La industria y el mercado deben despejar la confusión que rodea a Utility Computing. Análisis de Ovum

El concepto de Utility Computing ha nacido rodeado de una gran confusión que los proveedores deberán despejar, mientras se preparan para estar en condiciones de ofrecer estos servicios a los usuarios en tiempo real y sin limitaciones.

Los proveedores deben definir mucho más claramente qué entienden por Utility Computing o por servicios bajo demanda en cuanto a la tecnología y la arquitectura de infraestructura subyacente que soportan o soportarán las ofertas de este tipo. Esta es una de las principales conclusiones de un reciente análisis de Ovum, que comienza estableciendo que el punto donde la Utility Computing adquiere sentido pleno es en el contexto del outsourcing, por su capacidad para permitir a los proveedores utilizar nueva capacidad tecnológica para proporcionar a los usuarios un nuevo modelo de precios y la distribución flexible de servicios TIC.
Al día de hoy, como indica la consultora, son muchos los suministradores que hablan del nuevo modelo informático, pero muy pocos los que cuentan con centros de datos capaces de proveer realmente Utility Computing. Según Ovum, esta especie de utopía tecnológica no se convertirá en una realidad hasta el momento en que los proveedores estén preparados para, de manera análoga a la provisión de otras utilities tradicionales, como el gas, el agua o la electricidad), distribuir en tiempo real y sin limitaciones los recursos solicitados por el usuario.

Modelos y áreas de aplicación
En cualquier caso, lo que en opinión de la consultora debe quedar claro al potencial cliente es que el término Utility Computing no hace referencia a ninguna tecnología en sí misma, sino a la creciente demandas de los usuarios por reducir el coste y el riesgo asociado a aquellas tecnologías que no tienen un valor diferenciador para su negocio. Así, la Utility Computing es aplicable, pues, a dos áreas de los recursos TIC bastante precisas. La primera incluye todas aquellas aplicaciones y procesos de negocio que la empresa necesita ejecutar para realizar su actividad al igual que el resto de sus competidores. En cuanto a la segunda, abarca la infraestructura básica, como networking, middleware y almacenamiento– que, como las aplicaciones y los procesos “comunes”, son necesarios pero no constituyen los recursos sobre los que se sustenta la actividad que realmente diferencia a una empresa de otra.
En su análisis, Ovum diferencia tres enfoques diferentes de lo que puede ser un servicio de Utility Computing. El modelo “utility privado” es el que mayor éxito está obteniendo actualmente, y el que la consultora estima que logrará pasar durante los próximos dos años de la fase de proyectos y soluciones pioneras al estado de primeras implementaciones reales. Dirigido a grandes organizaciones con más de mil empleados, satisface los deseos de aquellos clientes que pretenden racionalizar, centralizar y estandarizar la gestión de sus TI.
Esta aproximación se adapta a la tendencia creciente en los departamentos TI de grandes empresas a verse a sí mismos como proveedores de servicios de utility internos para las diferentes líneas de negocio de las organizaciones para las que trabajan, convirtiéndose así en un recurso especialmente susceptible de ser externalizado. El objetivo es crear una infraestructura interna y privada capaz de ofrecer funcionalidades tipo utility, como la medición del nivel de utilización de los recursos o su asignación dinámica bajo demanda.
Para los proveedores de outsourcing este modelo puede representar una oportunidad de negocio, dado que la mayoría de las empresas se sienten más seguras si es una compañía de servicios externas TI la que gestiona su sistema de Utility Computing privado. Algunas organizaciones han emprendido ya el camino, pero pocas lo han hecho sin la ayuda de una compañía de servicios.
El problema del enfoque de utility privada es su limitación. Una vez ha sido adoptado y reducidos los costes operativos, y en nada menos que entre un 30 y un 50%, resulta muy difícil que la compañía de servicios TI pueda seguir disminuyendo el gasto del cliente ilimitadamente.

Modelo compartido
El segundo tipo de Utility Computing diferenciado por Ovum en su análisis es el compartido. En este modelo, un creciente número de elementos de la infraestructura TI son ofrecidos como un recurso compartido entre diversas empresas. Aunque muy prometedor, esta oferta será más difícil de vender, dado que la compañía de servicios TI deberá comercializar su propuesta de utility TI como un producto, no ya como un servicio. Así, para el suministrador de servicios convencional supone un cambio del papel que ha venido representando hasta ahora, y exige, por tanto, transformaciones fundamentales en sus sistemas de ventas y marketing.
En los mercados de las utilities, sólo es posible la diferenciación mediante la reducción del coste para el cliente, ya sea en precios de adquisición del servicio o en costes de operación de los recursos. Pero, por definición, el valor añadido no tiene sentido en este enfoque, y es precisamente este tipo de valor el que hasta ahora ha dirigido las estrategias de marketing de los proveedores de servicios TI profesionales.

Business Utility
En el tercer y último modelo distinguido en el análisis, “business utility”, las empresas optan por recurrir a la externalización y contratación en forma de utility de determinados procesos de negocio. No es nada nuevo. Se trata, en realidad, del modelo de outsourcing más maduro en el mercado. Sirva de ejemplo la gestión de nóminas que, a partir de un determinando tamaño, se ha convertido en un tipo de procesos mayoritariamente externalizado, y con gran éxito. Lo novedoso es su aplicación sobre la base de las TIC.
Las oportunidades de este modelo para las firmas de servicios TI son, según Ovum, especialmente prometedoras, dado que se encuentran más en línea con sus actuales modos de operación, donde el conocimiento de los mercados verticales y la relación con el cliente constituyen valores incuestionables.
La manera típica de crear una proposición de business utility se basa en las relaciones de cliente ya existentes, sacando partido del conocimiento de sus procesos. Es difícil que este tipo de ofertas prosperen a no ser que exista una base de clientes previa que confíe en las capacidades del proveedor de servicios en el área de procesos concreta para la que se esté planteando su externalización. Exige, además, comprender bien el negocio del cliente y del mercado en el que actúa.


Requisitos del suministro de Utility Computing
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La distribución de servicios bajo el modelo de utility debe cumplir las siguientes características.
- La relación entre cliente y proveedor debe ser definida mediante un acuerdo de nivel de servicio (SLA), teniendo en cuenta métricas de utilización con un nivel de detalle que sólo es posible conseguir con las redes IP.
- El medio subyacente que soporta la distribución ha de ser transparente para el usuario.
- Debe ser provisto de un modo dinámico, con un coste basado en el consumo efectivo.
- Ha de ser distribuido mediante una interfaz estándar.
- Sólo adquiere valor si el proveedor logra reducir la carga de trabajo y los costes del cliente. Para ello, deberá aprovechar las economías de escala que Internet y los avances en

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