La jerga que nos une
Mi padre me preguntó hace unos años qué era un backup, una palabra que había escuchado varias veces a su secretaria. Cuando le expliqué que se trataba de una copia de seguridad de los datos del ordenador sonrió y dijo “esta chica es boba”. El paso del tiempo ha agravado este problema de comunicación. No se puede informar y, por tanto, educar a los usuarios sobre el phising o el spam. No con esas palabras, que no significan nada para ellos y que resultan difíciles de pronunciar y de recordar. A los andaluces el phising les debe sonar a compadreo, porque en el sur se utiliza mucho el término pisha (en lugar de, por ejemplo, colega o tío), cuando se trata casi de lo contrario: un timo, un fraude, un engaño con fines delictivos; en fin, picaresca en Internet. La protección pasa por la información, qué duda cabe, pero los anuncios de un nuevo caso de pharming perpetrado por phishers que hicieron spam a millones de personas no evitará ni un solo caso de fraude en la Red. Las personas que entiendan esa frase ya están más que advertidas y resabiadas. Al resto, como si les hablan en chino cantonés.
Advierta que muchos de los estafadores que trabajan en Internet maquillan sus mentiras con la cosmética de la jerga informática, la misma que utiliza IBM, Microsoft o Terra para comunicarse con sus clientes. Los internautas han asumido que ese lenguaje endiablado es propio de las nuevas tecnologías, y pasan por un aro que les lleva a una situación muy peligrosa, donde es difícil discernir quién les dice la verdad y quién les miente. ¿No le parecen burdos muchos de los timos que triunfan en la Red? Un internauta que cae en estos engaños es sinónimo de un usuario mal informado y peor formado, y buena parte de culpa reside en no haberle explicado las normas básicas de la seguridad empleando la jerga que nos une a todos: el castellano.