(Análisis) En el callejón del gato


La encuesta anual de la AIMC sobre el uso de Internet en España incluye una pregunta muy jugosa: “¿Cuál cree que es su grado de conocimiento de la informática en general?”. Sin entrar a valorar la conveniencia de pedir la opinión a una persona sobre sí misma, llama la atención que en 2006 casi la mitad de los 50.000 encuestados se consideraban usuarios avanzados o expertos. Por otra parte, más de la mitad de los internautas que participaron en la encuesta reconoce que su ordenador estuvo infectado por uno o más virus durante el pasado año.

Se puede llegar a la triste conclusión de que sólo los usuarios avanzados y expertos son capaces de cumplir unas normas mínimas de seguridad, y que ha sido el resto de encuestados, esto es, los principiantes o con conocimientos medios de informática, los que se han visto infectados. Esta clasificación, si fuera cierta, invitaría a una amplia reflexión sobre qué conocimientos y cuánta experiencia en informática precisa una persona para proteger su ordenador dentro de unos márgenes razonable. Pero la verdad es otra, por muy asombroso que pueda parecer.

La AIMC ofrece en su sitio web una herramienta que permite cruzar datos de la encuesta; por ejemplo, se puede averiguar cuántos usuarios expertos fueron visitados por uno o más virus, y cuántos no lo fueron. Lo mismo se puede saber de los principiantes. Y el resultado no deja de pasmar: el porcentaje de expertos o de principiantes en uno u otro grupo es casi el mismo. Por tanto, los entrevistados parece que no consideran la seguridad como una de los aspectos claves de la sapiencia informática. ¿Quién les ha llevado al callejón del gato para que vean una imagen suya tan deformada? ¿No es un esperpento que alguien se presente como un gurú de la Red cuando su portátil es pasto de los virus?

La seguridad es incómoda, ya lo dijo alguien. A pesar de ello, muchas empresas informáticas venden productos seguros aunque cómodos, además de muy fáciles de usar y tirar. Es una pena que la tecnología actual no pueda, de ningún modo, garantizar un mínimo de seguridad sin la participación activa y continua de sus usuarios, mucho más si se trata de sistemas o aplicaciones relacionados con Internet. Pero, a decir verdad, esto no resulta cómodo, ni atractivo ni sugerente.

Un profesional de la informática sabe que un ordenador conectado a la Red se parece mucho más a un bonsai que a una cadena de música. Lástima que al PC no se le caigan las teclas ni se quede mustio cuando se convierte en un zombi controlado por cualquier delincuente. Si, fuera así la capital del estado iba a sufrir una enorme caída de la tecla en plena primavera, porque Madrid, según un reciente estudio de Symantec, es la ciudad del mundo que cuenta con un mayor número de ordenadores zombis.

Pero a los madrileños, y al resto de internautas españoles, les han puesto delante un espejo cóncavo donde su imagen se distorsiona, y cuando les preguntan sobre sus conocimientos de informática se declaran usuarios avanzados, incluso expertos, pero no se ruborizan al admitir, un minuto después, su incapacidad para salvaguardar la integridad de su ordenador. No existe un camino fácil para mejorar esta situación, porque el primer paso es sacar a los internautas del callejón del gato donde habitan y explicarles la dura realidad, esa que les obliga a preocuparse por la seguridad de sus equipos constantemente. ¿Quién pone el cascabel al gato?


Jaime Fernández
tnt@idg.es


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