(Opinión) El regalo tecnológico
La relación entre los profesionales de la sanidad y las empresas farmacéuticas ha provocado más de un escándalo en nuestro país, incluyendo detenciones y penas en firme en los casos más sangrantes. Aunque no resulta tan frecuente como antaño el tarugueo -en el argot sanitario, la entrega de dinero a cambio de recetar ciertos medicamentos- los regalos, de todo tipo, por parte de los visitadores médicos no ha parado de crecer. Resulta obvio que, si la poderosa industria farmaceútica mantiene estas continuas dádivas con los médicos, es por su innegable influencia a la hora de recetar sus productos. Sería ingenuo pensar que los profesionales de las TIC somos inmunes a similares artimañas. Ahí tiene esos eventos con mucho ruido y pocas nueces. Los grandes salones en hoteles de lujo, las comidas suntuosas o el mundial de fútbol nada tienen que ver con unas jornadas técnicas medianamente serias, pero con estos fuegos artificiales se tiene el éxito de asistencia asegurado, aunque los ponentes aburran a las ovejas eléctricas ¿Qué importa lo que se diga o cómo se diga si hubo suficiente dinero para comprar y colocar una gran zanahoria delante del asno? Como la costumbre hace ley, será difícil encontrar durante el tiempo que dure este ciclo de bonanza propuestas serias, cuyo atractivo se base en contenidos de calidad, y que no necesiten regalar nada que no sea conocimiento bien organizado y mejor transmitido. Para terminar, no olvide que las jornadas técnicas siempre se organizan en días laborales, y que ninguna empresa de tecnología, por motivos obvios, contrata a sus empleados para degustar vinos ni para dar vueltas a un circuito de velocidad.
Jaime Fernández
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