Microsoft: retos y oportunidades

La fuerza de Microsoft ha sido probada con éxito en muchas ocasiones, pero durante los próximos años la compañía tendrá que hacer frente a los que, sin duda, son sus más duros retos hasta hoy: encontrar nuevas oportunidades de crecimiento que compensen la madurez alcanzada por segmentos como el de Office y los sistemas operativos, así como situar Longhorn, su plataforma de próxima generación, frente a la amenaza de Linux.

El mundo ha cambiado mucho desde que Microsoft saliera a Bolsa en 1986. Ya no estamos en los días en que la compañía registraba tasas anuales de crecimiento del 20 al 50%, mientras se tragaba uno a uno a sus competidores. Durante los pasados tres años, los ingresos de Microsoft crecieron una media anual del 11,5%, y, hasta mediados del pasado mes de enero, el precio de sus acciones sólo se había incrementado un 1% durante las 52 semanas anteriores a esa fecha.
“La empresa está madurando y, en general, tanto su presidente, Steve Ballmer, como su CEO, Bill Gates, son ahora mucho más prudentes,” asegura David Smith, vicepresidente de Gartner. En cualquier caso, lo que Microsoft no está ablandando es su imagen de potencia tecnológica. La firma cuenta con 51.000 millones de dólares en caja y un presupuesto global de 6.900 millones para actividades de investigación y desarrollo en todas las áreas, desde los servidores a XBox. Otro factor de fortaleza: su sistema operativo cliente y la suite Office tienen una cuota de mercado del 93% en sus respectivos segmentos; ambos mantuvieron por las nubes el margen operativo de la compañía durante el ejercicio fiscal de 2003, finalizado en junio; y juntos generan el 62% de los ingresos y el 98% de los beneficios de la firma.
Tales cifras hacen difícil cambiar los viejos hábitos y, por tanto, no resulta tan sorprendente que los planes de crecimiento de la compañía suenen familiares. Así quedó de manifiesto en la reorganización emprendida el año pasado, a partir de la cual se creó la Windows Core Operating System Division, dedicada al desarrollo del sistema operativo servidor y cliente.
Lo que Microsoft busca es capitalizar su dominio en las sobremesas y su emergente imperio en el mundo de los servidores: ambos factores representan el corazón de una nueva generación de productos bajo el nombre en clave de Longhorn. La división combinará los contenidos del protfolio de software de Microsoft, los integrará con otras plataformas sobre la base de XML, y, según un reciente informe de Goldman Sachs, iniciará el que, de tener éxito, será el mayor ciclo de actualización emprendido por la compañía hasta ahora. Como dijo Gates el pasado octubre, “nos encontramos sólo en el comienzo de todo lo que podemos hacer con el software”.

Crecimientos moderados
Pero Longhorn es el futuro. La tecnología no estará generalmente disponible hasta al menos dentro de dos años. Por ello, mientras tanto, Microsoft deberá seguir nutriéndose tanto de sus sistemas operativos cliente y servidor como de Office, las tres únicas de sus siete unidades de negocio que dan beneficios. Pero cada vez más de distinta manera a la del pasado. Si bien los ingresos generados por el sistema operativo cliente y Office crecen, durante los últimos dos años lo hacen de una forma anémica. La empresa incluso prevé que ambas unidades registren bajadas de un dígito en 2004 en comparación con 2003. Y el negocio de Windows Server podría verse precipitado en la misma evolución.
En lo que respecta al sistema operativo cliente, el plan es pasar a los usuarios actuales a otros nuevos sistemas y versiones, y encontrar para ellos nuevos mercados. Por ejemplo, Microsoft pretende actualizar a Windows XP los 350 millones de PC que hoy trabajan con Windows NT o 9x, un objetivo dado a conocer por Jim Allchin, vicepresidente del grupo de plataformas, el pasado julio. Muchas de esas actualizaciones podrían ser forzadas, puesto que la compañía pretende interrumpir el soporte de las versiones citadas a finales de año.
Por otra parte, Microsoft espera que sus sistemas operativos se abran a otros tipos de ordenadores, como dispositivos de mano inteligentes y tablets PC, así como situarlos en las redes domésticas, como es el caso del sistema operativo Media Center.
En cuanto a sistemas operativos de servidor, la cuota de mercado de Microsoft es de casi el 55%, y, según IDC, no es probable que consiga más que otro 10% en el futuro. El pronóstico coincide prácticamente con las previsiones de la consultora sobre el crecimiento global de este segmento, que, como mercado ya prácticamente maduro, no sobrepasará el 9,1% durante los próximos cinco años, tasa idéntica a la registrada en el periodo 1997-2002.
Como vía de actualización, Microsoft sacará del mercado de forma gradual, y hasta el 1 de abril de 2006, su línea de productos Windows 2000 Server. La idea es ir posicionando poco a poco el nuevo Windows Server 2003.
Últimamente, SQL Server y Exchange se han situado en cabeza de la unidad de negocio Server and Tools de Microsoft, con ingresos que crecen dos dígitos trimestre a trimestre. En este área de servidor, cuya fuerza de ventas aumentó un 12% el año pasado, las piezas fuertes son Exchange 2003 y las futuras SQL Server Yukon y Visual Studio .Net Whidbey.
Pero el verdadero foco para 2004 está en avanzar decididamente en el desarrollo de Longhorn, “la mayor apuesta de Microsoft para acelerar la llegada de la próxima gran ruptura, quizás mayor incluso que la que supuso la primera versión de Windows”, según explicaba Ballmer a sus empleados en un memorandum interno el pasado junio. El compromiso era respaldado en octubre con el lanzamiento de la versión beta, mas de dos años antes de la fecha prevista para la introducción del producto, o, lo que es lo mismo, la mayor antelación con que la compañía ha dejado evaluar un nuevo código a los desarrolladores independientes.

Dos años por delante
La primera materialización comercial de Longhorn será la versión cliente, prevista para 2006, pero el sistema incluye además servidores, herramientas de desarrollo, Office e incluso MSN. Longhorn está diseñado no sólo para desdibujar las fronteras entre datos y aplicaciones de sobremesa, servidores e Internet, sino incluso para eliminarlas haciendo que los diversos sistemas operen como si fueran uno sólo.
El esfuerzo de desarrollo que supone el nuevo sistema operativo se apoya en diversos elementos clave, como Avalon, sistema de presentación para nuevas aplicaciones; Indigo, bus de integración basado en XML para clientes y servidores; WinFS, sistema de archivos; y el nuevo conjunto de API WinFX. Todos estos cimientos crecieron en Microsoft Research alimentados por parte de la inversión masiva destinada por la compañía a I+D, que alcanzó un volumen de 23.000 millones de dólares durante los pasados cinco años.
En sí, la iniciativa Longhorn representa el contraataque directo de Microsoft a los intentos de algunos de sus rivales, que, como IBM y Sun, pretenden romper el completo dominio de la compañía en las sobremesas mediante Java Application Servers, clientes basados en navegador e interfaces de portal. Pero también está destinado a pelear con Linux y el código abierto. La opción elegida ha sido plantar cara con un software integrado en vez de entablar la lucha con múltiples precios y ca

Contenido Patrocinado

Forma parte de nuestra comunidad

 

¿Te interesan nuestras conferencias?

 

 
Cobertura de nuestros encuentros
 
 
 
 
Lee aquí nuestra revista de canal

DealerWorld Digital