Desarrollo de aplicaciones móviles: un sector con turbulencias

En busca de su “killer application” y en espera de que el m-commerce y la 3G se conviertan por fin en realidad, las firmas desarrolladoras de aplicaciones móviles se mueven todavía entre serias turbulencias que les impiden explotar todo el potencial de este incipiente mercado. Así se desprende de la primera encuesta mundial realizada en este sector, llevada a cabo por Booz Allen Hamilton en 2001. En el estudio participan 180 de estas nuevas compañías de Reino Unido, Francia, Alemania, Países Bajos, Escandinavia y Estados Unidos.

Cuando aún no se ha asentado la polvareda levantada por la caída de las firmas punto.com, está apareciendo en el escenario de las telecomunicaciones una nueva ola de empresas de reciente creación, respaldadas financieramente por las compañías de capital de riesgo. Se trata de los desarrolladores de aplicaciones móviles (DAM), empresas que están trabajando para incorporar funciones inteligentes a los teléfonos móviles con el fin de convertir los tradicionales terminales de voz en herramientas de negocios, herramientas de pago de transacciones, agendas personales, dispositivos de juego interconectados y lectores de códigos de barras. Todas estas funciones serán la clave para hacer realidad la promesa de la nueva generación de comunicaciones móviles de datos. Sin embargo, el primer estudio mundial sobre el sector, realizado por Booz Allen Hamilton, revela que esta industria, todavía vulnerable, está sometida a fuerzas turbulentas que parecen impedirle reaccionar con rapidez ante las oportunidades que se le presentan.
El desarrollo de nuevas aplicaciones de voz, datos y vídeo es fundamental para el sector. La “e-cumbre” de líderes europeos celebrada en Lisboa en marzo de 2000 confirmó que la parte de e-commerce correspondiente a comunicaciones móviles, o “m-commerce”, podría ser la clave para que Europa lograra cerrar el diferencial cada vez mayor que le separa de Estados Unidos en cuanto al desarrollo de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación). Se trata además de un mercado gigantesco: se estima que el mercado de las comunicaciones móviles de datos alcanzará los 30.000 millones de dólares en 2004, momento en que los principales operadores móviles prevén que entre un 20% y un 40% de sus ingresos procederán de la comunicación de datos.

En busca de la “killer application”
Sin embargo, siguen sin aparecer las “killer applications”, aquellas por las que los clientes estarán dispuestos a pagar por su utilización. Una de las razones es la tecnología, dada la incapacidad actual de los terminales para proporcionar experiencias de uso atractivas, así como de las redes para transmitir datos a alta velocidad. Pero una razón más poderosa parece ser el hecho de que ninguna de las empresas ya establecidas sea capaz de agrupar y combinar con facilidad todos los conocimientos y capacidades necesarios para ofrecer múltiples productos y servicios: los fabricantes de terminales móviles carecen de los conocimientos necesarios para crear contenido para los dispositivos que fabrican, las empresas de software y de medios están intentando aún encontrar puntos de entrada, y los operadores móviles carecen de las habilidades suficientes para ofrecer mucho más que la comunicación básica.
No en vano este nuevo entorno requiere que las empresas de todas las áreas se salgan de los límites tradicionales de su actividad o competencia, definiendo nuevos modelos de negocio y estableciendo acuerdos de colaboración y alianzas. Al mismo tiempo, es un entorno de gran incertidumbre, en el que las formas tradicionales de innovación lineal –investigación a gran escala seguida de desarrollo y tests también a gran escala– corren el riesgo de no alcanzar el objetivo. Aquí, la innovación se basa en primero lanzar y después aprender. Y también en hacer apuestas.
En este contexto, la clave del éxito para todas las empresas participantes en este mercado podría residir en un factor inesperado. Tras el desastre de las empresas punto.com, está surgiendo una nueva generación de start-ups dedicadas al desarrollo de aplicaciones móviles bien capacitadas técnicamente, financiadas por compañías de capital de riesgo y claramente orientadas al B2B, que se están enfocando en poder ofrecer lo que esperan que sean “killer applications” móviles. Existen ya unas 3.000 de estas empresas en el mundo, la mayoría con menos de 2 años de vida y menos de 40 empleados por término medio.
Esta nueva industria podría poseer la clave que liberará todo el valor potencial de las comunicaciones móviles de datos. Para las empresas ya establecidas, la capacidad de encauzar la potencia innovadora de estas pequeñas nuevas empresas podría representar la diferencia entre el éxito y el fracaso. Sin embargo, la encuesta de Booz Allen Hamilton muestra que muchas firmas líderes no sólo parecen tener dificultades para dominar esta nueva industria, sino que la están asfixiando sin saberlo.

Modelos de negocio
Todas las empresas de desarrollo de aplicaciones móviles deben “insertarse” en la cadena de valor de los datos móviles en el espacio comprendido entre los principales fabricantes de equipos, los operadores de red, las empresas de integración de sistemas y las empresas de software. Y lo están consiguiendo con una habilidad considerable, generando una rica variedad de modelos de negocio.
El grupo más importante de empresas ha sido clasificado por Booz Allen como “facilitadores” de datos, es decir, empresas que ofrecen una tecnología clave que hace posible otra aplicación, como los autores de sistemas de pago, protocolos de seguridad y plataformas de middleware. También pertenecen a este grupo los proveedores de tecnología de servicios basados en la localización, es decir, tecnología que permite que el usuario de un dispositivo móvil reciba información orientada geográficamente en la forma correspondiente (por ejemplo, instrucciones para acceder a la gasolinera más próxima, un cupón de descuento de una tienda cercana, etc.). Estas compañías son las que tienen los modelos B2B más claros, tratando sólo con otras empresas del mundo de las comunicaciones móviles.
En segundo lugar, los desarrolladores de aplicaciones móviles de empresas ofrecen un producto o servicio que permite a una corporación (como un banco, una petrolera o una compañía ferroviaria) transformar en móvil directamente uno de sus sistemas. Por ejemplo, la empresa austriaca OME AG crea interfaces móviles para conectarse con los ERP de las empresas.
Los desarrolladores de aplicaciones móviles comerciales, por su parte, difieren en el hecho de que su aplicación es utilizada no para sistemas internos, sino por un intermediario, con el fin de prestar un servicio a un usuario final. Sirva de ejemplo el caso de la alemana C-Com One, que proporciona un conjunto de paquetes de software multiacceso para compañías de ventas al por menor, compañías de medios e incluso operadores de telecomunicaciones, a fin de que puedan promocionar sus productos entre sus clientes a través de teléfonos móviles. El factor clave es aquí el marketing “one-to-one”, posible gracias a las características únicas de los terminales móviles.
Las empresas de contenidos, que forman sólo

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