SOA+ SOI: Asignación dinámica de recursos

En SOA, los componentes de aplicación se vuelven fácilmente reutilizables y pueden compartirse a través de toda la empresa, así como ensamblarse de forma más flexible. Sin embargo, esa misma flexibilidad se convierte en un factor de incertidumbre dentro del centro de datos, una característica incompatible con las tecnologías de gestión de infraestructura tradicionales.
En una arquitectura SOA se hace mucho más difícil disponer de un mapa claro de las dependencias entre aplicaciones, y, por tanto, predecir la carga que pueden llegar a tener los recursos sobre los que corren en función de la demanda de los usuarios finales. ¿Qué ocurriría si la carga de un determinado servicio web del entorno SOA se disparase de pronto porque, dos, cinco, diez o más aplicaciones con un alto nivel de utilización empezaran de pronto a invocarlo? En tal caso, como explica Gartner, más valdrá haber planificado el soporte de esos picos desde la perspectiva de la infraestructura, desde el hardware y el software a la red, ancho de banda y almacenamiento. Y ello exige la capacidad de asignar recursos informáticos dinámicamente, en función de las necesidades, una tarea demasiado enorme sí se pretende realizar manualmente.
Lo cierto es que reasignar dinámicamente recursos según vaya aumentando la carga de trabajo de las aplicaciones es algo más sencillo de decir que de hacer. Y desde luego, como advierte Gartner, nunca ocurrirá por sí misma. La consultora insiste en este punto en la necesidad de planificar y crear previamente una infraestructura capaz de ajustarse dinámicamente a las demandas cambiantes de cada momento. Y para ello es crítico disponer de herramientas que monitoricen las condiciones y realicen de manera automática –o con una mínima intervención humana– los ajustes. Entre las tecnologías más básicas para conseguirlo se encuentran las de gestión de configuraciones y aprovisionamiento, las de automatización y las de virtualización de servidores.

Gestión en tiempo real
Todas estas tecnologías comparten algo en común: constituyen elementos integrantes de lo que algunos han dado en denominar empresa en tiempo real (RTE), un contexto en el que el entorno en ejecución (run-time) se va optimizando dinámicamente para escalar y adaptarse a las fluctuaciones de la demanda de recursos. Y el concepto RTE –que engloba múltiples nuevas propuestas, como SOA, virtualización, automatización y aprovisionamiento bajo demanda– implica ineludiblemente las infraestructuras orientadas a servicios (SOI-Services Oriented Infrastructure). Una auténtica gestión de recursos en tiempo real es imposible sin introducir avanzados niveles de automatización y, para alcanzar este objetivo, SOI evita a las empresas la necesidad de dedicar recursos de infraestructura fijos para cada aplicación, brindándoles la posibilidad de asignarlos dinámicamente utilizando procesamiento, almacenamiento y capacidad de red virtuales. SOA y SOI pueden existir la una sin la otra, pero es con su unión cuando se consiguen los máximos beneficios.
Sin duda, el concepto RTE/SOI resulta atractivo para la mayoría de las empresas. Sin embargo, plasmarlo en realidad exige sutileza. Para empezar, no resulta una tarea fácil cuantificar los requerimientos de infraestructura de los servicios de aplicación. Cuando se pone en marcha un proceso en una SOA, quizá se estén utilizando múltiples recursos, lo que significa múltiples servidores, múltiples bases de datos e incluso múltiples aplicaciones sobre servidores diferentes. El problema es cómo saber cuánta capacidad están tomando esos procesos individuales para poder determinar métricas a medida que la carga aumente. Hasta que se puedan aislar los lugares donde se está soportando cada actividad, el entorno será incierto y estará plagado de riesgos. Ni siquiera se podrá decidir dónde se debería concentrar primero la atención.
Pero las tecnologías tradicionales no sirven a este propósito. Mientras que estas herramientas convencionales dan al administrador una idea de la carga analizando el uso de la memoria y la CPU del procesador, SOA requiere otro tipo de herramientas, capaces de analizar en mayor profundidad hasta el nivel de componentes de servicio. El problema es que las herramientas necesarias para monitorizar los elementos de un proceso SOA y los recursos que requiere cada uno de ellos no han empezado a madurar hasta ahora. Según Gartner, la mayoría de las tecnologías de gestión tradicionales, como las herramientas para la gestión de la configuración y monitorización, deben transformarse en instrumentos mucho más activos para gestionar adecuadamente los entornos SOA.
Avanzar en la automatización es requisito imprescindible para que las empresas puedan realmente conseguir lo esperado de cualquier propuesta clasificable como RTE. Por ejemplo, la virtualización es una tecnología interesante para muchas organizaciones, pero requiere herramientas adicionales para proporcionar la agilidad prometida por RTE o SOI; por sí misma no resulta suficiente. De hecho, la falta de automatización tiene incluso consecuencias nefastas cuando se gestionan servidores virtuales, ya que la reasignación manual de recursos de una partición lógica a otra en un entorno virtualizado puede consumir muchas horas.
También se requerirán controles que garanticen el correcto funcionamiento del entorno en ejecución. Tales controles se encargarán de cuestiones como la puesta en marcha de los componentes SOA, su escalado según la demanda, y su interrupción y traslado a otros recursos si se produce algún problema en la infraestructura, entre otras. Se trata de niveles de automatización que realmente no han existido desde los tiempos del mainframe.

Convergencia de objetivos
Pero la disponibilidad de herramientas de gestión de infraestructuras más sofisticadas no será el único cambio necesario para conseguir realmente los máximos beneficios de SOA a través de SOI. En general, las empresas que hasta ahora han construido entornos orientados a servicios han tendido a enfocar sus esfuerzos en los requerimientos de software, como el desarrollo, prueba, despliegue y monitorización de servicios de aplicaciones. Como resultado, no han prestado la debida atención a la infraestructura necesaria para soportar tales servicios a medida que los despliegues aumenten: los responsables de despliegues SOA no suelen preguntarse sobre el impacto que ésta arquitectura tendrá sobre su infraestructura.
No obstante, diversos fenómenos están contribuyendo hacia la paulatina convergencia de objetivos. Los nuevos modelos que abogan por unos recursos TI adaptables dinámica y automáticamente

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