Más inteligencia, mayores beneficios

En estos momentos, tras casi dos años de intensa agitación en el sector de las telecomunicaciones, la continuidad de cada agente a medio plazo dependerá de su capacidad de adaptación al contexto del mercado. La resolución de los problemas pendientes en el modelo de negocio actual no sólo requiere acciones para reducir costes de explotación y de infraestructura, sino también iniciativas para generar nuevos ingresos en una época en que los grandes clientes empresariales están revisando a la defensiva sus propios criterios de gasto en telecomunicaciones.
El logro de estos objetivos de crecimiento de ingresos conlleva un conjunto de acciones muy diversas que incluyen iniciativas de ampliación de la base de clientes, de fomento del uso de servicios ya existentes y de lanzamiento de nuevos servicios con alto potencial de penetración y/o rentabilidad. Al objeto de fomentar una situación en la que los operadores puedan concentrar su energía en aprovechar el potencial del mercado, en lugar de distraer parte de sus esfuerzos en resolver retos tecnológicos, es extremadamente importante entender desde el primer momento que la infraestructura de red, la herramienta con la que se cuenta para hacer posibles nuevos servicios de telecomunicación, ha de estar dotada de las cualidades precisas para afrontar un nuevo modelo de negocio basado en el triple juego: Voz+Datos+Imagen. En este contexto de agregación de capacidades de red, la distinción entre elementos tradicionalmente opuestos como son la voz y los datos se difumina. El resultado final es un movimiento hacia una infraestructura IP capaz de transportar tanto tráfico IP tradicional como aplicaciones en tiempo real como la voz y el vídeo.

Esfuerzos de innovación. Por todo ello, los esfuerzos de innovación se han de orientar hacia la creación de soluciones tecnológicas de conjunto que resuelva los retos planteados por el nuevo modelo de negocio de las telecomunicaciones: triple juego, versatilidad y eficiencia en el uso de las inversiones y en la explotación. Para lograr un posicionamiento efectivo a medio y largo plazo, un operador necesitará construir redes de una manera diferente: infraestructura de red común para múltiples servicios y una red más inteligente que reduzca la complejidad (y el coste de propiedad) del despliegue de servicios y que además comprenda lo que los usuarios quieren realmente, y cómo y cuándo desean que se lo suministren. Una base de usuarios satisfechos significa clientes a largo plazo, en una época en que la fidelización del cliente es una cuestión de supervivencia.
Este concepto se ha de materializar en una arquitectura de “Inteligencia de Servicios”, gracias a la cual los proveedores puedan utilizar la infraestructura, aunque esté ya desplegada con anterioridad, para suministrar nuevos servicios basados en el uso de capacidades IP, sin tener que incrementar exponencialmente sus inversiones en la red. El principio para lograr este objetivo se basa en construir la inteligencia de servicios en cada capa, desde la capa óptica troncal hasta sus límites, desde la red de área metropolitana a la red de acceso local. La inteligencia de servicios se utiliza para facilitar el ancho de banda cuando y donde se necesite transporte de bits a alta velocidad.
La industria de las telecomunicaciones continúa afrontando y manejando la dinámica que ha atenazado a cualquiera que haya estado vinculado a ella en los últimos tiempos. Aunque temporalmente no hay consuelo para los cientos de miles de personas que han visto cómo se reestructuraban, fusionaban o desaparecían sus empresas, la ejecución de decisiones correctas en este momento permitirá la redefinición del modelo de viabilidad para reconstruir esta industria. Un proceso aún en curso que afianzará a esta industria para retomar el camino del éxito.

Hari Haran
Director General de Marketing y Tecnología de Lucent Technologies para Europa

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