Alierta, el póquer y la timba lusa
Antes incluso de hacerse oficialmente con PT, y mandar en ella, Sonae, socio de France Telecom en Portugal, ha venido trasladando a los medios la sutil idea de que en Vivo, o en Meditel, convivir con Telefónica, “a la que le gusta mandar”, no va a ser posible. Sólo queda que uno le compre al otro. Es aquí donde llega lo mejor del póquer del mentiroso. Lo que hay sobre el tapete verde es Vivo y Meditel. El que quiere vender, léase, Portugal Telecom, debe dar la impresión de que no lo necesita, e incluso que iría sobrado en caso de tener que comprar. Y el que quiere comprar, es decir, Telefónica, debe dar la impresión de que no lo ansía, y que llegado el caso, tendría músculo financiero suficiente para afrontar la compra. En el póquer suele ocurrir que gana el que mejor disimula. La partida lusa ha llegado en un momento de máximo endeudamiento de Telefónica por sus aventuras europeas (O2 entre otras), y deja a la operadora española en posición desventajosa para negociar. Por otra parte, los pactos accionariales previos firmados con Portugal Telecom en Vivo y en Meditel hacen más complicado la solución en Brasil que en Marruecos. En Vivo, Telefónica tiene una opción de venta de su participación, pero no una opción de compra de la participación de Portugal Telecom en caso de cambio de dueño de la operadora. En Meditel están ambas opciones, e incluso la segunda, con un descuento sobre el precio de mercado del 10%.
La misteriosa resurrección de Vitelcom. Hace años, Vitelcom puso la primera piedra de un ambicioso proyecto para establecerse en el parque tecnológico de Málaga. Aunque aparentemente solo les unía su relación comercial, Telefónica Móviles, y sus por entonces flamantes directivos, como Luis Lada, actuaron como maestros de ceremonias. Al cabo de un tiempo, sin embargo, Vitelcom entró en crisis, precisamente por perder buena parte de los pedidos de su principal cliente, Telefónica. Algo debió haberse estropeado en la relación comercial, apuntalada siempre con unas relaciones amistosas que nunca quedaron del todo suficientemente explicadas.
Al igual que la ruptura. Hace pocas semanas, y con la misma discreción con la que en su día Telefónica enfrió sus relaciones con Vitelcom, las dos empresas las han recompuesto. Hasta tal punto, que en el último momento, y cuando Vitelcom ya era una gran preocupación para la Junta de Andalucía, la Telefónica de Alierta ha aparecido como el gran príncipe azul, con pedidos de nueve millones de móviles en tres años, que actuarán de cimientos de un nuevo plan de viabilidad del grupo. Es de suponer que la Junta se lo tendrá en cuenta a Alierta.