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Wi-Fi: la nueva revolución

Una vez más, muchos analistas auguran una nueva revolución. Esta vez se trata de las redes inalámbricas 802.11, también conocidas como Wi-Fi. Con esta tecnología, que utiliza el espectro libre de la banda de 2,4 GHz y de 5 GHz, existe la posibilidad de disponer de nuevas redes inalámbricas a costes muy inferiores a los que suponen los desarrollos de telefonía móvil.

Son varias las preguntas que surgen alrededor de Wi-Fi, casi todas ellas las mismas que aparecen siempre ante una tecnología etiquetada como “revolucionaria”: ¿cómo está siendo recibida por el mercado?, ¿funciona en la práctica?, ¿se convertirá finalmente en una alternativa real? Las posibles respuestas vendrán bien del campo tecnológico, bien del campo operativo. Las primeras siguen criterios objetivos que tienen su propia lógica; las segundas pueden llegar a definir el éxito real de la alternativa y dependen de factores externos a la propia tecnología, como quién pagará su desarrollo e implementación.
El desarrollo de la telefonía móvil ha sido espectacular debido en gran parte a las fuertes campañas de captación que realizaron las operadoras, que incluían el regalo de terminales, la bonificación de minutos y otras promociones a los que no les faltó el ingenio. La razón es bien obvia. El margen de ganancia de la telefonía celular es altísimo, y se suponía que el consumo de los nuevos usuarios lograba pagar con creces el coste del terminal. Este principio se veía potenciado por las especiales circunstancias que vivía el mercado financiero, que había creado una gran burbuja en la que cada cliente se valoraba de manera irracional, en la idea de que cada uno nuevo agregaba un hipotético valor a la empresa.
En este sentido, otros desarrollos, como la TV Digital, no logran despegar justamente porque ni los usuarios ni los operadores quieren correr con el coste que supone el cambio de tecnología. ¿Porqué cambiar de televisor si los contenidos van a ser los mismos? El caso mas conocido es el de Quiero TV, que cerró prematuramente sus operaciones ocasionando grandes pérdidas a sus ilustres accionistas. Y éste es justamente el gran desafío de Wi-Fi: quién paga la implementación y qué ventajas tiene frente a otros servicios similares.

Economías de escala
Las redes LAN pasaron de las oficinas a las ciudades debido a que la economía de escala de producción de switches y routers para el mercado de empresas y SoHo hizo que el precio de estas tecnologías sea sumamente inferior al de las que se desarrollaban solamente para operadores. El ejemplo más práctico de esta aseveración es el crecimiento experimentado por Cisco en el mercado de operadores en detrimento de los grandes fabricantes históricos de este segmento, como Alcatel, Lucent, Nortel o Marconi. Cisco era básicamente un proveedor de routers y switches en el ámbito de oficinas en los años 80 y pasó a ser el gran proveedor del mercado de telcos en los 90.
El desarrollo de Wi-Fi en el mundo, y concretamente en España, seguirá un recorrido semejante al que aconteció con la tecnología IP y LAN, pero en el ámbito inalámbrico. Esto se debe a que una economía de escala en la producción de los terminales y puestos centrales no sólo para operadores, sino también para particulares y oficinas, hace que el costo e implementación sea mucho menor que el de otras infraestructuras, como las de 3G, para servicios parecidos o similares.
Hoy existen prima facie dos grandes tipos de redes Wi-Fi públicas: las que se denominan “hotspots” y las redes ciudadanas en forma de capa. Pero, con el tiempo, los hotspots irán migrando y acabarán ofreciendo servicios en ámbitos más extensos que para el que fueron creados, siguiendo una evolución paralela a la creación de redes o capas que cubren ciudades.
El punto realmente fuerte de esta tecnología es el bajo costo que supone montar una red para sitios con poca densidad. Por eso creemos que la “revolución Wi-Fi” se va a producir en varios sentidos y de una manera muy rápida. Los operadores actuales van a aprovechar esta tecnología para dar nuevos servicios y ampliar sus productos y clientes, ya que, al permitir ofrecer tarifa plana con un velocidad razonable, acabará alcanzando a los hogares.

Tiempos y expectativas
Por otro lado, el debate que siempre surge ante la aparición de una nueva revolución tecnológica gira en torno a los tiempos y expectativas financieras de cada componente del nuevo mercado que genera. En el caso de España se han creado varias empresas alrededor de Wi-Fi y, además, tenemos el “raro privilegio” de contar con la primera ciudad europea en ser enteramente inalámbrica. Raro porque vamos tomando la delantera en la revolución Wi-Fi cuando, en líneas generales, España se encuentra a la cola de las mejoras tecnológicas. Creemos que un elemento que realmente ayudaría a que nuestro país se situara a la vanguardia de esta tecnología sería una clara política de apoyo al I+D en esta industria desde la Secretaría de Ciencia y Tecnología.
En esta línea, las mejoras que acontecen día a día en esta tecnología harán que Wi-Fi se implante antes de dos años en el mercado pese a la poca financiación con la que cuentan las iniciativas lanzadas en nuestro país. Es de destacar en este sentido el lanzamiento del teléfono IP inalámbrico de Cisco; la incorporación del chip Centrino de Intel en PC y notebooks, la provisión de energía solar a las estaciones base, con lo que los operadores consiguen ahorros de implantación y suministro; y la bajada de los precios en los terminales de los usuarios y la rápida implantación de redes inalámbricas en las oficinas gracias a la movilidad que aportan.
Todos estos aspectos harán posible que los operadores lleguen con más velocidad y servicios a bajos precios a un mayor número de clientes. Sin embargo, los interrogantes seguirán siendo el desarrollo de Internet en España, la presencia de ordenadores en los hogares y de la edad promedio de los usuarios. Todos conocemos a muchos usuarios de telefonía móvil que sólo la utilizan para realizar y recibir llamadas; nunca han mandado un correo, ni un archivo, ni han utilizado la agenda. Es decir, el éxito del teléfono móvil en la sociedad se debe a que es un producto conocido que agrega movilidad. Si, en el caso de Wi-Fi, los operadores se plantean crear la ciudad virtual y móvil, en la que ejecutivos, estudiantes y amas de casa anden con el portátil a cuestas navegando desde los parques de España, irán hacia un fracaso similar al de 3G. En cambio, si lo adoptan para dar a sus actuales usuarios servicios y costes mejorados, el futuro está abierto a un gran desarrollo.

Primeras experiencias
Un caso que refleja la importancia que va a tener esta tecnología es la compra por Swiscom de las empresas de hotspots Megabeam y WLan AG por una cifra no revelada. El objetivo declarado por el operador dominante suizo es llegar a poseer 400 hotspots para brindar servicios combinados de GPS y Wi-Fi a sus clientes. Otros ejemplos de operadores que están utilizando esta tecnología para integrar diversos servicios son los de Orange, que ha anunciado la instalación de 400 hotspots en Francia hasta finales de 2003, y el de Telia Sonera y Telenor que tienen la intención de montar

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Fernando Rubio Román, CTO de Microsoft España. TECNOLOGÍA
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