Innovación y consolidación

Todos estamos de acuerdo en que las empresas de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones están obligadas a innovar de forma continua. La pregunta clave es hacia dónde.

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Tomar  decisiones erróneas en este campo puede costar muy caro a cualquier compañía, pero para aquellas en las que las TIC forman el núcleo de su negocio, el precio puede llegar a ser la viabilidad o no de la compañía en el futuro.

 

Desde la apertura de los mercados de telecomunicaciones en la Unión Europea, la introducción de la competencia en un marco altamente regulado eliminó toda posibilidad de proteccionismo a los operadores establecidos, al menos teóricamente. La entrada de nuevos competidores, que no han de asumir los mismos compromisos que los anteriores, aceleró el proceso de reconversión.

 

El mapa de los fabricantes de equipos también ha cambiado sustancialmente. Hace algunos años, sus ingresos estaban tan protegidos como los de sus clientes tradicionales. Las inversiones en desarrollos y tecnologías se llevaban a cabo mediante unos planes más o menos asegurados de compras por parte del cliente. Actualmente, el proceso de compra ha cambiado tanto como el origen de los fabricantes que actualmente compiten por los clientes.

 

No podemos olvidar, por supuesto, el papel fundamentalmente revolucionario que Internet y el mundo creado alrededor del Protocolo de Internet (IP) ha jugado en estos cambios. Desde el modelo de negocio, que se ve cuestionado continuamente por empresas de Internet que lanzan productos que se apoyan en las redes existentes para llegar al usuario, hasta las tecnologías que impactan radicalmente en la planificación y la explotación de las redes. Los ingresos más o menos asegurados obtenidos por la voz en el pasado reciente se han visto mermados de forma sustancial y la esperanza es que sean sustituidos por los de los servicios de datos. Sólo que las reglas son totalmente diferentes, aunque también la tecnología ayude en ese sentido a abaratar costes, con equipos de reducido tamaño, que se alojan en parte de un armario ubicado dentro de un centro de datos y que permiten hacer lo mismo que otros que hace algunos años necesitaban todo el edificio y los recursos humanos y técnicos asociados.

 

Los operadores han de invertir continuamente para crear nuevas formas de ingresos, en la definición e implantación de medidas de ahorros de costes para extraer el máximo de las infraestructuras de redes y en acciones de marketing y promoción de sus marcas. Lo mismo que hacen los nuevos entrantes que se apoyan en Internet de forma natural, ya que empiezan desde mucho más atrás en todos los sentidos. Pero además, los fabricantes de equipamiento también se han lanzado a competir en el mundo de los servicios y no sólo explotando y operando la tecnología que venden a sus clientes tradicionales, sino también compitiendo con ellos, como una forma de intentar asegurar su supervivencia, aunque ponga en cuestión su relación con el cliente y con su propia red de distribución, y con ello también su modelo de negocio.

 

En un mundo que está cambiando sustancialmente, parecen quedar dos estrategias hacia la supervivencia: el crecimiento haciéndose cada vez más grande, lo que permite que los errores no tengan tanto impacto en el futuro de la compañía, y la especialización en algo que se hace realmente bien frente a la competencia, con el objetivo de llegar a ser la marca de referencia en un segmento. Por lo menos, hasta el siguiente cambio.

 



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Fernando Rubio Román, CTO de Microsoft España. TECNOLOGÍA
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