La Unión Europea aprueba la fusión de Vodafone y Mannesmann
La Comisión Europea aprobó ayer la operación de compra de Mannesmann por Vodafone Airtouch. Sin embargo, ha puesto como condiciones el compromiso de independizar el negocio de Orange y de facilitar, durante tres años, el acceso de otros operadores móviles a su red y a sus servicios como mayorista.
El visto bueno de la Comisión permitirá a las compañías continuar con el proceso de fusión, valorado en 180.000 millones euros, cuyo resultado será la aparición de la mayor firma de comunicaciones móviles en todo el mundo.
"Nuestra visión es que esta sociedad beneficiará al cliente permitiéndole utilizar servicios realmente paneuropeos, pero se convierte en algo delicado ya que hemos de garantizar que este beneficio no traerá consigo una situación de dominio en el mercado", declaró Mario Monti, comisario europeo para la Competencia.
En la medida en que la nueva operadora resultante de la fusión será la única capaz de suministrar servicios móviles paneuropeos, la comisión ha impuesto a Vodafone la obligación de ofrecer acceso a su red a sus competidores durante los próximos tres años.
El límite de tiempo puesto a esta condición, sin embargo, refleja el deseo de la Comisión de incentivar la construcción de redes alternativas por parte del resto de operadores.
Otra de las preocupaciones de la Comisión está relacionada con el riesgo que supone el solapamiento de la actividad de ambas compañías en determinados ámbitos. Esta circunstancia podría derivar en la reducción de la competencia en dichas áreas como operación de red, suministro de servicios globales, conexiones de fijo a móvil, o alternativas de itinerancia. Para solventar este obstáculo, Vodafone ha aceptado segregar Orange y todas sus filiales en una entidad independiente. Queda en manos de la compañía la forma concreta de llevar a cabo esta condición, ya sea vendiendo la empresa o dejando sus acciones en manos de los actuales accionistas. "En cualquiera de estos casos", señala Monti, Orange se convertiría en un viable competidor de la nueva compañía".
"Nuestra visión es que esta sociedad beneficiará al cliente permitiéndole utilizar servicios realmente paneuropeos, pero se convierte en algo delicado ya que hemos de garantizar que este beneficio no traerá consigo una situación de dominio en el mercado", declaró Mario Monti, comisario europeo para la Competencia.
En la medida en que la nueva operadora resultante de la fusión será la única capaz de suministrar servicios móviles paneuropeos, la comisión ha impuesto a Vodafone la obligación de ofrecer acceso a su red a sus competidores durante los próximos tres años.
El límite de tiempo puesto a esta condición, sin embargo, refleja el deseo de la Comisión de incentivar la construcción de redes alternativas por parte del resto de operadores.
Otra de las preocupaciones de la Comisión está relacionada con el riesgo que supone el solapamiento de la actividad de ambas compañías en determinados ámbitos. Esta circunstancia podría derivar en la reducción de la competencia en dichas áreas como operación de red, suministro de servicios globales, conexiones de fijo a móvil, o alternativas de itinerancia. Para solventar este obstáculo, Vodafone ha aceptado segregar Orange y todas sus filiales en una entidad independiente. Queda en manos de la compañía la forma concreta de llevar a cabo esta condición, ya sea vendiendo la empresa o dejando sus acciones en manos de los actuales accionistas. "En cualquiera de estos casos", señala Monti, Orange se convertiría en un viable competidor de la nueva compañía".
