SBC/AT&T

La consolidación se consolida

La compra de la mítica AT&T por SBC era el revulsivo que las telecomunicaciones de Estados Unidos estaban esperando para activar todos los movimientos más o menos soterrados que desde hacía meses, e incluso años, se estaban produciendo hacia una nueva y decisiva etapa de consolidación. Todas las piezas del puzzle han sufrido el impacto de la megafusión, desequilibrando la correlación de fuerzas. Y pronto saltaron las noticias. Qwest y Verizon lanzaban sendas ofertas por MCI, abriendo una previsible reacción en cadena de fusiones y adquisiciones que podría cambiar para siempre el paisaje no sólo de las telecomunicaciones de Estados Unidos sino las del mundo entero.

El gran paso dado durante las últimas semanas por el mercado de las telecomunicaciones de Estados Unidos hacia la consolidación sirve de indicio de por dónde van las cosas en el sector también en Europa y en España. Sólo por eso, merece un análisis, si no exhaustivo, al menos detallado. Hasta ahora, en realidad, la historia gira sobre dos puntos fundamentales de atención: SBC/AT&T y Verizon/MCI.
El primero es tan económico como casi sentimental. Y es que el mercado estadounidense de telecomunicaciones en nada se parece ya ni al del monopolio de AT&T, ni al que surgió de su división en 1984 en siete compañías regionales o RBOC (Regional Bell Operating Company), en un primer momento autorizadas a operar exclusivamente en áreas regionales específicas. De aquellas siete “baby bells”, tras un largo proceso de fusiones y adquisiciones, sólo quedan ya cuatro: Verizon (antes conocida como Bell Atlantic y, posteriormente, Nynex), Qwest (antes US West), BellSouth y la ahora “parricida” SBC. Todas ellas son hoy mucho más que aquellos RBOC originales, desde que la Telecommunications Act de 1996 les permitiese introducirse en el mercado de larga distancia, al tiempo que, recíprocamente, abrían sus mercados locales a la competencia.

El que la sigue la consigue
En este nuevo panorama, SBC ocupa la segunda posición en el ranking de operadores estadounidenses, por detrás de Verizon, tras un largo proceso de compras bajo el que engulló compañías como Pacific Bell y Ameritech. En cifras, el estado real de SBC al día de hoy se calcula, por ingresos, en 41.000 millones de dólares; por base de clientes locales, en 53 millones de líneas; y por número de empleados, en 163.000.
Con estos resultados, y ante la situación que atravesaba AT&T desde hacía ya tiempo, abandonado el negocio de la voz residencial y con ingresos a la baja, no es de extrañar que SBC opte ahora por tragarse al ex monopolio. Máxime teniendo en cuenta los reiterados intentos en este sentido que ha venido realizando mediante contactos y conversaciones desde 1997. Al final, lo ha conseguido. ¿El precio? 16.000 millones de dólares. ¿Las condiciones? Los accionistas de AT&T recibirán 0,77942 acciones de SBC por cada acción de la compañía adquirida. Al cierre del 28 de enero, cada acción de SBC estaba valorada en 18,41 dólares. Además, AT&T pagará a sus accionistas un dividendo especial de 1,30 dólares por acción. Como chairman y CEO, la nueva compañía estará bajo la batuta de Edward Whitacre, CEO de SBC, y bajo la presidencia de David Dorman, CEO de AT&T.
La operación, sujeta a la aprobación de los accionistas de AT&T y al visto bueno de las autoridades nacionales pertinentes, podría estar cerrada en la primera mitad de 2006. Para entonces, no cabe duda que el paisaje de las telecomunicaciones de Estados Unidos, como el del resto del mundo, ya habrá avanzada aún más en el camino de la consolidación. Es como si la liberalización estuviese cerrando un círculo paradójico, empujando al mercado primero de los monopolios a los oligopolios para, desde allí, ¿pasar de nuevo a los monopolios? Esperemos que no.

Reforzando el negocio de empresas
De momento, las ventajas para SBC parecen claras. La propia compañía valora la compra de AT&T como una oportunidad para llevar sus servicios al mercado más rápidamente y a un coste más efectivo. De hecho, se esperan despidos a corto y medio plazo. Y aunque reconoce que la operación ralentizará el ritmo de crecimiento de sus ingresos, espera que le sirva para ganar nuevas oportunidades de negocio mediante la venta de sus servicios móviles a las empresas clientes de AT&T. En la actualidad, ésta revende a sus clientes servicios móviles de Sprint. En lo que no hay dudas para SBC, en cualquier caso, es, como reza en un comunicado de la compañía, la ventaja que le aporta apropiarse de una marca tan “reconocida y respetada mundialmente” como la de AT&T,
Más precisos, los analistas repasan estos días las áreas de negocio que quedarán más afectadas por la fusión, partiendo del hecho de que, en cualquier caso, la unión de SBC y AT&T cambiará el corazón de las telecomunicaciones de Estados Unidos ante la aparición de un megaoperador capaz de ofrecer una amplísima variedad de servicios.
Para los expertos, la adquisición pondrá a SBC en una muy buena posición en el mercado de empresa, algo que satisface plenamente los deseos de la compañía de incrementar su cuota de 5.000 millones de dólares del total de 34.000 millones que representa este negocio en los 13 estados donde está presente, y donde reside el 49% de las empresas Fortune 500. No en vano, AT&T cuadriplica la cuota de SBC en este negocio, si bien este simple dato oculta una realidad palpable: ambos operadores experimentan en la actualidad evoluciones opuestas en cuanto a sus respectivos ingresos en el segmento corporativo. Si los de SBC crecen, los de AT&T disminuyen.
En el cuarto trimestre fiscal, que finalizó el 31 de diciembre, SBC acumuló unos ingresos de 1.400 millones de dólares por servicios de datos para empresas, cifra que supone un crecimiento del 12,6% respecto del mismo periodo de 2003. Y si los ingresos por servicios móviles del operador aumentaron un 3,3% , los correspondientes exclusivamente al área de empresas lo hicieron un 5%. Por el contrario, los ingresos de AT&T procedentes del segmento corporativo se redujeron durante el cuarto trimestre de 2004 un 7,4% en relación con los de 2003 en idéntico periodo, totalizando 5.500 millones de dólares. No obstante, aunque los ingresos por datos cayeron un 13,7%, los correspondientes a las ofertas IP y servicios mejorados crecieron un 13%. De estos resultados se deduce claramente que, en estos momentos, IP representaba el futuro para AT&T, si bien necesitaba encontrar el modo de mantener a flote dicho negocio, algo que parecía imposible que pudiese conseguir por sí sola.
En cualquier caso, como sentencia la consultora Probe Financial Associates, “SBC ve en AT&T un fuerte respaldo para sus intentos por fortalecer su posición en el mercado de empresas estadounidense con algo más que una oferta de servicios de acceso local. En el mercado corporativo, SBC ahora sólo representa una pequeña parte”.

Reacción en cadena: A por MCI
La operación de compra de AT&T es de tal calado que ha obligado a sus competidores –y, fundamentalmente, a Verizon– a mover ficha. Los días siguientes al anuncio de la operación, los analistas consideraban a Sprint, MCI y Qwest como posibles presas del principal competidor de SBC. Incluso se apunta la posibilidad de que

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Fernando Rubio Román, CTO de Microsoft España. TECNOLOGÍA
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