O transparencia o silencio

Los responsables de sacar a Nortel de la quiebra o han cambiado de opinión ante la imposibilidad de la tarea o han estado engañando a su canal y a su base de clientes aireando durante semanas mensajes triunfalistas sobre la buena marcha de la unidad de negocio de comunicaciones para empresas. Si lo que publicaba The Wall Street Journal el pasado 12 de marzo sobre la puesta en venta del negocio de empresa, además del de soluciones wireless y móviles, resulta ser cierto –y cada vez hay más indicios de que lo será–, las relativamente recientes palabras de Joel Hackney, presidente de esa unidad, apoyándose en la firma de “cientos de contratos” con nuevos clientes para lanzar un mensaje de optimismo sobre el futuro de la división, adquirirían al final un tinte patético.
Y, de carambola, si esa venta va adelante, Nortel habrá recorrido el más original de los caminos para acabar como el resto de sus grandes competidores –salvo Alcatel-Lucent, que permanece como suministrador global– en el mercado de equipamiento de telecomunicaciones para operadores. Lo que hizo Ericsson al vender a Aastra su división de soluciones de empresa, o lo que Nokia y Siemens entendieron como único salvavidas hace ya tiempo uniendo sus respectivos negocios de operadores en una nueva compañía independiente concentrada en este segmento, lo haría ahora Nortel como única salida de la suspensión de pagos. Se entiende así la marcha atrás en las intenciones de venta de la unidad Metro Ethernet. Sin embargo, la venta de la unidad wireless –para la que Cisco podría ser el candidato ideal– le dejaría esquilmado, con un perfil poco atractivo para seguir adelante.
Como quiera que sea, ninguno de los potenciales compradores de Enterprise Solutions de Nortel citados por The Wall Street Journal se libraría de los solapamientos de ofertas, salvo en el caso de Nokia Siemens Networks, que –recorriendo el camino inverso al que hizo posible la creación de la compañía– volvería a entrar en un negocio que concentró en Siemens Enterprise Solutions, con la que además tendría que competir. El caso de Gores Group –socio precisamente de Siemens Enterprise Solutions, tras la operación de fusión con su también participada Enterasys– se explicaría fundamentalmente por la absorción de la cuota de mercado de Nortel en comunicaciones unificadas (UC), estimado en alrededor de un 11%, por detrás de Cisco (18%) y Avaya (22%), que, pese a liderar este mercado, acaba de anunciar su intención de reforzar y aumentar su posición en UC.
Habría ganancias tecnológicas también, pero es difícil calcular su valor real en la actual situación de mercado. Siemens Enterprise Solutions carece de tecnología Wi-Fi propia, pero quién podría justificar una operación de tal calado sólo por la adopción de ese nicho, y Avaya podría volver al mundo de los switches y otros equipos LAN del que salió hace mucho, aunque se trata de un segmento que no se encuentra precisamente en sus mejores momentos. Sería como volver a oír una vieja canción de un pasado que todos parecían querer olvidar.
En cualquier caso, lo peor de todo es que Nortel está haciendo justo lo contrario de lo que el mercado le exigió desde el principio: información y transparencia. No se puede animar a la base de clientes de los sistemas de empresa de la compañía a permanecer fieles a la marca al mismo tiempo que se busca comprador para esa tecnología. Cuando no se puede decir la verdad, lo mejor es callarse.



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