Ethernet en la niebla: juego sucio en el IEEE

La gran presión de los intereses comerciales privados, el juego sucio de algunos fabricantes y la falta de liderazgo de los responsables de los comités están entorpeciendo el proceso de estandarización del IEEE, llegando incluso a colapsar la actividad de algunos grupos de trabajo”. Así empezábamos hace dos meses un amplio reportaje sobre la crisis que padece el modelo de proceso de estandarización que ha venido funcionando hasta ahora en la ya larga historia del IEEE. Las dificultades que atraviesa el organismo para llegar a consensos sobre normas se han manifestado claramente en diversas ocasiones durante los últimos tiempos, como en el desarrollo de UWB (Ultra WideBand) y del estándar 802.20 sobre Internet de banda ancha móvil, o la lucha de fabricantes que se ha producido en torno a 802.11n para LAN inalámbricas a 100 Mbps. Ahora, el espectáculo lo están dando los participantes en el proceso de normalización de la nueva generación de Ethernet, que han generado una controversia sobre las velocidades del futuro estándar que podría no sólo paralizar el trabajo sino también cuestionar la propia existencia del grupo.
En un principio, en el seno del Higher Speed Study Group (HSSG), responsable de normalizar la versión sucesora de 10Gb Ethernet, se barajó un amplio rango de velocidades, desde los 40 a los 100 Gbps, pasando por los 80 Gbps. El apoyo a los 40 Gbps procedía fundamentalmente de algunos fabricantes que, como Foundry y Cisco, ya soportan tal velocidad en sus equipos, aunque de forma propietaria. Pero en noviembre de 2006, HSSG optó mayoritariamente, con el 75% de los votos, por los 100 Gbps frente al resto de las alternativas.

En el punto de partida
Cuando todo parecía clarificado, algunos miembros quieren volver al punto de partida, defendiendo también la estandarización de una versión de 40 Gbps, ya que lo consideran un paso necesario, simple y rentable que tiene su amplio potencial en el mercado. Para otros, sin embargo, la medida supondría un innecesario proceso de estancamiento de 100 GbE para cuya aplicación también auguran una gran aceptación, más allá de la mera interconexión de servidores, como agregación y redes de larga distancia.
La polémica viene de enero, cuando los partidarios de 40 GbE comenzaron a elevar su voz dentro del grupo, amenazando la integridad del HSSG, amenazada desde sus bases internas. Las rencillas entre ambas partes se han plasmado incluso en el correo electrónico del grupo, donde los partidarios de 100 GbE han calificado a los defensores de 40 GbE de “superminoría” empeñada en paralizar el trabajo en 100 GbE en su propio beneficio y confundir al mercado, mientras que los que apoyan los 40 GbE identifican a sus homólogos de 100 GbE como “totalitarios”.
Quitando hierro al asunto, John D´Ambrosia, presidente del HSSG y director de tecnología de Force10 Networks, afirma que la interacción forma parte del proceso de creación de consenso en IEEE. “Es todo muy natural; tenemos que entender el punto de vista del otro para avanzar. Dada la pasión que la gente pone en esta cuestión, algunos están sacando lo mejor de ellos”. Bonitas palabras que no logran ocultar la cruel realidad: son muchos los expertos que reconocen que, si bien los fabricantes siempre han intentado manipular los procesos de estandarización, algunos factores como el elevado número de miembros de los grupos de trabajo, la gran burocratización de las tareas y la falta de un liderazgo claro de sus presidentes que sepa aunar intereses y empujar el proceso hacia delante, están complicando la formación de acuerdos.
Tal como están las cosas, el futuro de la próxima versión de Ethernet dependerá de una reunión que se celebra en julio en San Francisco. En su transcurso, los líderes del HSSG intentarán lograr el consenso entre sus miembros sobre si incluir o no 40 Gbps en los trabajos de 100 Gbps, o dejar que la estandarización de la primera evolucione por sí misma. No falta quien quiere dejar a un lado las diferencias y centrarse en la cuestión que dio origen al grupo de trabajo, con el temor de que la falta de acuerdo implicaría la disolución del grupo.


Falta de liderazgo
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Como asegura Bob Metcalfe, inventor de Ethernet y fundador de 3Com que jugó un papel destacado en la formación de los primeros estándares LAN entre los últimos 70 y los primeros 80, “no hay que negar ni menospreciar los intereses de los fabricantes, sino detectarlos y alinearlos con el objetivo común”. Pero para ello hace falta altura de miras y juego limpio por parte de la industria, y un claro liderazgo en los responsables de llegar acuerdos. Dos factores que hoy no abundan en el IEEE.

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