Comunicaciones

Adeces reclama una competencia que fomente la inversión en NGN

El desarrollo de las redes de alta capacidad está en pleno debate europeo. Adeces aboga porque las autoridades europeas y los reguladores nacionales dejen "de hacer juegos malabares" con la política de telecomunicaciones, mantengan la neutralidad y establezcan unas reglas que incentiven la inversión para fomentar la competencia en redes.

La Asociación pro Derechos Civiles, Económicos y Sociales, Adeces, aboga por una competencia “sin paños calientes” en las redes de alta capacidad como alternativa al riesgo de saturación de Internet. Las infraestructuras actuales muestran signos de agotamiento y el futuro se encuentra en las redes de alta capacidad. El problema reside en la inversión que se ha de realizar para desarrollar estas nuevas infraestructuras, en quién las va a realizar y en que condiciones.

Adeces piensa que el modelo de competencia en servicios sustentado sobre la misma red, debe dejar paso a un nuevo modelo basado en la competencia “sin paños calientes” en las redes de alta capacidad que fomente el impulso de servicios, aplicaciones y contenidos, y permita un mayor desarrollo de la Sociedad de la Información.

Según Cisco, en 2011 el tránsito mundial de Internet será cuatro veces más que el registrado en 2006. ATT señala que un año antes pueden comenzar a aparecer claros síntomas del colapso si no se mejora la red, para lo que se necesitan unas inversiones globales de 130.000 millones de dólares. Pocos discuten que las redes de alta capacidad son la solución para abordar la creciente demanda y la proliferación de contenidos que requieren cada vez mayor ancho de banda, sin embargo el núcleo de la discusión es cómo se abordan esas inversiones, quién las realiza y en qué condiciones. Y es en este marco en el que surge la consulta europea sobre el acceso a las redes de nueva generación, que permiten una velocidad de descarga de más de 80 Mbps.

Para Adeces es el momento de que las autoridades europeas y los reguladores nacionales “dejen de hacer juegos malabares” con la política de telecomunicaciones, mantengan la neutralidad y establezcan unas reglas que incentiven la inversión para fomentar la competencia en redes.

Esto ya lo hizo EE.UU hace cuatro años. Eximió a los operadores de la obligación de compartir las nuevas infraestructuras. Y lo mismo hizo. Sólo una operadora en el mercado americano (SBC) da cobertura de banda ancha de alta capacidad a 18 millones de hogares, mientras que en Europa no se alcanzan los dos millones de abonados.

La alternativa a la competencia en infraestructuras es compartir las redes, algo difícil de encajar teniendo en cuenta que no se trata de las infraestructuras existentes de los ex monopolios, sino de una infraestructura de nueva creación.

El Reino Unido hasta ahora ha permitido a BT y Virgin ejecutar un proyecto que llevará la alta capacidad a la mitad de la población. Sin embargo, estudia crear una tasa anual de siete euros por usuario de teléfono para impulsar el desarrollo de las redes de alta capacidad (177 millones al año). Adeces cree que este sistema puede ser tan deficiente que la extensión de la alta capacidad se retrase más de 10 años.

En este debate es necesario que los usuarios de Internet y sus asociaciones participen de un modo activo y tomen partido entre un modelo que ha demostrado sus limitaciones en cuanto a la inversión y la innovación (redes compartidas) y otro que tiene sus inconvenientes, pero que representa un solución al riesgo de saturación y favorece los desarrollos de aplicaciones y contenidos.



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