Comunicaciones

Google y las telecos. ¿Estrategia o autosuficiencia?

Aunque algunos de sus últimos movimientos confunden a muchos analistas, Google asegura no pretender convertirse en proveedor de servicios. Lo que no niega, sino todo lo contrario, es hacer lo imposible para que los ISP se comporten cada vez más como si fueran el propio Google; o, dicho de otro modo, de una forma que convenga a los intereses de la compañía.

Durante los últimos años, Google ha empleado una buena suma de dólares y la fortaleza de su marca para introducirse en la industria de telecomunicaciones. Desde hacer lobby en defensa de la neutralidad de la Red a desarrollar su propio sistema operativo y teléfono móvil, y crear una red experimental de banda ancha de alta velocidad, el gigante de las búsquedas en Internet no está siendo tímido a la hora de agrandar su figura en el campo de los operadores, aunque, según Google, sin intención de competir con ellos. Eric Schmidt, CEO de la compañía, aseguró en el pasado Mobile World Congress de Barcelona, que si bien Google se beneficia de la adopción de cualquier tipo de banda ancha, ya sea en redes móviles o fijas, sus inversiones en WiMAX y en FTTH (fibra hasta el hogar), capaz de ofrecer velocidades de 1 Gbps, no significa que se quiera convertir en operador de red. “No vamos a invertir en infraestructura a gran escala (…) Es un negocio duro para el que no estamos muy optimizados”.
¿Cuál es entonces el verdadero objetivo de Google en telecomunicaciones? En esencia, lo que pretende es reducir el control que los operadores ejercen sobre sus redes. Por ejemplo, una de las metas del lanzamiento de la plataforma Android es conseguir que los operadores tengan menos capacidad de decisión sobre qué aplicaciones y contenidos podrán correr sobre sus redes móviles. La neutralidad de red, por su parte, evitará que los operadores puedan dar prioridad a su propio contenido frente al de los ISP y compañías de Internet rivales.
A continuación examinamos las tres principales iniciativas de Google en telecomunicaciones, detallando sus propósitos y el nivel de éxito conseguido. Todas tienen la virtud añadida de reflejar fielmente las tendencias clave de las telecomunicaciones actuales: Internet, movilidad y redes de fibra.

Neutralidad de red
En esta particular batalla, Google no está sola. Un buen número de compañías relacionadas total o parcialmente con Internet, junto con múltiples grupos de consumidores, llevan ya cinco años defendiendo la publicación de reglas que garanticen la neutralidad de red. En Estados Unidos, la lucha comenzó en 2005, cuando los operadores de telecomunicaciones dominantes hicieron lobby con éxito ante la Federal Communications Commission para que el organismo regulador estadounidense revocase las reglas que les obligaba a vender a los ISP espacio en sus redes de banda ancha con descuentos, una exigencia a la que no estaban sometidas las compañías de cable. Tanto las compañías Web como los grupos de consumidores temieron que tales medidas llevasen a un pequeño grupo de grandes proveedores a consolidar su hegemonía sobre el acceso a Internet, al poder ralentizar o degradar el tráfico de los competidores. Y las compañías Web comenzaron a pedir la regulación de la neutralidad de red como la mejor solución. 
En general, se entiende por neutralidad de red el principio por el que los ISP no estarían autorizados a bloquear o degradar el tráfico Internet de sus competidores a fin de acelerar el suyo propio. Las principales firmas de telecomunicaciones se han opuesto a la neutralidad de red argumentando que tal intervención gubernamental podría desincentivar a los ISP la actualización de sus redes, perjudicando así el despliegue a gran escala de Internet de banda ancha. Para este sector de opinión además el gran crecimiento experimentado por Internet se debe precisamente a su falta de regulación y achacan a las reglas propuestas regular sólo a los proveedores de servicios, no a los fabricantes de aplicaciones Web, que es de donde precisamente procederá en el futuro la innovación y no de las redes.
En este frente de opinión se encuadran abiertamente grandes proveedores de banda ancha como AT&T y Verizon Communications, un amplio grupo de 90 legisladores estadounidenses y 44 compañías relacionadas con las telecomunicaciones, como Cisco Systems, Alcatel-Lucent, Motorola y Nokia, que dirigieron un escrito a la FCC oponiéndose a las nuevas normativas. En el otro extremo se encuentran 28 grupos de consumidores y de derechos digitales -como Free Press y Public Knowledge-, diversos pioneros de Internet -Vint Cerf y David Reed, entre ellos- y altos ejecutivos de compañías relacionadas con la Web, como Google, Amazon.com, eBay y Facebook. Además, 30 inversores de capital riesgo en el sector tecnológico enviaron un escrito a la FCC apoyando la creación de las nuevas reglas.
Cuanto más involucrado esté Google en una movilización general, más posibilidades tendrá ésta de conseguir el éxito. El pasado otoño, Julius Genachowski, presidente de la FCC, propuso dos nuevas reglas que, de salir finalmente adelante, impedirán a los operadores bloquear o degradar tráfico Web legal y les forzarán a abrir más sus prácticas de gestión de tráfico. La batalla no ha terminado, sin embargo. Verizon y AT&T están activamente luchando contra la aprobación de tales normativas argumentando que restringen su capacidad para favorecer ciertos contenidos y crear servicios en capas, eliminando así los incentivos financieros para invertir en la actualización de sus redes. Asimismo, los operadores han presionado con éxito a diversos políticos, incluyendo al conocido senador de Arizona John McCain, para intentar bloquear las reglas de neutralidad de red propuestas por la FCC antes de que sean votadas por la comisión.
Otro obstáculo acaba de aparecer recientemente en el camino hacia la neutralidad. La sentencia dictada por la Corte de Apelación de Columbia de Estados Unidos en el caso del operador de cable Comcast ha puesto en entredicho los planes de la FCC. Hace dos años, la FCC multó a Comcast por establecer privilegios entre sus clientes y bloquear o rebajar la velocidad de aquellos que utilizaban aplicaciones P2P. La operadora recurrió la sanción ante los tribunales y éstos han dado la razón al ISP. La sentencia del Tribunal de Apelaciones ha determinado que la FCC carece de autoridad para imponer esta sanción, ya que las operadoras no están obligados a dar el mismo trato igualitario a sus usuarios del tráfico de Internet que circulan por sus redes. Veremos en qué acaba la lucha.
En Europa, mientras tanto, la Comisión de la UE se ha manifestado a favor de la neutralidad de red, pero no paran los intentos de una parte de la industria –y de los Gobiernos- por retomar el debate. Lo que finalmente se apruebe en Estados Unidos será decisivo en est

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Fernando Rubio Román, CTO de Microsoft España. TECNOLOGÍA
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