Telefónica rumbo a Río

Telefónica vive envuelta en las últimas semanas en dos operaciones aparentemente inconexas, pero que para César Alierta, su presidente, tienen imbricaciones. Por un lado, la multinacional española es una pieza clave para determinar si sale adelante o no la OPA de Sonae sobre Portugal Telecom (PT). Por otro lado, Telefónica es cortejada por Pirelli para que la operadora española se quede con parte de su sociedad Olimpia, que controla el 18% de Telecom Italia (TI). ¿Qué tiene que ver PT con TI? En Telefónica piensan que mucho. La respuesta está al otro lado del Atlántico. Concretamente en Brasil, sobre cuyo mercado celular planea desde hace más de un año el fantasma de la reordenación. Telefónica es, junto a PT, el primer operador móvil en aquel mercado, con la sociedad conjunta Vivo. TI, que controla la operadora celular TIM Brasil, es el segundo protagonista celular de ese país. Telefónica quiere sacar partido de la situación que vive PT con Sonae, y de la que vive TI con Pirelli, pero quiere hacerlo sobre todo en Brasil. A partir de ahí, la casuística es muy amplia.
La operadora española ha empezado a desvelar sus cartas. A finales de febrero, anunció que apoyaría la eliminación de los límites a los derechos de voto en PT, de la que tiene un 10%. Aunque todavía no ha dicho si venderá su 10% a Sonae, al apoyar la eliminación de los blindajes en los votos explícitamente ha dado su apoyo a la OPA hostil lanzada contra PT por ese grupo. Con Sonae al frente de PT, Telefónica tiene posibilidades de quedarse con la totalidad de Vivo, (y hacerlo a buen precio, como compensación por su apoyo en la OPA). Pero ¿qué pasará si Sonae no consigue hacerse con PT, y al frente de la operadora sigue su actual dirección, que ve en Telefónica el diablo de la traición? Definitivamente, Telefónica habría roto con la operadora lusa. ¿Qué pasaría entonces con Vivo? Hasta ahora, siempre se ha planteado el futuro de Vivo con la visión de que sea Telefónica la que se quede con la totalidad del negocio. Pero hay otras opciones. Una es que se trocee, y se reparta más o menos de forma amistosa entre los socios. La otra es que se la quede PT. En este caso, aparentemente supondría la salida de Telefónica del prometedor mercado brasileño. Es ahí donde interviene el as que la compañía española quiere jugar con TI. Cuando Pirelli ofrece a Telefónica comprar parte de Olimpia, Telefónica pide algo más que una simple participación financiera en TI. Quiere que eso sea la excusa para cerrar un acuerdo en Brasil, y en especial con respecto a TIM Brasil, que desde hace tiempo TI tiene en venta. Incluso en algún momento se llegó a confirmar que había dos ofertas: por un lado, de la propia Vivo, y por otro, de Claro, grupo participado por América Móvil, el gran gigante celular en Latinoamérica en manos de Carlos Slim.
TIM Brasil es la única operadora que da servicios en todos los estados brasileños, con una cuota del 25%, frente al 30% de Vivo y el 23% de Claro en un sector con cien millones de clientes. La compra de TIM Brasil no puede ser vista exclusivamente como un plan B de Telefónica ante la eventualidad de no conseguir el control de Vivo. El gran deseo del operador español es poder sumar ambos grupos. ¿Hasta qué punto? Todo depende de qué nivel de concentración permita Anatel, el regulador brasileño. Telefónica tiene motivos para quedarse con Vivo (o gran parte de sus activos, cediendo el resto a PT), y con parte de TIM Brasil. La fusión Vivo-TIM aceleraría la migración de Vivo hacia el GSM, del que ya está dotada la red de TIM Brasil.


Julián Lorente
comunicaciones@idg.es

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