Las carreras de ingeniería no atraen a los jóvenes

Cada vez hay menos estudiantes de ingeniería ya que los estudiantes ven estas carreras poco atractivas y la remuneración salarial no la perciben muy elevada para la responsabilidad que conlleva. De acuerdo a un informe de la Unesco, para suscitar un mayor interés y lograr un incremento del número de estudiantes, la ingeniería debería innovar y transformarse.
En muchos países se está registrando una disminución del número de jóvenes, y sobre todo de mujeres, que realizan este tipo de estudios. La recesión pone en peligro las capacidades en materia de ingeniería para el futuro, especialmente en los países en desarrollo, donde la fuga de cerebros constituye un problema añadido.
El informe realizado por a Unesco pone de relieve la creciente demanda de competencias en ingeniería. Se estima que tan sólo en los países del África Subsahariana se necesitarían 2,5 millones de ingenieros y técnicos suplementarios para alcanzar la meta de los ODM relativa al acceso al agua potable y los servicios de saneamiento. En Alemania se da una grave penuria de ingenieros en muchos de sus sectores de producción, mientras que un estudio efectuado en Dinamarca muestra que para 2020 el mercado de trabajo de este país registrará un déficit de 14.000 ingenieros. Aunque el número de estudiantes en estas especialidades haya aumentado en todo el mundo en cifras absolutas, los porcentajes de matriculados están disminuyendo con respecto a los observados en otras disciplinas de estudio. En Japón, Noruega, los Países Bajos y la República de Corea se han registrado desde finales de 1990 disminuciones del número de estudiantes de ingeniería que van del 5% al 10%. Esto es debido, según afirma el director del informe, Tony Marjoram al escaso atractivo que representan estos estudios para los jóvenes, que los consideran “aburridos y difíciles”. Además, se considera “que los empleos como ingeniero están mal pagados con respecto al grado de responsabilidad que conllevan. Por otra parte, se tiene la impresión de que el impacto de las obras de ingeniería en el medio ambiente es negativo y posiblemente se considere que agrava los problemas ambientales en vez de solucionarlos”.
En lo referente a la paridad entre los sexos y la promoción de capacidades, cabe señalar que los esfuerzos realizados en muchos países para impulsar la participación de la mujer en estas profesiones tuvieron un aumentó entre 1980 y 1990. La proporción de jóvenes matriculadas en carreras de ingenieros pasó del 10-15% a un 20%. Sin embargo, a partir del año 2000 esa proporción fue declinando. En algunos países, el porcentaje de ingenieras se sitúa por debajo del 10%, y en unos pocos países no hay prácticamente mujeres ingenieras. En el Reino Unido se ha publicado recientemente un estudio realizado durante sobre los motivos por los que ya no atrae a las mujeres. Entre ellos se señala la persistencia de prejuicios que consideran la ingeniería como una ocupación estrictamente técnica, propia del sexo masculino.
En el Informe se señala que existe una necesidad global de que la ingeniería y su función de motor del desarrollo sean mejor entendidas por los encargados de la elaboración de políticas y el público en general. Para suscitar un mayor interés y lograr un incremento del número de estudiantes, la ingeniería tiene que innovar y transformarse. Para Tony Marjoram “necesita autopromoverse como disciplina para solucionar los problemas contemporáneos, convertirse en una actividad socialmente responsable y vincularse a las cuestiones éticas que guardan relación con el desarrollo. Esto contribuirá también a atraer a los jóvenes”.

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