Las dudas del m-commerce

Dado el auge de todo lo inalámbrico, el comercio móvil podría convertirse más pronto que tarde en una canal de venas crítico para algunos tipos de empresa, pero antes de sumergirse en él es necesario considerar previamente algunos de sus inconvenientes.

Las enormes posibilidades que se abren para la Internet inalámbrica –en plena ebullición de tecnologías móviles como WAP, GPRS y el futuro UMTS–, están provocando un enorme ruido mediático sobre las posibilidades del comercio móvil. Un amplio conjunto de operadores, firmas de software y servicios, de outsourcing y de infraestructuras proclaman las ventajas de este tipo de transacciones para todo aquel que disponga de un teléfono móvil, un PDA e, incluso, un busca bidireccional. Lo cierto, sin embargo, es que las grandes expectativas que se generaron con la primera tecnología que hacía todo ello posible –WAP– no se han cumplido, al menos en sus primeros momentos. ¿Motivos? Muchos y variados.
Torpes interfaces de usuario, aplicaciones voluminosas, bajas velocidades, malas conexiones y servicios caros han agriado la experiencia WAP de muchos usuarios, como se pone de manifiesto en un estudio dirigido el pasado otoño en Londres por Nielsen Norman Group. En el estudio, la consultora proporcionó a veinte usuarios teléfonos móviles que soportaban WAP para que fueran utilizados durante una semana. Al final del estudio, el 70% de los participantes dijeron que definitivamente no querían usar un teléfono WAP de nuevo hasta dentro de un año. No obstante, el WAP Forum salió airado al paso del estudio con el argumento de que la consultora debería haber realizado el estudio con veinte de los ocho millones de usuarios WAP que hay en el mundo, y no con veinte “novatos”.
Los asuntos de privacidad y seguridad también perjudican el entusiasmo por el m-commerce . Por ejemplo, las aplicaciones de localización, generalmente incluidos en los servicios de comercio electrónico móvil y que permiten la localización exacta del usuario para enviar ofertas de comerciantes próximos, pueden ser percibidos como una intromisión en su privacidad. Los problemas de seguridad, por su parte, se centran en cómo proteger las transacciones cuando pasan de la red inalámbrica a través de la infraestructura de m-commerce y entran en los sistemas back-ends corporativos. El problema es la necesidad de disponer de pasarelas de conversión WAP y Palm, generalmente albergados en la red del operador.
Como la pasarela traduce los datos de formato inalámbrico a formato alámbrico, hay un momento en que los datos aparecen desencriptados. Esto aconsejaría que para soportar aplicaciones de servicios financieros y otras situaciones que requieren alta seguridad, esas pasarelas deberían residir detrás del cortafuegos, pero la mayoría de los sistemas TI las mantienen en las instalaciones del operador.
El otro problema de seguridad reside en que los dispositivos móviles pueden fácilmente ser perdidos o robados. Con sólo disponer de un ID y contraseña válido podría permitir al ladrón a hacer compras, ya que es frecuente que el servidor almacene perfiles de usuario con información sobre las tarjetas de crédito y otros datos de validación, a fin de evitar que el usuario se vea forzado a introducir grandes volúmenes de datos desde el móvil.
Además, el m-commerce aún no soporta mecanismos de seguridad, como certificados digitales, aunque ya se está en ello. Por ejemplo, Entrust.net, subsidiaria de Entrust Technologies, ya ha realizado pruebas de servicios de certificados WAP para desarrolladores y proveedores de servicios que estén construyendo aplicaciones Web inalámbricas.

DONDE ACABA EL MARKETING
Teniendo en cuenta estas cuestiones, parece que el comercio electrónico convencional a través de un PC aún será una opción mayoritaria durante algunos años. Esto no significa, sin embargo que el m-commerce no tenga futuro; todo lo contrario. Si de algo valen las estimaciones de mercado, quizás sean de utilidad las de IDC. Para la firma consultora, el número de abonados al comercio electrónico móvil crecerá de los 399.000 de 2000 a 29 millones en 2004, periodo durante el cual los usuarios efectuarán 21.000 millones de dólares en transacciones m-commerce.
El argumento es que este tipo de comercio electrónico es una consecuencia natural de tener un dispositivo inalámbrico. Así lo ven muchos proveedores de servicios que, como AOL, ven grandes posibilidades a esta clase de transacciones. No en vano, según sus propios datos, de los 26 millones de abonados de la compañía, entre un 50 y un 70% dispone de un teléfono celular o un busca.
Por supuesto, esta es una lógica un tanto ilógica. Sólo porque alguien tenga un televisor no está asegurado que compre las ofertas emitidas en un programa comercial. Que alguien tenga un dispositivo inalámbrico capacitado para Internet no significa que lo utilice para comprar.
Otra limitación para la expansión del m-commerce es el gigantesco esfuerzo de desarrollo que requiere soportar este tipo de transacciones, ya que habrá que tratar con múltiples formatos de contenidos, y tipos de dispositivo y de redes inalámbricas. Algunos clientes podrían estar usando teléfonos WAP, mientras que otros podrían provenir del popular servicio i-Mode de la japonesa NTT, ya con planes de operación en Europa. Además, algunos dispositivos conceden mucha importancia a la pantalla, mientras que otros apenas pueden mostrar tres líneas de texto.
Por todo ello, nadie sabe al día de hoy si m-commerce crecerá al mismo ritmo que su antecedente fijo o acabará marchitándose lentamente como la ahora poco popular tecnología push. Incluso los fervientes defensores del comercio móvil muestran reticencias. Patricia Seybold Group, por ejemplo, admite, pese a su optimismo en el futuro, que ha de reevaluar las primeras proyecciones de mercado y el ruido publicitario levantado.

OTRO CANAL
En cualquier caso, casi nadie discute que el comercio electrónico móvil llegará a materializar en alguna forma y en algún momento. Al menos, se convertirá en otro canal de ventas para la corporación moderna.
La cuestión para los ejecutivos TI es cómo proceder. La mayoría de los analistas animan a las empresas a comenzar a experimentar con la tecnología m-commerce con el objetivo de adaptar al mundo inalámbrico al menos una parte de sus sitios Web durante los próximos dos o tres años. Este mensaje debería ser tenido en cuenta especialmente por las firmas financieras que ofrezcan transacciones online, así como las de entretenimiento y viajes (líneas aéreas, hoteles, alquiler de coches).
Las compras por impulso tienen una buena oportunidad en el m-commerce: las compañías de renombre que venden productos relativamente baratos, como CD, libros, flores y alimentos, pueden capitalizar las aplicaciones que ofrecen localización. Sin embargo, sólo las empresas que cuenten con excelentes capacidades tecnológicas y que tengan una gran experiencia y reputación en Internet podrán convertir el comercio electrónico móvil en una estrategia viable.
Por el contrario, las compañías que venden productos caros que implican decisiones de compra no es muy probable que tengan éxito en el m-commerce. Sí, no obstante, si se dedican a crear canales inalámbricos alberga

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