El señuelo

Telefónica reunió a cientos de inversores y analistas en la ciudad de Sevilla a comienzos de marzo. Era la II Conferencia Internacional para inversores de la compañía, en la que como en la edición anterior, celebrada en Río de Janeiro, el grupo hizo un amplio repaso a la estrategia de futuro. El nuevo plan de negocio que ha diseñado César Alierta, presidente del grupo, pasa por crecer a ritmos de dos dígitos tanto en ingresos como en resultados operativos de aquí al año 2005.
Entre las armas que utilizará la compañía para conseguir sus objetivos de crecimiento estará la compra de compañías en Latinoamérica, Europa y Cuenca Mediterránea. Según indicó Alierta a los analistas e inversores, serán compras selectivas. Nada de grandes y espectaculares fusiones o acuerdos como los que diseñó su antecesor en el cargo, Juan Villalonga. La compra de empresas de tamaño medio, o “selectivas”, según las palabras de los mismos responsables de Telefónica, no es algo nuevo que se haya dado a conocer este año. En la I Conferencia Internacional para inversores de Río de Janeiro, Telefónica ya anunció que realizaría este tipo de adquisiciones, algo que se ha cumplido a medias y en el último momento.
Alierta es consciente que la estrategia de Telefónica empieza a ser criticada por los analistas e inversores, que ven que no está aprovechando en toda su esencia la excelente situación financiera que tiene. Mientras sus homólogos europeos han entrado en una escalada de pérdidas multimillonarias, Telefónica luce beneficios. Mientras que otros competidores se hunden en bolsa, Telefónica mantiene el tipo. Y mientras otros venden activos a la velocidad del rayo para salvar sus cuentas, Telefónica lo está haciendo de forma ordenada. Sin embargo, la compañía ha sido incapaz de realizar ninguna de esas compras que ya anunció Alierta hace un año. Tan sólo ha sacado adelante la adquisición del operador de móviles Pegaso en México. Según algunas fuentes, el hecho de que esta operación se anunciara en Sevilla no es casualidad. De forma apresurada, se tuvo que completar para que estuviera lista para la II Conferencia de analista e inversores de Sevilla. Los responsables de Telefónica eran conscientes de que no podían acudir a la conferencia exactamente con el mismo mensaje que hace un año pero sin resultados. De hecho, todos los resortes de comunicación internos de la compañía se movieron para que el anuncio de la operación de compra de Pegaso se presentara desde la corporación, no desde la filial Telefónica Móviles, que es la que realiza la operación.
Alierta es consciente que no puede afrontar un año más de inactividad sin ninguna contraprestación para los accionistas. De ahí que Sevilla haya supuesto un giro de ciento ochenta grados en un aspecto crucial como es la retribución a los inversores. Alierta ha transmitido el mensaje de que los accionistas recibirán el próximo año un dividendo especial si la compañía no consigue realizar ninguna de esas compras selectivas prometidas. El dividendo especial, en forma de pago único, estará al margen de la habitual retribución en forma de acciones gratuitas que los accionistas reciben cada año. Está por ver hasta qué punto esta retribución extraordinaria es un simple señuelo o realmente se cumplirá.

A perro flaco, todo pulgas
El hecho de que todas las compañías de telecomunicaciones están atravesando malos tiempos en general, y en España en particular, no es novedad. Sí lo es el hecho de que lo peor no ha pasado y está por llegar, sobre todo en el mercado español. Decenas de competidores de Telefónica acumulan cientos de millones de euros de deudas frente a esta compañía en forma de facturas de interconexión. La crisis del mercado ha hecho que los rivales de Telefónica (todos con la excepción de los más grandes, que cumplen con los pagos en su fecha) han hecho de las facturas de interconexión, o alquiler de redes, una fuente fundamental para sostener sus cuentas. ¿Cómo? Con una fórmula sencilla. La interconexión es un servicio que Telefónica tiene que dar obligatoriamente por ley a los competidores. De ahí que si no le pagan, el operador no pueda cortar el servicio unilateralmente. De hecho, algunos competidores se apoyan en esta obligatoriedad para no pagar a Telefónica durante meses. Algunos, incluso, no han pagado por este concepto al ex monopolio desde hace años, cuando empezaron a operar. Harta de esta situación, Telefónica ha decidido acudir a la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones cada vez que se enfrente a un moroso de difícil cobro, para el que pedirá cortar el servicio de forma inmediata, sin esperar una negociación para el cobro de la deuda.
Según algunas fuentes, la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones ha cambiado radicalmente su postura con respecto a este tipo de impagos, y lejos de actuar en contra de Telefónica, ahora está más decidida a darle la razón. Es muy probable que en los próximos meses se asista a una cascada de reclamaciones por parte de la compañía ante la Comisión para cortar el servicio a numerosas compañías y que la Comisión le autorice por la vía de urgencia a hacerlo. Esto dejará a muchos operadores rivales de Telefónica sin servicio y, dada su crítica situación financiera, sin posibilidad de seguir adelante.

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