UMTS se da de bruces contra la pared
Sin embargo, el problema es mucho mayor, por su alcance y porque no se vislumbra una solución clara, o económicamente viable. Los responsables de algunos fabricantes, como Alcatel, ya han advertido que estamos ante un contratiempo que puede entorpecer el desarrollo de la 3G si no se da con una solución. Este y otros fabricantes están preparando la fabricación de antenas para interiores de edificios que emitan con frecuencias más bajas -a modo de repetidores- lo que reciben desde la calle.
Esta metedura de pata de las operadoras de móviles recuerda mucho al despliegue que en su día hizo Airtel, lo que demuestra que el móvil es capaz de errar dos veces estratégicamente en su despliegue. En sus comienzos, Airtel –la antigua Vodafone en España–, empezó a desplegar antenas por las principales carreteras españolas, convencida de que el negocio vendría fundamentalmente de las conexiones que hacían las personas que se encontraban viajando en coche, por aquello de la movilidad. Airtel no sólo se equivocó de estrategia. Además casi se estampa de bruces contra la legislación. Por otra parte, se ha demostrado que en su mayor parte las conversaciones por el móvil se producen cuando los interlocutores –sobre todo el que recibe la llamada–, se encuentran dentro de un edificio y no cuando andan por la calle.
Terceros al rescate
No hay estadísticas fiables sobre cuántos de los minutos aire que generan las operadoras de móvil se producen en interior de edificios u otro tipo de habitáculos difíciles de penetrar por las ondas de UMTS. Pero sí hay algunas aproximaciones. Cada uno de los cerca de 39 millones de móviles que funcionan en España canaliza una media de 1.025 minutos aire al año. Y se estima que dos terceras partes o más de esos minutos tienen su origen o final dentro de un edificio.
Las operadoras necesitan desplegar ya de por sí más del doble de antenas de UMTS que las que tienen desplegadas para GSM para dar cobertura fuera de los edificios. Para el interior, se calcula que deberían poner más de dos veces las mismas antenas que ponen fuera. Pero además de un coste sobrevenido, se encuentra el problema de las duplicidades. ¿Desplegarán redes interiores de repetidores las tres operadoras, cuatro si se cuenta Xfera? ¿Dejarán los propietarios de los edificios una masificación interna de antenas cuando ya incluso cuestionan la existencia de las que hay fuera?
En el sector, algunos grupos especializados, como Abertis o Medialatina, están pensando en configurarse como la alternativa. O incluso los propios proveedores de tecnología. Ellos llevarían hasta las operadoras una solución llave en mano. Contratarían con los edificios las ubicaciones, realizarían la instalación de los equipos y después venderían sus servicios de conexión a las operadoras, que sólo tendrían que preocuparse de llevar la señal hasta esos repetidores.