¿Qué hacer?

En sentido amplio, el concepto de telecomercio ha existido desde los tiempos del telégrafo, pero como intercambio electrónico de documentos mercantiles no consiguió echar raíces hasta principios de la pasada década, momento en que se comenzó a trabajar en el desarrollo de estándares que favorecieran su desarrollo. Y, aún así, dista mucho de considerarse un medio masivamente implantado en las empresas, salvo en muy determinados sectores, como la automoción o la banca.

Ahora, el auge de Internet, unido al espacio multimedia aportado por la World Wide Web, han contribuido considerablemente a revitalizar el concepto de comercio electrónico, de forma que cada vez es mayor el número de empresas que están planteándose seriamente la posibilidad de utilizarlo a través de la Red como una forma de mejorar y optimizar sus procedimientos para la realización de negocios. No obstante, no ha de tomarse a la ligera una serie de consideraciones antes de concretar la forma en que se implantará una plataforma de este tipo. Existen diferentes factores que pueden resultar determinantes en el hecho de que la experiencia concluya en éxito o en fracaso.



PASOS A SEGUIR

Definir claramente los objetivos comerciales
El que una organización haya tomado la decisión de apoyarse en Internet para la realización de negocios no implica en absoluto la determinación previa de su impacto en la infraestructura corporativa. De hecho, la adopción de estos sistemas deberá hacerse en diferentes grados, según las necesidades que la empresa pretenda cubrir con ellos.

Quizá el usuario tan sólo piense en la Web como en un instrumento para anunciar productos o servicios, dejando el tratamiento de las transacciones reales de compra en manos de medios más tradicionales, como el teléfono, el fax o el correo postal. También puede desear comerciar a través de Internet con sus socios comerciales actuales, buscar otros nuevos aliados, o, yendo más allá, utilizar la Web incluso como un medio para dar a conocer y vender su oferta directamente al consumidor. Este tipo de factores de negocio suponen diferentes variables que marcarán importantes diferencias en la forma en que debe concretarse el diseño de la plataforma de comercio electrónico de una empresa.

Así, por ejemplo, para vender o anunciarse al consumidor, el servidor Web probablemente tendrá que incluir información sobre precios de una manera estándar, aunque puede ser configurado para personalizar la experiencia de compra de aquellos clientes que accedan en más de una ocasión a la página de la empresa. Por el contrario, los socios corporativos generalmente trabajan bajo contratos preestablecidos con precios especiales fijados en función de volúmenes de pedidos y condiciones de pago y, en estos casos, la empresa puede decidir permitir el acceso de éstos a partes especiales dentro de la intranet, dotadas de mayores medidas de seguridad, para compartir datos de negocio.


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Pago con tarjetas
Una de las primeras cuestiones por la que deben optar las firmas que pretendan vender sus productos a través de la Red es si aceptarán o no el pago mediante tarjetas de crédito por parte de personas desconocidas. Algunas deciden no hacerlo para evitar consecuencias indeseadas, como las operaciones fraudulentas, y prefieren establecer cuentas registradas para los clientes después de verificar determinadas informaciones básicas sobre sus antecedentes.

Aquellos que, por el contrario, consideren que merece la pena asumir el riesgo de posibles fraudes y aceptar números de tarjetas, han de procesar las órdenes utilizando encriptación de sesiones mediante Segure Sockets Layer (SSL). Esta tecnología, cuyo soporte está muy extendido entre los navegadores y servidores Web, presenta, no obstante, el inconveniente de dejar la información desencriptada en el servidor. Así, pues, los datos quedan expuestos a eventuales piratas informáticos e incluso a empleados poco escrupulosos, lo que justifica en cierta medida la reticencia de muchos usuarios a utilizar Internet como una plataforma para llevar a cabo determinadas compras de una forma rápida y cómoda.

Algunas grandes firmas como Visa International y MasterCard International han manifestado sus supicacias ante la utilización de tarjetas de crédito en Internet hasta que el estándar denominado Secure Electronic Transaction (SET), finalizado el pasado mes de junio, sea implementado masivamente en los servidores y navegadores Web. Para poder beneficiarse de las ventajas que supone la utilización de SET, comerciantes, bancos y usuarios de tarjetas de crédito necesitarán recibir previamente los denominados “certificados digitales”, cuya principal función consiste en autentificar a los agentes involucrados en una transacción comercial; esto es, a vendedores y compradores.

La actualización de los servidores comerciales con el soporte de este estándar exigirá considerables inversiones a las empresas que realizan actividades comerciales online, pero se espera que las firmas de tarjetas compensen en cierta medida este gasto mediante la reducción de las tarifas que cobran a los comerciantes. La explicación de esta generosidad radica en la confianza de que SET logre reducir el riesgo de las transacciones de crédito erróneas o improcedentes sobre la Red, y, en consecuencia, el coste que representan para las firmas expendedoras de tarjetas. SET hará posible la estandarización de los procesos de autenticación encriptados de extremo a extremo entre consumidores, comerciantes, bancos y entidades de tarjetas.


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