, pese a facilitar la entrada de competidores en llamadas locales, al depender éstos de las redes de acceso de aquéllos. También se plantea si este mecanismo fomentará la reducción de las inversiones en infraestructuras. Por ello, no estaría de más que, ahora o más adelante, se introduzca alguna obligación en este sentido para los competidores de Telefónica.

En España, además, se precisaban nuevas medidas liberalizadores en el bucle local para ayudar a corregir lo que hoy es un hecho incontrovertible: las tarifas locales siguen siendo baratas en España en comparación con otros países. Sólo el miedo a un tirón del IPC -dado el modelo actual de fijación de precios, también en revisión, en el que priman las llamadas locales- ha contenido el hambre de Telefónica por subir los precios de este tipo de llamadas. Se supone que la entrada de competencia en esta área ayudará a bajar los precios lo suficiente como para suavizar el reequilibrio tarifario. Lo que está por ver es el interés de los nuevos operadores -de algunos, al menos- por este mercado.


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Fernando Rubio Román, CTO de Microsoft España. TECNOLOGÍA
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