Se abren los primeros bucles de abonado
El pasado 27 de agosto finalizaba el plazo durante el cual los operadores tenían que confirmar la petición que hicieran el 23 de julio, según lo establecido en las medidas cautelares impuestas por la CMT el 6 de julio. De las 336 centrales solicitadas inicialmente, fueron reconfirmadas cuatro sin variación respecto a su petición inicial; 96 de las solicitudes se mantienen pero con cambios, y las peticiones de 236 centrales se retiraron. Ahora, el proceso de apertura del bucle continúa según los procedimientos definidos por la CMT en las más de 900 centrales por las que mostraron interés los distintos operadores en julio.
Surge la polémica. Todo hasta aquí según datos facilitados por Telefónica. Pero la polémica no podía faltar y, en este caso, surge por parte de la asociación Astel, que agrupa a 38 telecos, y una serie de operadores, que aseguran que todavía falta elementos esenciales para que la apertura del bucle sea una realidad. Entre las operadoras descontentas no faltan las que ya han alquilado el bucle. Astel contradice a Telefónica, asegurando que la liberalización real no será efectiva hasta noviembre y que en realidad el antiguo monopolio no ha procedido a la apertura comercial del bucle, sino que está finalizando una prueba técnica. De hecho, todavía no se ha procedido a la entrega de la señal a los operadores entrantes, así como tampoco a la construcción de las salas de operadores, ni éstos han comenzado a comercializar sus servicios. Uni2, por su parte, asegura que no existe un plan técnico, mientras que Retevisión se queja de que sólo se haya procedido a la apertura de una de las 970 centrales de la operadora dominante.
El malestar es evidente, en especial, por los altos precios poco competitivos que las operadoras se verán forzadas a llevar al usuario final, respecto a los que Telefónica. El alquiler de un bucle desagregado (servicios de voz y datos) costará a los entrantes 2,163 pesetas por cliente y 1080 pesetas si el bucle es compartido con Telefónica, que, en esta modalidad, se reserva el tráfico de voz. Teniendo en cuenta que un usuario final de Telefónica paga 1.640 pesetas por el bucle, menos de lo que han de abonar los demás operadores, éstos se ven forzados a afrontar un déficit de 500 pesetas por cliente, al que sólo podrán captar a través de servicios de valor añadido.