Burbuja, suma y sigue

El sector de telecomunicaciones empieza a teñirse de un optimismo renovado. Foros como el de Aniel en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, en septiembre, o el de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD) en Madrid en noviembre, son una muestra. La pregunta es si ese optimismo se apoya en datos concretos, o por el contrario, es más un deseo que una realidad. Es cierto que la banda ancha, o servicios de acceso a Internet a alta velocidad, empieza a tirar con fuerza. En octubre, se alcanzó un récord de altas de contratación, con 90.000 nuevos ADSL de Telefónica, y cerca de 45.000 nuevas conexiones de los operadores de cable. Al final de año, en España se superarán los dos millones de accesos de banda ancha en sus distintas modalidades. El dato es incontestable. Sin embargo, es conveniente que el sector no caiga en la trampa de siempre: sobredosis de ilusión. Detrás de ese récord se esconde una guerra sin cuartel. Las ofertas de ADSL, con todo tipo de reclamos, regalos y bajada de precios, están a la orden del día. El sector puede empezar a matar la gallina de los huevos de oro antes de que sea productiva. Es cierto que hay que desarrollar el mercado, y crear una base amplia de usuarios. Pero hay que hacerlo con cuidado, y estrangular los márgenes, sobre todo cuando el futuro es incierto.
En las jornadas de la APD, Carlos López Blanco, secretario de Estado de Comunicaciones, dijo con acierto que la banda ancha se enfrenta a un problema: el desarrollo de los contenidos. Telefónica tiene planes muy ambiciosos para su ADSL y aspira a conseguir más de seis millones de conexiones hasta 2006. Quiere más que triplicar su base actual. El plan pasa por dar la vuelta a la balanza de ingresos y que los ingresos de ADSL se repartan al 50% entre contenidos y acceso; el acceso es ahora más del 80%. El problema es que aún no se ha desarrollado un modelo de negocio sólido de cómo tienen que afrontar las operadoras el siempre problemático tema de los contenidos. Hace años, se habló hasta la saciedad de convergencia. La idea se demostró impracticable.

Una industria aún pesimista
Situaciones como la de ADSL son equivalentes a UMTS. Por enésima vez, Telefónica Móviles y Vodafone, y en menor medida Amena, han lanzado la idea de que UMTS ya funciona y que está en fase precomercial, algo que muy pocos agraciados han podido comprobar.
El optimismo debe ser una filosofía esencial de negocio, pero el sector debería estar escarmentado y no caer en la tentación de dejar crecer nuevas burbujas. Sobre todo cuando hay problemas que se mantienen. El optimismo que respiran las operadoras choca con el pesimismo en el que todavía vive la base industrial. Empresas como Alcatel y Ericsson han recortado drásticamente sus plantillas después de duros ajustes que en algunos casos parecen no haber terminado. La plantilla de Ericsson, después de los expedientes de regulación de los dos últimos años, aún espera que los recortes sigan el próximo año, bien con bajas individuales o con un nuevo expediente, siempre dentro del proceso de ajuste de su matriz, que espera reducir más de seis mil puestos de trabajo.

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Fernando Rubio Román, CTO de Microsoft España. TECNOLOGÍA
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